Sáb 16.02.2013

SOCIEDAD  › OPINION

Netbooks vs. tabletas

› Por Silvina Gvirtz *

Algunos artículos periodísticos publicados recientemente dieron cuenta del fin de la fabricación de netbooks en el “primer mundo”. Las netbooks serán reemplazadas por tabletas. Este dato, nada menor por cierto, podría generar algunas dudas sobre la modernidad y pertinencia de varias políticas de entrega masiva de netbooks con fines educativos en la región: programas que lideran los Estados, como Conectar Igualdad en la Argentina, Ceibal en Uruguay y Canaima Educativo en Venezuela, y diversas experiencias en Paraguay, Perú, Colombia, Ecuador y algunos estados de Brasil.

¿Cuál es el real impacto de esta noticia en las políticas de inclusión digital-educativas de la región? Adelanto su respuesta: hoy la netbook es un dispositivo absolutamente válido para acompañar programas educativos de estas características. La potencialidad pedagógica de la netbook amerita que se la siga privilegiando. La pregunta que sigue es ¿por qué? ¿Cuáles son las ventajas de las netbooks que, en principio, avalan no ir tras los pasos del mercado?

En primer lugar, es clave entender que la escuela es prácticamente la única institución que tiene por misión enseñar la “cultura letrada”. Siguiendo al historiador francés Roger Chartier, la cultura letrada no refiere únicamente a la adquisición de la habilidad de la lectura y de la escritura, sino que se define por un uso más amplio y experto de los textos. En este sentido, el sistema educativo no sólo enseña a leer y escribir en los modos básicos, sino que garantiza o debería garantizar que todo estudiante pueda comprender y producir textos complejos: leer y comprender obras literarias clásicas y contemporáneas, textos científicos, gráficos numéricos, etc.; escribir monografías, cuentos y poesía y producir análisis de datos. Esto es parte de la misión a la que se aboca la escuela.

Las tabletas presentan algunas limitaciones para lograr estos objetivos. Si bien son dispositivos interesantes para fomentar la comprensión lectora, no invitan (a menos que se les agreguen dispositivos externos adicionales) a la producción escrita de cierta complejidad. No es casual que la gran mayoría de científicos, periodistas y literatos escriban en PC, notebooks o netbooks. La tableta no estimula la producción escrita. El atractivo de la tableta es otro.

¿Por qué entonces otros países las utilizan con fines pedagógicos? Esto sucede en algunos distritos de los Estados Unidos, donde la tableta es el segundo dispositivo tecnológico al alcance de niños y jóvenes, tanto en los hogares como en la escuela. De este modo, la producción escrita y audiovisual tienen su canal garantizado. En América latina la netbook es el único equipo al que accede la gran mayoría de los estudiantes. En este contexto, es muy importante prever que la herramienta, además del consumo cultural, facilite la producción.

Otra advertencia que realizan algunos colegas es que la discusión sobre alternativas de hardware no debe llevar a perder de vista otro aspecto central de la cuestión: la calidad pedagógica del software. Una buena política de inclusión digital tiene que considerar la inclusión de aplicativos que mejoren los procesos de aprendizaje. Las computadoras que entrega Conectar Igualdad, así como las de otros planes similares, tienen instalados diversos programas con un potencial educativo sumamente valioso. Entre ellos, destacamos el Geogebra, una aplicación que combina diversos elementos de la matemática de manera interactiva y dinámica; el Avogadro, un programa que permite dibujar estructuras moleculares y visualizarlas en 3D; el Programa Maestro, que es el software de administración del aula virtual, entre otros.

Sin duda todavía queda mucho camino por recorrer. Hay grandes desafíos por delante, como seleccionar más y mejores aplicativos, desarrollar sistemas operativos libres y públicos y fortalecer la actualización docente para potenciar el uso de la tecnología en las aulas. Estos puntos requieren estudio, discusión y buena implementación. La novedad tecnológica vendrá entonces “por añadidura”, cuando su adecuación al contexto de enseñanza y evaluación de sus prestaciones sean claras y positivas. No siempre ni necesariamente, todo lo nuevo es mejor.

* Doctora en Educación, directora ejecutiva de Conectar Igualdad (Anses).

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