SOCIEDAD › EL “PASTOR” OLIVERA SE DEFENDIO DESDE LA CARCEL
“No siento nada, no siento odio, me preocupa mi esposa, necesito que ella esté bien, teníamos proyectos, queríamos tener un hijo. No soy ni violador ni estafador, la gente la conoce a Estefanía, no va a estar con un psicópata”, dijo el “pastor” Jesús María Olivera, detenido junto a su esposa, la periodista Estefanía Heit, acusados de haber mantenido cautiva y abusado de Sonia Molina, en su casa de Coronel Suárez.
Durante una entrevista concedida a varios medios en su lugar de detención, Olivera reiteró que es “inocente” y que confía en que los resultados de los peritajes psiquiátricos lo beneficiarán tanto a él como a su mujer. Aseguró que cuando Molina llegó a su casa para vivir con ellos “primero hablaba de Dios y después decía que estaba enamorada” de él porque se parecía mucho a su ex marido. “La misma obsesión que empezó a tener conmigo la tuvo con el ex marido. Ella le hizo una denuncia similar a él ante una jueza de Paz de Río Colorado, dijo que estuvo cautiva con su mamá en un ranchito.”
“Ella –continuó Olivera– dijo que Dios le había dicho que ella iba a ser mi esposa y cuando le mostramos la libreta de casamiento fue cuando más se enloqueció, empezó a hacer más cosas, defecó y orinó en nuestra sala y dijo que habían sido los perros.”
Según el “pastor”, cuando levantaron los excrementos, “no eran de los perros, porque eran chiquitos” y Sonia les pidió perdón. El imputado reiteró que nunca tuvo cautiva a la mujer y que sólo vivió con ellos 15 días “porque después se fue a trabajar a lo de la familia Heer, iba y venía, hasta el último trabajo con la familia Cortalezzi, que son los mismos médicos que le hicieron la pericia de los golpes. Ella es una persona que miente mucho. Dice que la teníamos amenazada con la hija y Sonia hizo un tour mediático y nunca fue a verla”, destacó.
Olivera reconoció durante la entrevista que Molina les dio dinero, pero dijo que fue para cumplir “sueños” de chicas discapacitadas a las que él y Heit ayudaron hasta que vendieron todo, porque les costó más de 15 mil pesos cumplir sus “anhelos”. “Vendimos todo, nos quedamos sólo con un colchón, con una computadora grande y un cajón de botellas de gaseosas con el que hicimos una mesita con una madera y unas sillas”, aseguró. Agregó que “Sonia había prometido su casa para cumplir otros sueños y después de dos años, como ella iba a estudiar a Santa Rosa y teníamos que pagar su estadía, ella vendió la casa” y les dio una parte a ellos.
Al mismo tiempo, la fiscal de Bahía Blanca María Marta Corrado solicitó convertir en prisión preventiva los arrestos de Heit y Olivera. Detenidos hace un mes tras la fuga de Molina de la vivienda donde –según denunció– había estado recluida por tres meses sin agua ni comida, Olivera y Heit declararon por primera vez en la causa en las últimas horas para desmentir las acusaciones y dudar de la salud mental de la víctima.
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