SOCIEDAD › EL DIRECTOR DEL MUSEO DE LA CIUDAD CENSURO LA OBRA DE UN FILETEADOR
La obra estaba expuesta en un Encuentro Anual de Fileteadores. El director del museo argumentó que la imagen de la Presidenta “podía crear una división social”. El ministro Lombardi ordenó reponer la pieza en la muestra.
› Por Eduardo Videla
El segundo Encuentro Anual de Fileteadores, que comenzó ayer en la Ciudad de Buenos Aires, se vio empañado por un acto de censura. El fileteador Carlos Cruz, uno de los participantes en la muestra, denunció que el director del Museo de la Ciudad –sede de la muestra– ordenó bajar un cuadro de su autoría que incluye el retrato de la presidenta Cristina Fernández. “Me dijo: ‘Acá no quiero a ningún político’ y que mi cuadro podía ‘crear una división social’; que si quería pusiera a alguien que no estuviera vivo, a Evita, hasta el Che, pero no a Cristina”, contó el artista a Página/12. Cruz optó por retirar su obra y “dejar todo ahí, porque la muestra ya estaba organizada y vinieron 78 fileteadores de distintos puntos del país, es un encuentro muy importante para nosotros”. Pero sus compañeros le pasaron la factura al director del museo, ayer, durante la inauguración. “Es inaudito un acto de censura de una obra artística a esta altura de la democracia, porque tiene la imagen de la Presidenta”, leyó José Escudero, vicepresidente de la Asociación de Fileteadores. Anoche, después de una consulta de Página/12 para que las autoridades porteñas expliquen lo ocurrido, el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, ordenó que el cuadro fuera exhibido.
Cruz, mientras tanto, se quedó en su casa de la localidad de Temperley, con el cuadro de la discordia, masticando bronca. “El martes a la tarde estuvimos colgando los cuadros, me quedé hasta la medianoche. Lo pusimos contra una reja antigua”, cuenta el fileteador a Página/12. “Al otro día me llamó Memo Caviglia, el presidente de la Asociación de Fileteadores, y me dijo que el director del museo, Ricardo Pinal, había ordenado bajar el cuadro sin previo aviso ni orden escrita.”
Cruz volvió al museo, ubicado en Defensa 217, en San Telmo, y comprobó que en el lugar donde había dejado su cuadro, había otro. “Me quedé en la vereda esperando al director y cuando llegó le pedí explicaciones. ‘Ah, vos sos Cruz’, me dijo. Y me dio su argumento: ‘Acá no quiero a ningún político, estamos en época de campaña y con este cuadro vos podés traer una división social’”, dijo Pinal, según recuerda Cruz. “El me acusaba a mí pero la división la estaba haciendo él”, razona el artista.
–¿Su pintura se puede interpretar como proselitista?
–Para nada. Pinté el cuadro en 2009 con la intención de dárselo a Néstor Kirchner, después de ese discurso en que se refirió a Cristina como la Presidenta Coraje. Por eso al cuadro le puse Presi Coraje. Creo que les molesta el vínculo que genera la Presidenta con la gente. Yo no soy kirchnerista, pero me enamoré de la Presidenta, la siento como mi vieja.
Cruz tiene 44 años, estudia en el Profesorado de Artes Visuales de Lomas de Zamora y da clases de fileteado en su casa y en el municipio. Es un fanático de esa disciplina. “Tengo fileteado hasta el inodoro”, cuenta. Parece que exagera, pero el “hasta” indica que a continuación viene una larga lista de intervenciones más o menos extravagantes: “La mesa, el televisor, la pava, la bicicleta, el auto (un Ford Falcon), el bolso, la gorra, el celular... todo está fileteado”. La lista parece seguir, pero él mismo se interrumpe. “Soy un enfermo del filete, lo único que no pinté hasta ahora es a mi mujer.”
–El director del museo le sugirió que no hiciera un cuadro sobre una persona viva. ¿Tiene algún asidero ese pedido?
–No. En ese caso no tendríamos cuadros de filetes con Maradona.
En el mismo sentido, Espinosa, el vicepresidente de la Asociación de Fileteros, recordó que el año pasado, en la primera muestra, “había cuadros con Evo Morales y Hugo Chávez”.
El filete es una disciplina artística popular, una manifestación de alegría expresada en trazos de pincel sobre los instrumentos de trabajo: un carro, un camión, un colectivo. “Ese uso ya no es habitual, ahora pasó a ser un arte decorativo”, explica Cruz. “Y por lo general en las pinturas aparecen personajes que tienen que ver con la cultura popular”, agrega Memo Caviglia, titular de la Asociación.
Tanto el encuentro, que se lleva a cabo hasta mañana, como la muestra, son organizados por la Asociación, en tanto que la Ciudad, como auspiciante, aporta el lugar y lo publicita como propio en su sitio web.
Enterada de la situación, la legisladora María Rachid (FpV) expresó: “Que hayan obligado al artista a bajar una de sus obras es un acto claramente discriminatorio y de censura a la expresión artística y política de un ciudadano”.
Página/12 intentó hablar con Pinal, pero en lugar de la respuesta del director del Museo de la Ciudad, recibió el llamado del ministro de Cultura. “Acabo de ordenar que en cinco minutos ubiquen al artista donde esté y cuelguen el cuadro”, afirmó. El funcionario argumentó que la razón para no exhibir el cuadro eran “sus dimensiones, más grandes que el resto”. Dijo que según las autoridades del museo “fueron los propios fileteadores los que decidieron no colgarlo”. Pero por las dudas, aclaró que ordenó traer el cuadro censurado porque “acá se respeta a rajatabla la libertad de creación, y con más razón, si se trata de la Presidenta de todos los argentinos”.
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