Sáb 14.06.2003

SOCIEDAD

“Puede haber sido revanchismo del juez Melazo y de su patota”

Sorpresivamente, el padre de Facundo insinuó que detrás del secuestro de su hijo pudo haber estado el magistrado platense, que lo investigó por su vinculación con el juego clandestino.

› Por Carlos Rodríguez

A 24 horas de la liberación de su hijo Facundo, el capitalista del juego Roberto Laffont, en lugar de la clásica conferencia de prensa para agradecer y dar detalles del secuestro, desplegó una imprevista ofensiva contra el juez penal de La Plata César Melazo, un antiguo enemigo suyo. Laffont, uno de los 250 procesados en la llamada “megacausa” contra el juego clandestino que llevó Melazo en los años 1997 y 1998, acusó al magistrado de “corrupto” por haberle pedido “una coima de 500 mil pesos” en aquellos años. Luego insinuó que el juez podría haber tenido alguna participación en un secuestro que Laffont dice haber sufrido en esa época y también en el de Facundo. “Puede ser revanchismo de Melazo y de su patota”, dijo Laffont aludiendo al personal que asistió al juez en la “megacausa”, pero no dio mayores precisiones. Melazo, que enfrenta un pedido de jury de enjuiciamiento en otra causa, desmintió a Laffont y se limitó a recordar que es una persona que “vivió e hizo su fortuna” con el juego clandestino.
–¿Usted cree que el secuestro de Facundo pudo haber sido un ajuste de cuentas derivado de la “megacausa”? –le preguntaron los periodistas.
–Nadie habló de ajuste de cuentas (en realidad, él mismo lo había dicho poco antes). Puede ser revanchismo de Melazo y de su patota porque no me pudo sacar la plata –aseguró Laffont refiriéndose al supuesto pedido de una coima por parte del juez platense.
Laffont, quien habló en presencia de su hijo Facundo –la sorpresa estaba pintada en su rostro–, comenzó admitiendo que entre los 18 y los 50 años (ahora tiene 56) vivió del juego clandestino, actividad a la que calificó de “infracción y no delito”, pero aseguró que ahora dejó todo “por una promesa” que le hizo a su familia. Sobre la “megacausa” dijo que fue “un invento” de Melazo, a quien acusó de haberle pedido “una coima de 500 mil pesos”, en la época del uno a uno con el dólar. Sostuvo que, por eso, Melazo le impuso “la fianza más alta de la historia, 1.400.000 pesos”. Por eso consideró que “el primer secuestrador fue Melazo”, refiriéndose al tiempo que estuvo preso en el año 1998.
Definió a Melazo como “uno de los más corruptos que hay” y recordó que a partir de la acusación por juego clandestino “los medios de difusión decían que yo ganaba tres millones de dólares por año y de ahí en adelante tuve cuatro asaltos y dos secuestros”. A él, según dijo, trataron de secuestrarlo en su casa, un hecho considerado dudoso. Asoció a los secuestradores con el personal que acompañó a Melazo en el operativo realizado el 11 de septiembre de 1998, en el marco de la “megacausa”.
“La patota que entró filmó todo y eso me da que pensar”, dijo aludiendo al procedimiento. Aseguró que Melazo “vendió documentación y grabaciones de la SIDE a un programa de TV por 160 mil dólares. Estamos ante uno de los delincuentes más peligrosos que hay”. Sin dar prueba alguna, Laffont relacionó a Melazo con el intento de secuestro contra él y con el caso de Facundo. Dijo que prefería “hablar con secuestradores y no con Melazo”.
Consultado por el portal Infocielo, de La Plata, Melazo respondió que “es absolutamente lógico que uno de los más grandes dueños del juego clandestino del país se sienta más cómodo hablando con los secuestradores que con el juez que lo metió preso en una causa judicial”. Es lógico, según Melazo, que la gente se identifique “por sus similitudes culturales y por su forma de vivir”. El juez recordó que Laffont fue imputado y estuvo preso en la causa en la que se investigó el juego clandestino en la provincia.
En su libro La mordida, sobre la “megacausa”, Melazo define así a Laffont: “Ni una foto había del Lujanero. Sólo su leyenda recorría el submundo del juego clandestino”. También habla de los bienes del Lujanero, como se conoce a Laffont: “En Luján, a seis cuadras de la Basílica, hay un edificio de departamentos. El Lujanero era dueño del cuarto y del quinto piso completos. Su casaquinta se ubicaba a unos pocos metros del campo delos Hermanos Maristas. Y a una cuadra de la estación del ferrocarril tenía su casa. Una casa de casi media manzana...”.
El juez sostuvo que el Lujanero “manejaba un ejército de 1600 levantadores de apuestas, recaudaba hasta 200.000 pesos diarios y desde su ciudad natal (...) orquestaba una organización dedicada a las carreras de caballos que se extendía por una docena de localidades bonaerenses, la ciudad cordobesa de Río Cuarto y la provincia de Corrientes”. La famosa causa quedó trunca cuando la Cámara de Apelaciones consideró que el juego clandestino es “una infracción” y no un “delito”, como pretendía Melazo. El juez ahora enfrenta un pedido de jury promovido por el gobernador Felipe Solá, quien lo acusó de irregularidades en una causa en la que dejó en libertad a una banda que manejaba un desarmadero de autos.

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