SOCIEDAD › EN BARCELONA LIBERARON A MIRET Y LOS JULIá SIGUEN PRESOS
Los jueces ordenaron la inmediata libertad de Matías Miret. Durante el juicio pudo sostener su inocencia. De todos modos, deberá aguardar el veredicto. Se reunió con los familiares que lo acompañaron. Los hermanos Juliá deben seguir presos.
› Por Raúl Kollmann
El copiloto del llamado narcojet, Matías Miret, fue excarcelado ayer en Barcelona. Tal como adelantó Página/12, el juicio fue más bien favorable a Miret, ya que los guardias civiles que subieron al avión y descubrieron los 944 kilos de cocaína lo beneficiaron con dos afirmaciones. La primera, que a Miret se lo vio muy tranquilo y hasta jugó con los perros que olfatearon el cargamento. Pero el dato de mayor relevancia fue que los guardias civiles dijeron haber escuchado cuando Gustavo Juliá –supuesto pasajero del avión– le pidió perdón. Gustavo y su hermano Eduardo están complicados y no tienen buen pronóstico de cara al fallo decisivo, pese a que su abogado, Carlos Broitman, planteó una serie de nulidades que los jueces tendrán que resolver.
En el atardecer de ayer, la esposa de Miret, Agustina Conil Paz, junto a los cuatro hijos de matrimonio, se dirigía al penal a buscar a su marido. “Estoy muy emocionada, no puedo parar de llorar –le dijo a este diario en un breve contacto–. A Matías le habían denegado la excarcelación por ser extranjero y existir peligro de fuga. Esto preanuncia que será sobreseído. No lo dudo.”
El 2 de enero de 2011, Miret y los hijos del ex jefe de la Fuerza Aérea José Juliá aterrizaron en el aeropuerto internacional de El Prat de Barcelona, a bordo de un poderoso avión Bombardier, que había sido propiedad de una empresa en Fort Lauderdale. La fiscal Mónica Cuñarro, que fue secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional Coordinadora de Políticas Públicas en materia de drogas, siempre señaló que parte de la trama de la organización que traficó la tonelada de cocaína a España tuvo su asiento en Estados Unidos, más en concreto en Fort Lauderdale.
El descubrimiento de los estupefacientes motivó uno de los pedidos de nulidad. Porque por un lado el entonces ministro del Interior y luego candidato a presidente de España, Alfredo Pérez Rubalcaba, reveló que siempre estuvo al tanto de la operación y que esperaban el avión con la cocaína; pero por otro lado los guardias civiles señalaron en el juicio que encontraron la droga de casualidad, por el olfato de los perros.
En cualquier caso, el papel de Miret en el traslado de la cocaína siempre estuvo en duda. Como adelantó este diario, la investigación argentina encabezada por el juez en lo Penal Económico Alejandro Catania determinó que la droga fue cargada en la Base Aérea de Morón. Las cámaras de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) instaladas en Ezeiza demostraron que allí no hubo carga, lo que dejó en claro que la cocaína se escondió en el jet durante los días que estuvo en Morón. Miret nunca tuvo contacto con esa base, mientras que los hermanos Juliá no sólo concurrían al aeropuerto, sino que advirtieron que en los hangares cercanos le estaban cambiando los asientos al Bombardier. A esto se agrega que Gustavo Juliá alquiló un depósito cercano a la Base, en el que se hizo parte de los trabajos.
Hay otro indicio que juega en contra de los hijos del ex jefe. Ambos estuvieron en un vuelo a Santa Cruz de la Sierra, en el que transportaron a un ciudadano colombiano, John Wilson Díaz Velez, investigado también por el juez Marcelo Aguinsky como proveedor de la banda que traficaba cocaína a Europa vía Cancún y que integró la modelo colombiana Angie Sanclemente. En la documentación de ese vuelo también figura Miret, pero tanto el copiloto como su esposa juran y perjuran que no estuvieron. La sospecha es que los Juliá usaron la documentación de Miret en aquel vuelo.
Es probable que el fallo respecto de los hermanos Juliá y Miret se dé a conocer antes de fin de año. El fiscal pidió trece años de prisión y habrá que ver cómo toman los jueces las nulidades planteadas por Broitman. Por ejemplo, el abogado planteó que los guardias civiles no estaban legitimados para revisar el avión.
Uno de los hechos llamativos del caso es que no se descubrió la punta española de la organización, la que iba a vender la droga y se quedaba con la mayor parte del lucro. El fiscal consideró que la movilización de semejante avión y tal cantidad de cocaína requirió de una organización de envergadura y un financiamiento de varios millones de dólares.
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