Mié 11.06.2003

SOCIEDAD  › OTRO ENFERMERO DETENIDO POR EL CRIMEN DEL CARDIOLOGO

Sospechosos en terapia intensiva

Los tres imputados por el homicidio de Martínez Martínez trabajaban en el servicio de terapia del Tornú. Se declararon inocentes.

› Por Horacio Cecchi

Un nuevo detenido, también enfermero del Hospital Tornú, se agregó a la lista de sospechados por el crimen del cardiólogo José Martínez Martínez. Según los investigadores, se llama Luis Cosentino. Intentan demostrar que fue uno de los dos personajes que se presentaron en el consultorio de la víctima un día antes del crimen. Cosentino y el cardiólogo Néstor Ramón Morelli declararon ayer ante la jueza María Cristina Bértola y dijeron ser ajenos al hecho. Ambos, junto al también enfermero y barrabrava “Malena” Claudio Balena, trabajaban en la terapia intensiva del Tornú. Morelli dijo a la jueza que el día del crimen estuvo en Temperley, en la casa de un criador de perros rotwëiller. El viernes pasado, Balena aseguró que se encontraba en un gimnasio de Belgrano. De todos modos, los tres siguen detenidos. El lunes próximo vence el plazo del que dispone Bértola para decidir si los procesa. Los investigadores buscan una prueba fundamental y por el momento huidiza: la pistola 3.80 con silenciador utilizada en el crimen.
Luis Cosentino trabaja como enfermero en la terapia intensiva del Hospital Tornú. Habitualmente cubre las guardias nocturnas y las de sábados y domingos. El lunes, alrededor de las seis de la tarde, cuando abandonaba su puesto, se encontró con una sorpresa poco agradable: lo esperaba una comisión de federales de Delitos Complejos. Lo llevaban detenido, sospechado de alguna participación en el crimen de Martínez Martínez. “En base a una descripción se hizo un identi-kit y se determinó que era él”, confió a Página/12 una fuente judicial.
Ayer, al mediodía, los investigadores regresaron al Tornú para abrir el locker de Cosentino. Cuando este diario preguntó si buscaban pertenencias de Martínez Martínez, la misma fuente consultada respondió: “Lo que se busca es el arma, que por ahora no aparece por ningún lado”. Ningún lado significa las dos viviendas de Morelli, las casas de Balena y Cosentino, sus respectivos casilleros en el hospital y una vivienda de Morelli en Gálvez, provincia de Santa Fe. Ya se informó que fueron secuestradas media docena de armas de las viviendas porteñas del médico y al menos una escopeta y un arma de puño de la casa santafesina. Pero ninguna coincide con las características del arma buscada, una 3.80 con silenciador.
Entretanto, ayer la agenda del caso fue nutrida. Alrededor de las 9.30, Morelli y luego “Malena” –como conocen en la barra brava de Platense a su líder, Balena– pasaron por el trance de la pericia psiquiátrica en el Cuerpo Médico de los Tribunales, en la calle Talcahuano. También por la mañana, Bértola tomó declaración indagatoria a Cosentino. Por la tarde, fue el turno de Morelli, quien en su momento se había negado a declarar por recomendación de su abogado, Rubén Lombardi.
Aunque no trascendieron detalles, fuentes del caso afirmaron que Cosentino se declaró ajeno a los hechos. Por su lado, Morelli enumeró sus actividades durante el 27 de mayo, día en que asesinaron al cardiólogo. Dijo que durante la mañana estuvo con un cuidador de perros, luego pasó a buscar a su hijo al colegio y se dirigió con él a Temperley, a la casa de unos criadores de rotwëiller, donde estuvo toda la tarde. También apuntó contra la hipótesis de sus enfrentamientos con Martínez Martínez. Dijo que no veía al cardiólogo desde hacía dos años y que un año y medio atrás mantuvo la última comunicación telefónica. También sostuvo que en enero recibió el llamado de la secretaria de Martínez Martínez citándolo a una reunión. Para entonces, el cardiólogo ya había pedido su cesantía por ausencias o abandono de su guardia en reiteradas ocasiones, una de ellas el 7 de noviembre pasado. “Ese día no fui al trabajo porque me estaban allanando mi casa”, declaró ante la jueza. Pero Morelli no fue a la cita con Martínez.
También dijo que si bien el cardiólogo había pedido la sanción, no se sentía angustiado porque se había entrevistado con el director del Hospital Roffo y había obtenido un puesto allí. Y otro en el Hospital Alfredo Baetti, de Gálvez. Como anticipó Página/12, los primeros días dejunio sería recibido con un chocolate y honores de hijo pródigo, pero la fiesta se ponchó con la detención. Aclaró, además, que en el Tornú fue suspendido en diciembre, pero que sigue cobrando como suspendido. Dijo además que a Balena lo conocía del Tornú y que en enero el enfermero barrabrava le había pintado la casa, pero no quedó conforme y “quedaron enemistados”. De Balena se sospechaba que había concurrido al consultorio de la víctima un día antes del crimen, pero la mujer del cardiólogo –que cumplía la función de secretaria– no pudo reconocerlo: los dos pacientes sospechosos tenían pelo y “Malena” no tiene ni un pelo de melena. Cosentino deberá pasar por la rueda de reconocimiento. Entretanto, otra pista se sumó al caso. El abogado del Tornú descubrió que las amenazas recibidas por una profesional del hospital habían sido realizadas desde los mismos números investigados por la venta de un bebé, caso en el que Morelli está procesado y Balena sospechado.

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