SOCIEDAD › LA MUERTE A BALAZOS EN 2008 DE TRES EMPRESARIOS SOSPECHADOS
Los encontraron baleados en un zanjón de General Rodríguez y la investigación llevó a un laboratorio de efedrina de narcos mexicanos. El difícil trabajo de desenredar un caso con muchas hipótesis y pocos detenidos.
El Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Mercedes escuchará a partir de mañana más de 400 testimonios por el triple crimen de los empresarios Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, perpetrado en 2008 en General Rodríguez. Para el fiscal Juan Ignacio Vidone, el móvil de la masacre tiene tres aristas: los negocios que realizaba una de las víctimas en mesas de dinero, la compraventa de medicamentos truchos y el tráfico ilegal de efedrina junto a narcos mexicanos. Los asesinatos destaparon parte del circuito del tráfico de efedrina y llevaron a descubrir un laboratorio operado por narcos mexicanos en Ingeniero Maschwitz. Uno de los imputados habló con la prensa desde la cárcel y advirtió que dará nombres “para que se sepa la verdad”.
Todo comenzó el 7 de agosto de 2008 cuando los tres empresarios se encontraron en el hipermercado Walmart de Sarandí, aparentemente “para participar de una reunión vinculada con la venta ilegal de efedrina”, detalla la elevación a juicio de la causa. Aquel día, ninguno de los tres regresó a su hogar. Lo siguiente que se supo de ellos fue que la policía los encontró en un zanjón de General Rodríguez seis días después. Todos baleados y con signos de haber sido maniatados por la espalda.
La reconstrucción de los hechos es una madeja de hilos a desenredar para los jueces a cargo de la causa: Fernando Bustos Berrondo, Graciela Larroque y Marco Barski. Los suicidios de los testigos Ariel Vilán y Emilio Marcos, tiempo después de que los cuerpos fueron encontrados, ayudaron a complicar la causa. Lo que se supone que sucedió es que, desde el supermercado, las tres personas fueron llevadas –resta determinar si por la fuerza o por voluntad propia– hasta la casa de Cristian Lanatta, en Quilmes. Lo que resta también saber es en qué momento se cometieron los asesinatos, ya que las pesquisas no fueron claras durante la etapa de instrucción del juicio. Marcos, que se suicidó en una situación al menos sospechosa, trabajaba en una farmacia vinculada a Forza y declaró que escuchó de boca de su jefe y de Ferrón que estaban siendo amenazados por un empresario del rubro y temían que les pasara algo.
Sobre los que estarán en el banquillo de los acusados pesa la misma imputación. Todos están acusados de ser coautores de “privación ilegal de la libertad agravada por su comisión mediante violencia y amenazas, en concurso real con homicidio agravado por su comisión con ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de más de dos personas, todos enlazados materialmente entre sí”. Sin embargo, sólo Martín Lanatta se encuentra detenido. El resto goza de la “falta de mérito”. Su hermano Cristian cumple con prisión domiciliaria, mientras que Víctor y Marcelo Schillaci permanecen en libertad. En tanto, Ibar Esteban Pérez Corradi, el empresario acusado de ser el autor intelectual, está prófugo desde marzo de este año, cuando la Justicia mercedina ordenó su detención. Tiene pedido de captura internacional y es buscado por Interpol.
La versión oficial del orden en el que se sucedieron los hechos –basada en la autopsia– apunta que las tres víctimas fueron asesinadas a balazos entre 36 y 48 horas antes de que se encontraran los cuerpos. Luego los habrían guardado en un freezer hasta que los tiraron al zanjón inundado. Los tres estaban limpios y afeitados. Otro hecho que despertó controversia es que el día en que fueron encontrados, la camioneta de Ferrón fue hallada calcinada en Flores y el auto de Forza, estacionado en Constitución.
“Por suerte arranca el juicio el lunes, que es donde se va a demostrar toda la verdad y se van a dar cuenta de quiénes son los responsables”, dijo Lanatta desde la cárcel de Mercedes. El imputado adelantó que dará un nombre clave “que va a decir cómo fueron los hechos” y que, aseveró, “involucra a la policía y a personas del poder político-judicial” de la zona de General Rodríguez que tendrían relación con organismos de Mercedes y Rodríguez. Lo que el tribunal deberá desentramar es si los hombres fueron asesinados porque no cumplieron con un trato con los mexicanos, si adulteraron la partida de efedrina a entregar o si la delación del laboratorio ilegal en Maschwitz a la policía fue el desencadenante.
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