SOCIEDAD › AL MENOS 69 MUERTOS Y 130 HERIDOS EN ESPAñA AL DESCARRILAR UNA FORMACIóN CERCA DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
El descarrilamiento se produjo en una curva pronunciada y aparentemente por exceso de velocidad. Unos vagones pasaron por encima de un terraplén. Otros se partieron. Al cierre de esta edición seguían intentando rescatar sobrevivientes. El tren había partido de Madrid.
La imagen del vagón, doblado sobre sí mismo, partido, y montado sobre otro, es dantesca. Un tren de alta velocidad, Alvia, de la empresa Renfe, estatal, española descarriló con 222 personas en su interior. Al cierre de esta edición, la cantidad de muertos que indicaban las autoridades españolas llegaba a los 69 y más de 130 heridos, y a esa hora se temía que la cifra fuera en aumento. En primera instancia, se cree que el descarrilamiento se produjo por exceso de velocidad: 180 km por hora en un lugar donde la máxima es de 80. Ocurrió a las 20.42 (15.42 de Argentina) en una curva en un puente, a unos tres kilómetros de llegar a Santiago de Compostela, desde Madrid. El gobierno de Rajoy descartó que se hubiera tratado de un atentado.
El descarrilamiento fue el más grave ocurrido en España en los últimos 40 años. El tren, Alvia, de alta velocidad, se dirigía desde Madrid hacia Ferrol, en el extremo noroeste de la península, en La Coruña. Había dejado la estación de Ourense y se encaminaba a Santiago de Compostela. Unos tres kilómetros antes de entrar en esta última ciudad, aparece la primera curva, de casi 90 grados, después de un tramo de unos 80 kilómetros, en los que el tren de alta velocidad alcanza los 200 kilómetros por hora. Cuando entra en la curva, que se encuentra sobre un viaducto de la autopista AP-P, en una zona conocida Angrois, la velocidad permitida es de 80 kilómetros por hora, con lo que la reducción de velocidad debe ser muy anticipada.
Según señalaron los medios locales, la curva ya era conocida por los pasajeros: el mismo día de la inauguración del recorrido, el 10 de diciembre de 2011, el tren osciló muy fuerte y provocó temor entre los pasajeros, después de una línea recta de unos 80 kilómetros en la que ni siquiera pareciera moverse.
La formación trasladaba 218 pasajeros y cuatro empleados de Renfe. Al llegar a la curva, testigos presenciales aseguraron que el convoy se partió en dos, y que la máquina y los cuatro primeros vagones descarrilaron, otro intermedio voló sobre un terraplén hasta caer muy cerca de unas viviendas, y el resto volcó. Trece vagones quedaron sobre las vías después de una vuelta de campana mientras que el resto quedó sobre el terraplén.
Después del descarrilamiento, el escenario anunciaba la cantidad de muertes que luego se determinaría. Algunos coches de la formación estaban encimados, otros destrozados, la máquina trasera del tren ardió y uno de los vagones, que pasó por encima de la valla de seguridad de unos 5 metros de altura, quedó destartalado a 15 metros de distancia.
Cuando llegaron los bomberos, ambulancias y la policía, la tarea fue desarrollar el operativo rescate, y para ello debieron valerse de hachas, cuñas y cortafierros para romper vidrios y cortar el metal para retirar a los heridos.
Un hombre de 39 años, Francisco Otero, contó que llegó al lugar del accidente “al cabo de un minuto”. “Estaba viendo la televisión en casa de mis padres y se escuchó como un gran estruendo. Como si hubiera habido un terremoto.” “Aquello parecía irreal”, resume en su testimonio: “Los vecinos intentaron sacar a la gente atrapada, con picos, mazas y al final los sacaron con una sierra manual.”
Según informó la emisora española Cadena Ser, los dos maquinistas salieron ilesos y habrían admitido a la policía la hipótesis del exceso de velocidad al entrar en la curva. “La prioridad en este momento es atender a los heridos y la identificación de los cadáveres, así como dar apoyo a las familias”, aseguró el presidente regional de Galicia, Alberto Núñez Feijóo (PPP), quien describió la escena del accidente como “impactante, dantesca. Hay gente cuya vida está en peligro en quirófanos y necesitamos sangre”, añadió haciendo un llamado a la solidaridad. Numerosos cadáveres yacían anoche esparcidos alrededor de las vías del tren a la espera de autorización judicial para su traslado. Sin lograr su cometido de tranquilizar a la población, media hora después del descarrilamiento, Núñez Feijóo decía que “hay un vagón que quedó triturado por otro y los servicios de emergencia aún no han podido acceder a él”, y agregó que era muy pronto para hablar de las causas.
“Hay una investigación en marcha y tenemos que esperar”, afirmó un portavoz de Renfe, que confirmó la cifra de 218 pasajeros, sumando además cuatro empleados de Renfe. “La velocidad la sabremos dentro de muy poco, cuando se consulten las cajas negras del tren”, comentó el vocero.
El siniestro se produjo un día antes de la celebración del día del Apóstol Santiago, una de las fechas más importantes de la región de Galicia. La ciudad, capital de la región y centro de los festejos, anuló todos los eventos que tenía previstos celebrar, aunque dispuso mantener la tradicional misa del día de Santiago “desde un estricto protocolo de luto”. Desde Madrid, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, quien es de origen gallego, se mantuvo informado y expresó su “afecto y solidaridad con las víctimas del terrible accidente de tren en Santiago”. Rajoy tiene previsto viajar a primera hora de hoy a Santiago de Compostela. Pero entre tanto, ordenó que la ministra de Fomento, Ana Pastor, se desplazara al lugar de los hechos.
Pastor viajaba ayer a Santiago de Compostela acompañada por los responsables de Renfe, el secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda del Ministerio de Fomento, Rafael Catalá, y miembros de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios.
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