SOCIEDAD › ADMITEN QUE HAY POCAS POSIBILIDADES DE RECUPERAR LAS IMáGENES DEL CHOQUE
Los técnicos informaron al juzgado que será “muy difícil” acceder al video de la cabina del tren chocado en Once y que apareció en la mochila del motorman. Ayer se conocieron detalles nuevos de la declaración del maquinista: dijo que sufrió “ahogos” durante el viaje.
› Por Raúl Kollmann y Carlos Rodríguez
Todo indica que “va a ser muy difícil recuperar las imágenes” del choque contra el paragolpes del andén dos de la terminal de Once, protagonizado el sábado pasado por la formación chapa 05 del Ferrocarril Sarmiento conducida por Julio César Benítez. Aunque el dictamen final recién se conocerá el viernes, fuentes judiciales consultadas por Página/12 señalaron que “está muy dañado” el disco rígido que había sido sacado de la CPU de la máquina y que podría aportar nuevas imágenes, tomadas desde el interior de la cabina de conducción, y que iban a sumarse a las ya conocidas –en el momento del impacto–, tomadas por las cámaras de seguridad instaladas en la estación ferroviaria. Hasta ayer, todos los intentos por recuperar las imágenes del disco rígido han sido negativos, aunque se considera que ese registro “ya no es un elemento decisivo, dado que el motorman ha reconocido que chocó el tren, que la máquina funcionaba bien; sólo argumentó que sufrió ‘ahogos’, que tuvo ‘flashes’ y que no se acuerda de nada” de lo sucedido durante buena parte del recorrido Castelar-Moreno-Once, que hizo al mando de la formación.
Respecto del interrogante acerca de quién sacó el disco rígido de la CPU, la respuesta se conocerá a partir del análisis y comparación de la sangre encontrada en lugares clave de la cabina. Como informó este diario, había sangre en la CPU y en el disco rígido, a la vez que se encontraron huellas digitales que están siendo analizadas por la División Rastros de la Policía Federal. Se aclaró que “la extracción de la memoria no fue una tarea difícil, es algo que puede hacerse en medio minuto”, porque sería sencillo abrir la parte del gabinete donde estaba guardado el disco rígido, que además “estaba unido a una tirita que permitía retirarlo con cierta facilidad”.
El disco rígido, que lleva la inscripción TBA, con numeración B0160 y las inscripciones 7299.10, 160GBTYS serial ATA y ST 3160815AS, fue encontrado en la mochila de Benítez. “El disco está muy dañado, pero no se sabe si fue por el choque o por la forma en que lo arrancaron.”
En su declaración indagatoria, Benítez reconoció como suyos todos los elementos que estaban en su mochila de jean: dos celulares, un rollo de alambre, un destornillador buscapolo, otro plano y uno marca Phillips; una llave francesa de color negro, una tijera, un bisturí, un cuchillo, una llave metálica y una pinza con manchas de sangre. La sospecha sigue apuntando a que fue Benítez el que sacó el disco rígido y lo guardó en su mochila, aunque él declaró que no recuerda haberlo hecho. En cuanto a las herramientas, dijo que era “habitual” que las llevara y que le habían sido provistas por “el jefe de base” para ser utilizadas en el caso de tener que hacer “una reparación”.
Ese y otros detalles nuevos se conocieron ayer de la declaración del lunes de Benítez ante el juez federal Ariel Lijo: dijo que estaba dispuesto a “tratar de colaborar” en la causa, aunque argumentó que “a nivel clínico” tenía “un par de secuelas a causa del accidente”. Agregó que en la memoria conserva datos “bastante borrosos”, aunque tiene “un par de recuerdos que son un poco más notorios y después otros que no puedo asegurar que ocurrieron, porque la misma rutina del trabajo me puede llevar a insertar un recuerdo” de otro momento. Dijo que durante el viaje sintió en un momento “una sensación de ahogo” que se repitió en varias oportunidades.
