Vie 13.06.2003

SOCIEDAD  › TRAS 24 DIAS, LIBERAN AL CHICO SECUESTRADO EN LUJAN

Fin para una larga pesadilla

La familia pagó cerca de 250 mil pesos como rescate. Investigan una posible venganza contra el padre, un capitalista de juego.

Tras la liberación de Facundo Laffont sano y salvo, tras 24 días de cautiverio y diez horas después de que su familia pagara un rescate cercano a los 250 mil pesos, los investigadores apuntan a descubrir si existe una relación entre el secuestro y una posible venganza o ajuste con el padre del adolescente. “Ahí podría estar la razón para que el secuestro se prolongara tanto tiempo cuando el tema de la plata ya estaba arreglado hace rato”, aseguró a Página/12 una fuente vinculada con la causa. Roberto Laffont es un capitalista de juego de la zona oeste del Conurbano bonaerense, dueño de agencias hípicas, que en 1998 estuvo preso y fue procesado por defraudación pública por el manejo de la quiniela clandestina. La hipótesis de “alguna cuenta pendiente”, confirmaron las fuentes, surge de las escuchas telefónicas, “donde se nota un ensañamiento especial y un maltrato verbal llamativo con Laffont”. Facundo fue liberado ayer en perfecto estado de salud –uno de los mayores temores era que el chico, que es asmático, pudiera sufrir una crisis– y pasadas las 7 volvió a su casa de Luján, donde se reunió con su familia y sus amigos. “Estoy bien. Pensé que me mataban y los primeros días lloré, pero cuando supe lo de las marchas que hacían, tuve mucha fuerza. Me trataron bien”, dijo ayer en una de las tantas veces que salió de su casa a saludar a los vecinos que se agolparon frente a la reja.
El chico fue liberado poco antes de las 6 de ayer, diez horas después de que Roberto Laffont pagara el rescate en Campana. El hombre arrojó un paquete con el dinero juntado, entre 240 y 250 mil pesos, desde la ventanilla de un tren en marcha, después de cumplir una serie de postas, tal como había acordado con los secuestradores ese mismo día.
Con el rescate cobrado, el adolescente fue trasladado en el baúl de un auto hasta una calle oscura, en medio de un descampado, a la altura de Merlo, donde lo hicieron bajar. “Cuando me soltaron, me dijeron que no me sacara la capucha de la cara porque si no me iban a matar”, recordó el chico. “Estaba medio asustado –admitió–, estaba desorientado. No podía ver a lo lejos, no podía enfocar. Pensaba realmente que me iban a matar.”
Entonces empezó a caminar en la oscuridad en dirección a una remisería. Llegó y pidió que lo llevaran a Luján sin decir quién era, pero los empleados se negaron argumentando que ésa era una zona peligrosa y sólo llevaban clientes. Entonces él les dijo: “Soy Facundo, el chico secuestrado de Luján, y quiero hablar con mi papá”. A las seis de la mañana, por fin sonó el teléfono en la casa de los Laffont.
El comisario Sergio Vargas, titular de la Departamental de Investigaciones de Mercedes, que está al frente de la investigación, señaló ayer que los integrantes de la banda “serían diez y no tan profesionales como se había pensado en un principio”. Otra fuente vinculada con el caso fue más explícita: “No se puede decir que sean profesionales en cuanto a que tienen experiencia en secuestros extorsivos, pero sí se puede decir que actuaron y se movieron como si fueran profesionales. No es tan simple tener 24 días a una persona secuestrada”, destacó.
Según el relato que Facundo hizo ayer en los breves contactos que tuvo con la prensa –recién hoy se presentará a declarar en la DDI de Mercedes–, durante su cautiverio pudo haber estado en contacto “con unas seis personas”. El chico, de 14 años, también contó que lo alimentaron bien, aunque estuvo esposado y vendado durante casi todo el tiempo. “Al principio estaba esposado con las manos atrás y después hacia adelante, porque es como que me dieron un poquito más de libertad, pero hasta ahí”, contó. Explicó, además, que sólo fue trasladado una vez durante toda la captura y que “por el rocío, tiene que haber sido de madrugada”.
Los investigadores creen que los dos escondites donde lo mantuvieron cautivo están ubicados dentro de la zona oeste bonaerense, en la línea que va desde Luján hasta Merlo, donde Facundo fue liberado. A esa zona también pertenecería la banda. El pago del rescate ya había chocado con varios obstáculos desde el inicio de las negociaciones. El adolescente había sido secuestrado el 19 de mayo, a una cuadra de su casa, cuando se dirigía al colegio en el auto del padre de un compañero al que le dejaron una nota en la que exigían un millón de pesos, cifra que tres días más tarde fue reducida a 200 mil. En el medio, unos tres intentos de pago se frustraron y la negociación se rompió durante varios días luego de que los captores rechazaran una oferta de Laffont de 150 mil pesos. Durante esa semana de desesperación, hubo hasta un pedido público del padre de Facundo para que la policía no se metiera. El 29 de mayo, el matrimonio Laffont dejó una bolsa con 200 mil pesos en una esquina de General Rodríguez, pero el dinero nunca fue retirado y los investigadores adjudicaron la maniobra a alguna otra banda que intentó una “mejicaneada”, sabiendo que las negociaciones seguían interrumpidas en ese momento.
Las demoras en las negociaciones no serían ajenas a “alguna intencionalidad” de los captores, estiman los investigadores. Eso se suma a “la violencia con la que los secuestradores actuaron en cada comunicación y el ensañamiento notable con Roberto Laffont, verificado en las escuchas telefónicas”, según relató una fuente del caso. En esa línea, las hipótesis apuntan a un posible “intento de venganza o castigo” hacia el capitalista del juego de Luján.
La pesadilla, finalmente, terminó ayer. Facundo fue llevado por la policía a la DDI de Mercedes, donde se confirmó su buen estado de salud, y luego fue trasladado a su casa. Pasaron pocos minutos hasta que la puerta de España 1172 se llenó de vecinos, amigos o simples pobladores de Luján que, aunque no conocían al chico, se sintieron afectados por su secuestro. Los mismos que venían participando de las reiteradas marchas por las calles de la ciudad y que ayer a la tarde organizaron un bocinazo masivo para festejar su liberación, frente a la Basílica, centro de reunión de todos los reclamos.

Producción: Paula Bistagnino

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