El padrastro de Angeles, Sergio Opatowski, quedó desvinculado como sospechoso en el caso del asesinato de la adolescente. El juez Javier Ríos decidió ayer citarlo como testigo, lo que significa que ya no está en la mira del magistrado. Ríos esperaba el análisis de una mancha de sangre que apareció en el vehículo de Opatowski, pero que no es de Angeles. Casi seguro corresponde a su hermano Juan Cruz. Es posible que hoy haya mucho movimiento en el expediente: a las 10 vence el plazo para presentar preguntas y propuestas a ser tratadas por la junta médica convocada por el juez. Es posible que hoy mismo se resuelva la exhumación del cuerpo de la chica y, por el estilo del juez Ríos, hasta hay chances de que esa medida se concrete de inmediato. En paralelo, la defensa del encargado Jorge Mangeri presentará hoy el pedido de que se le tome declaración al encargado. Miguel Angel Pierri y Marcelo Biondi dirán que Mangeri está dispuesto a hablar, pero después del miércoles próximo. Todo indica que Ríos aceptará la dilación. Mangeri sólo habló el viernes 14 de junio, en la noche en que la fiscal Paula Asaro pidió su detención. Aquella vez se quebró y terminó diciendo que fue él quien mató a la chica.

Transcurridos más de dos meses desde el asesinato, el expediente cobra nuevo vértigo básicamente porque se acerca la fecha en que la Cámara del Crimen revisará el caso. El juez Ríos viene insistiéndoles a los peritos que terminen sus trabajos, entre ellos el análisis de pelos y manchas de sangre. En el auto de Opatowski se encontró un rastro de sangre y aunque el juez nunca creyó que el padrastro haya tenido algo que ver con el homicidio o con la forma en que se arrojó luego el cuerpo a la basura, tenía que analizar la mancha encontrada en el vehículo. Una hipótesis podría ser que se usó el auto para transportar el cuerpo de la adolescente. La sangre no era de Angeles y corresponde a alguien de su familia, casi seguro Juan Cruz Rawson, el hermano de padre y madre de Angeles, que había sido operado.

Por la forma en la que se encontró el cuerpo en la Ceamse, en dos bolsas, lo más probable es que tampoco en el auto de Mangeri aparezca ningún rastro. Si se desprendió sangre o pelo, es seguro que cayó dentro de las bolsas, no dentro del auto. Pero lo importante del resultado de ayer, del peritaje realizado en el vehículo de Opatowski, es que termina de borrar el último vestigio dudoso. Ya está claro que a la hora del ataque de Angeles su padrastro estaba en un banco en el centro de la ciudad y, además, la empleada doméstica, Dominga, testimonió que Angeles no volvió al departamento y que el padrastro recién regresó a las 12.30, dos horas y media después de la imagen en que se ve a la adolescente llegando al edificio de la calle Ravignani.

Con todos los elementos ahora en el expediente, Ríos descartó ayer en forma definitiva a Opatowski como participante del crimen o de algún tipo de colaboración para arrojar el cuerpo. Por ello lo cita como testigo y, fiel a su estilo, lo convocó ya para el martes. El gesto es un golpe muy duro para la defensa de Mangeri que, de alguna manera, siempre insistió en que el encargado no actuó solo y que más bien fue un protagonista secundario. Sin decirlo, sus fichas estaban puestas justamente en Opatowski.

Hoy a la mañana se vence el plazo para agregar u objetar preguntas para que sean respondidas por los profesionales de la junta médica convocada por el magistrado. Todo indica que los médicos dirán que es imprescindible exhumar el cuerpo, sobre todo porque quieren extraer una pequeña parte de la columna vertebral. Es que el juez les hizo una pregunta sobre un golpe brutal que la chica recibió allí. Es casi seguro que, en ese caso, Ríos ordene que la exhumación se haga hoy mismo o mañana: no quiere dilaciones. El padre de Angeles, Franklin Rawson, a través de su abogado, Pablo Lanusse, ha dicho que no objetará la exhumación. Quieren que la junta médica se expida porque están seguros de que concluirán que Mangeri atacó sexualmente a Angeles, ésta se resistió y él terminó matándola.

Miguel Angel Pierri adelantó ayer que Mangeri declarará sobre lo que ocurrió aquel lunes 10 de junio. Dirá que no vio a Angeles, que tampoco recuerda que haya entrado la empleada doméstica –o sea que cuestionará el testimonio de Dominga, que está muy respaldado por lo que surgió de la tarjeta SUBE– y tratará de contrarrestar todas las evidencias –más de veinte– que hay en su contra. No le resultará nada sencillo.

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