Los tres hombres entraron al banco minutos antes de que finalizara el horario de atención al público. Sin despertar sospechas, se ubicaron en la fila frente a las cajas, como si fueran clientes. Cuando se cerraron las puertas y quedaban menos de veinte personas ajenas al personal de la entidad, sacaron a relucir sus armas y se llevaron una suma superior a los 900 mil pesos. El botín más importante, al margen de lo que había en las cajas, lo encontraron en las sacas que, momentos antes, habían sido ingresadas por vigiladores de una empresa privada de seguridad para reponer el dinero de los cajeros automáticos. El robo duró apenas unos minutos. Antes de las tres y cuarto de la tarde del jueves, los autores escaparon sin dejar rastros, al menos por ahora, del Banco Francés ubicado en Corrientes 4694, en la zona de Parque Centenario. “No hubo violencia contra los empleados, redujeron a los vigiladores y a los pocos clientes los encerraron en una oficina que está detrás del biombo que cubre las cajas. Todo fue muy rápido y preciso, sin que se produjeran discusiones ni golpes”, explicó a Página/12 una fuente policial.

“Ahora lo que se está haciendo es revisar las filmaciones, tanto de las cámaras que están dentro del banco como las que se encuentran en la entrada”, precisó la misma fuente. Al mismo tiempo, peritos policiales buscaron huellas que orienten la investigación y se considera que será importante lo que puedan decir clientes, empleados y vigiladores –fueron interceptados no bien bajaron del camión recaudador–, dado que los tres hombres actuaron a cara descubierta. “Es evidente que fue un robo planificado al detalle y realizado por gente con experiencia”, estimaron las fuentes consultadas por este diario.

Los autores del robo entraron al banco como si fueran clientes que venían a realizar alguna operación. Cuando se cerraron las puertas de acceso y todavía había personas formando cola frente a las cajas, los tres hombres se sumaron a la fila y recién mostraron sus armas cuando las puertas se cerraron. Repitieron la vieja fórmula: “Esto es un asalto, que nadie se mueva”. Luego de encerrar al público en una oficina detrás de las cajas, dominaron con facilidad al personal de seguridad de la entidad y a los que llegaron con las sacas llenas de dinero.

Se llevaron nueve cartuchos que iban a ser ingresados a los cajeros automáticos. El monto, según las fuentes policiales, ronda los 900 mil pesos, aunque otras versiones señalaron que llega “por lo menos al millón de pesos”. Con la misma rapidez inicial, los autores del asalto guardaron el dinero en dos mochilas que llevaban consigo y, luego de “amenazar de muerte” a los custodios privados, escaparon en un automóvil que los estaba esperando en las cercanías. El coche fue abandonado a pocas cuadras del banco asaltado y también fue inspeccionado por los peritos policiales, para tratar de encontrar huellas de los autores.

“El momento del robo debe haber sido planificado con precisión, porque el hecho ocurrió justo en el momento en que los empleados del banco estaban esperando la llegada del camión recaudador, para cargar los cajeros automáticos. Estaban en esa rutina cuando se produjo el asalto”, dijo una fuente allegada a la investigación. “Fue un asalto a la vieja usanza, como en las películas de vaqueros, pero sin disparar ningún tiro”, comentó de manera informal un jefe policial.

Ahora, el posible avance de la investigación depende de las imágenes que puedan haber sido captadas por las cámaras de seguridad del banco. “Los tres asaltantes tenían el rostro descubierto, de manera que es posible que puedan ser identificados en forma rápida, aunque eso depende de la calidad de las imágenes”, explicó uno de los voceros policiales. En el caso intervino personal de la comisaría 11ª, que montó un operativo en la zona para tratar de capturar a los asaltantes.

“Hay que recordar que desde hace un tiempo la policía no se encarga más de la custodia de los bancos. En este caso, la intervención nuestra se dio luego de consumado el hecho”, subrayó una de las fuentes policiales.