SOCIEDAD › FERIANTES DESALOJADOS EN RETIRO CORTARON DURANTE HORAS LA SALIDA DE MICROS
Los comerciantes, desalojados el jueves, intentaron sin suerte el diálogo con autoridades porteñas. Luego, con la empresa TEBA, concesionaria de la terminal. Al final fueron desplazados por la policía con una maniobra sin violencia.
› Por Pedro Lipcovich
Comerciantes de una feria de Retiro –denunciando que los habían desalojado y quitado la mercadería pese a pagar alquiler e impuestos– cortaron durante más de dos horas la salida de micros de la Terminal de Omnibus: su protesta, en la tarde de ayer, se dirigía a la empresa TEBA, concesionaria de la terminal, a la cual le vendrían pagando el alquiler por sus puestos. Luego del corte, un representante de TEBA aceptó recibirlos, pero hasta anoche no se había dado a conocer una solución. La solución del corte fue gestionada por la Policía Federal, bajo directivas del Ministerio de Seguridad de la Nación, e incluyó un intento de diálogo –moderado por un oficial– entre los manifestantes y pasajeros de micros que no podían salir. Finalmente, a las 20 –luego de una estratagema que incluyó la utilización de un micro como maniobra de distracción–, la policía desplazó a los manifestantes de la calzada en una acción totalmente incruenta. Más temprano, en la misma zona, los puesteros desalojados el miércoles habían vuelto a cortar la avenida Antártida Argentina, reclamando por la devolución de sus mercaderías. En ambas protestas hubo también puesteros desalojados en marzo y abril, que reclaman por su fuente de trabajo.
“La nuestra es una feria privada. La levantamos nosotros, hace 13 años –en el corte junto a la terminal hablaba Nancy Violeta Plaza–. Algunos hipotecamos nuestras casas para hacerlo. Tuvimos contratos de alquiler, primero con otros concesionarios y desde 2008 con Néstor Otero (titular de TEBA, la empresa concesionaria de la Terminal de Omnibus de Retiro). Llegó una orden de clausura firmada por el fiscal Walter López, diciendo que era un espacio público... ¡pero si nosotros pagamos la luz, pagamos alquiler, pagamos impuestos!”, dijo la manifestante, mostrando recibos. La feria, en un galpón, se halla en la avenida Ramos Mejía 1508.
El corte había empezado poco después de las cinco de la tarde, cuando el grupo de manifestantes encendió neumáticos en la calle de salida de los micros. La mayoría eran mujeres, en muchos casos con niños, y su actitud fue en todo momento pacífica. Después de las seis se hicieron presentes efectivos de la Policía Federal, en un operativo que evidenciaba una preparación cuidadosa. En primera fila se ubicaron inicialmente mujeres policías, provistas de escudos y sin otra arma que sus bastones. Detrás había policías varones, también sólo con escudos y bastones, y un camión hidrante. Los acompañaban dos pasajeros de micros varados en la terminal.
El jefe del operativo –el micrófono de su casco se amplificaba en un altoparlante– intentó primero persuadir a los manifestantes. La señora Plaza les contestó: “Gracias a esta medida logramos que nos atienda un representante de Néstor Otero. Antes no nos querían atender”. Y expresó la decisión de continuar el corte hasta que sus representantes llegaran a un acuerdo con TEBA. Entonces intervino otro oficial de la policía –en su chapa decía J. P. Potocar–, que presentó a la señora a los dos pasajeros y abrió –junto a las fogatas– el diálogo. “¡Nosotros tenemos que viajar! ¿Por qué no van a protestar a la casa de Macri o a la de Cristina?”, sugerían los pasajeros. Los manifestantes insistían en el argumento de que, si no hubieran cortado la calle, nadie los habría recibido.
Cerca de las 19.30, la primera fila de policías mujeres fue sustituida por sus colegas varones que, al intentar avanzar, encontraron resistencia. “¡No me empuje, señora!”, sonó la voz del jefe del operativo amplificada por el altoparlante. Entre cámaras de televisión, cochecitos de nene y periodistas, la situación pareció congelarse hasta que, a las ocho menos diez, apareció un micro de larga distancia por un carril secundario. Los manifestantes se lanzaron a interceptarlo, uno incluso se arrojó al suelo para impedirle el paso. Pero, según pudo reconstruirse a posteriori, era una maniobra de distracción: los policías aprovecharon para ocupar la calle; dieron paso a un equipo de bomberos que apagó las fogatas, y opusieron un muro de escudos a los manifestantes así desplazados. El micro engañador se retiró y casi de inmediato la policía dio paso a una fila de ómnibus por el carril principal. El corte había sido levantado.
En la tarde de ayer, Página/12 se hizo presente en el local de TEBA, en el Puente 5 de la Terminal de Omnibus, a fin de conocer la posición de la empresa, pero un encargado de vigilancia sostuvo que “no hay nadie”.
Más temprano, desde las 11 hasta las 16.30, la avenida Antártida Argentina, en las proximidades de la terminal, había vuelto a ser cortada por los puesteros que el miércoles habían sido desalojados por la Policía Metropolitana –por orden del Juzgado Contravencional 13 y a requerimiento de los fiscales Sandra Guagnino y Walter López–. Nelly, una de las trabajadoras, dijo que “hubiéramos levantado antes el corte, pero necesitábamos un comprobante que diga dónde está nuestra mercadería”, que se hallaría en un depósito judicial.
En la movilización junto a la terminal participaron también puesteros que habían perdido su trabajo en operativos anteriores. Julia, que trabajaba en la vereda de la estación de trenes, contó que “hace 22 días que nos sacaron y se llevaron toda la mercadería. Somos más de 70 familias, entre los que trabajaban en las veredas de las estaciones del Mitre, el Belgrano y el San Martín”.
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