Ayer declaró Pablo García ante la fiscal María Inés Domínguez sobre el incidente en la autopista Panamericana, a la altura de Pilar, por el que falleció Reinaldo Rodas. La fiscal incluyó una acusación subsidiaria a la imputación inicial por “homicidio culposo agravado” –sin intención–, la de “homicidio simple con dolo eventual”.

“Alcanzo a divisar una figura oscura que se me venía encima, accioné los frenos, pero fue imposible evitar la colisión”, afirmó por escrito García, hijo del periodista Eduardo Aliverti. Por el impacto, agregó, él resultó herido con cortaduras y la víctima terminó dentro del auto. “La cabeza quedó a la altura de los pies del asiento del acompañante, debajo de la guantera y el torso sobre la palanca de cambios y parcialmente sobre mi cuerpo, así como los pies quedaron a la altura del volante”, describió.

“En ese momento sufrí una modificación de mi estado de ánimo, que luego me explicaron que se denomina ‘estado de shock’. Tuve temor de terminar participando de un choque en cadena, pese a que el tránsito no era fluido. Así como el Sr. Rodas se me apareció de la nada, temí detenerme de golpe y ser embestido por otro rodado”, agregó. La posición de la víctima le habría impedido llamar por celular y mover los cambios.

García aseguró que nunca fue su voluntad la de profugarse, sino la de obtener rápidamente ayuda para Rodas porque desconocía que había fallecido. “¿Y qué hubiera pasado si el Sr. Rodas hubiera llevado elementos lumínicos? Ahora bien, si el señor Rodas no hubiese circulado por la autopista, como lo prohíbe la ley, sin dudas no se hubiera producido el fatídico desenlace. Ya no hay dudas, sino certezas.”

Al final de la declaración, se afirma que la víctima “ha violado sus deberes de autoconservación, por lo que corresponde aplicar la categoría de competencia de la víctima” y promover “el sobreseimiento de este imputado”.