SOCIEDAD › CRECE LA PRODUCCIóN EN LAS FáBRICAS VINCULADAS CON ACTIVIDADES MILITARES
En el Día de la Industria, responsables de las empresas destacaron el crecimiento del sector tras la fuerte inversión del Estado.
› Por Eduardo Videla
En cinco años, el Complejo Industrial Naval (astilleros Tandanor y Almirante Storni) aumentó su facturación de cinco millones a 1190 millones de dólares anuales. En el mismo lapso, Fabricaciones Militares incrementó la producción de municiones de 3 a 18,5 millones por año. Para el año próximo, la empresa Invap va a completar la provisión de 22 radares secundarios para los aeropuertos de todo el país y en dos años más habrá entregado siete radares primarios para detectar vuelos irregulares. La Fábrica Argentina de Aviones está a punto de iniciar la fabricación de partes del avión de carga KC390, que producirá la brasileña Embraer, tercera empresa más grande en su rubro a nivel mundial. Los datos son sólo algunos de los que ayer dieron a conocer directivos de cada una de esas empresas estatales, nucleadas en el Sistema de Producción para la Defensa Nacional, en ocasión de celebrar el Día de la Industria, en la ciudad de Córdoba.
No es que la Argentina haya entrado en una carrera armamentista sino, más bien, de una apuesta a la producción nacional para sustituir importaciones y aprovechar capacidades instaladas que habían quedado en el abandono. “Teníamos que comprar afuera casi todos los insumos básicos, hasta que se tomó la decisión política de garantizar la defensa nacional con industria y desarrollos argentinos”, destacó el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, durante una recorrida en la Fábrica de Aviones.
Uno de los casos más notorios de recuperación de una industria desguazada es la de Tandanor, que después de un siglo de existencia fue privatizada en los ’90, quebró en 1999 y fue sostenida por sus trabajadores hasta que en 2007 el Estado la convirtió en una empresa de propiedad participada: el 90 por ciento en manos del Ministerio de Defensa y el 10 en poder de los trabajadores. “Hoy se reparan 120 barcos por año, el 80 por ciento, privados”, destacó su presidente, Mario Fadel. La empresa está a punto de finalizar el trabajo de recuperación del rompehielos Almirante Irízar, que se incendió en 2007, pero además transformó el buque, que “era principalmente para actividades logísticas, en una nave cuya actividad central será la investigación, con 400 metros cuadrados de laboratorio”. Fadel ratificó además la decisión de construir el submarino Santa Fe, un proyecto que estaba archivado en los astilleros.
Otra industria que volvió de la agonía es la ex fábrica militar de aviones, creada en 1927 y concesionada en 1994 a la norteamericana Lockheed Martin. Después de 15 años, en 2009, fue recuperada por el Estado y actualmente es una sociedad anónima de capital estatal, la Fábrica Argentina de Aviones. “Se la había convertido en un taller de mantenimiento”, recordó su titular, Raúl Argañaraz. “Ahora estamos recuperando la capacidad de diseño y de fabricación de aviones”, destacó. En cuanto al diseño, puso como ejemplo el proyecto del avión de entrenamiento IA 73, en el freezer desde 1993, reflotado ahora para la producción conjunta con países de la Unasur. En lo que hace a la producción, enumeró una formidable inversión en maquinaria con la finalidad de fabricar en serie el avión Pampa “con la idea de exportar al menos 60 Pampas en los próximos diez años”. Las iniciativas no terminan ahí: un convenio de cooperación con la empresa china Catic permitirá ensamblar en el país un helicóptero multipropósito, con la posibilidad de comercializarlo en la región.
Todos los procesos de recuperación demandaron, además, la incorporación de mano de obra especializada. Lo puso en números Hugo Albani, gerente general de Invap (Investigaciones Aplicadas), una sociedad del Estado de Río Negro: “De 1100 personas que trabajaban en la empresa, llegamos a ser 330 en 1992. A partir de 2004, incorporamos más de 700 personas”. La empresa, que lleva construidos cuatro reactores nucleares –tres de ellos para el exterior– y los satélites SACC y SACD, se especializa ahora en el desarrollo de radares para equipar los aeropuertos del país y el sistema de defensa aérea. “El 80 por ciento de los ingresos de Invap es por contratos con el Estado”, destacó Albani. Entre ellos, la provisión de tres radares geoestacionarios para comunicaciones, el primero de los cuales será puesto en órbita en 2013 y otros once radares metereológicos para la Subsecretaría de Recursos Hídricos”, enumeró.
En la lista debe incluirse a Fabricaciones Militares, que “estaba desarticulada hasta 2006, cuando empezó el proceso de recuperación”, destacó su presidente, Santiago Rodríguez. “Desde entonces, logramos quintuplicar la facturación y este año pensamos duplicar la de 2011”, enfatizó.
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