El maquinista afirmó que no recuerda “en qué momento del trayecto” sufrió el ahogo, al punto de que admitió que no se acordaba “en qué estaciones paró, ni cómo paró”. Dirigiéndose al juez, le señaló: “Si usted me pide precisiones en ese momento, no le puedo dar”. Admitió que guarda en su memoria “el impacto” contra el paragolpes, que le “sangraba profusamente la nariz”, que se sentía mareado y que intentó recuperar sus pertenencias “porque estaba todo desparramado” después del choque.
Recuerda que lo sacaron los bomberos, una parte del viaje en ambulancia y cuando le suministraban suero. En ese momento fue que dijo que “no recordaba haber tenido problemas mecánicos con la formación; hasta donde me acuerdo, andaba bien”. Recalcó que no recordaba “haber extraído el disco ni nada respecto de él”.
Aunque alegó tener ahora problemas físicos y mentales que le impiden recordar, sostuvo que no padece “ninguna enfermedad crónica” y que el sábado tomó el servicio “descansado” porque venía de dos semanas de vacaciones. Una de sus abogadas, Valeria Corbacho, le preguntó si alguien, antes de subir al tren, le había indicado que hiciera “algo indebido”, en obvia alusión a las versiones sobre un supuesto sabotaje. “No, sólo las indicaciones de la base o de control. Es lo único que obedecemos. Precaución para preservar la seguridad del servicio”, fue la respuesta textual que dio Benítez.
También se refirió a lo que escribió en su blog, sobre sus “sueños de matar”. Reconoció que comenzó con esos sueños, o pesadillas, antes del accidente ocurrido en febrero de 2011 en la estación Once, donde murieron 51 pasajeros y otros 700 sufrieron heridas. Dijo que habló sobre el tema con su psicólogo, una vez ocurrido el accidente, porque él “lo había soñado antes”. Dijo que ese accidente “lo conmovió mucho, por su compañero, por todas las víctimas que hubo” y porque le daba “una sensación rara haberlo soñado” antes de que sucediera. Aclaró que sólo escribió unas pocas veces en el blog y que después dejó de hacerlo porque perdió “la inspiración”.
Concluyó diciendo que “hay cosas que no podría asegurar que ocurrieron” realmente porque “no sé si es la rutina o lo que recuerdo” porque “para nosotros a veces es como andar en bicicleta, paramos por instinto (...) quiero aclarar que cuando traté de ver en uno de esos flashes que tuve, vi todo rojo y era porque tenía los ojos llenos de sangre”.
Julio César Benítez tuvo que pasar ayer por varios exámenes clínicos y psicológicos que serán completados hoy, motivo por el cual permanecerá en la alcaidía del Palacio de Tribunales, antes de ser llevado a una unidad penitenciaria, a la espera de la resolución de su situación procesal. El juez Lijo se expedirá sobre el tema recién la semana próxima. Por ahora, Benítez sigue detenido, bajo el cargo de “estrago doloso” con 89 heridos leves, además del agravante por el supuesto intento de robar una prueba que podía ser vital, como el disco rígido.
El motorman fue examinado por especialistas del Cuerpo Médico Forense luego de pasar la noche en la alcaidía. Entre otros análisis, figuró el cotejo de la sangre del maquinista y la encontrada en la cabina. En la causa ya declaró el guarda que iba en el tren accidentado y habría dicho que el tren no frenó al ingresar a la estación de Once, a la vez que aseguró que en todo el trayecto anterior “funcionó bien”, en contra de lo declarado por varios pasajeros, en el sentido de que iba “a mucha velocidad” y que incluso no se habría detenido a tiempo en algunas estaciones.
Un video de la cabina trasera del tren fue difundido ayer: muestra todo el trayecto del viaje de Moreno a Once y en los últimos minutos se observa el sacudón sufrido por el guarda en el momento del accidente: “Chocó de nuevo”, se le oye decir en una comunicación segundos después.
Ayer hizo declaraciones uno de los nueve hijos, de entre 3 y 25 años, que tiene el maquinista, quien convive, además, con los tres hijos que tiene su actual mujer, de un matrimonio anterior. Daniel Benítez aseguró que su padre “no es una persona de quedarse dormida” mientras estaba al frente de un tren y estimó que pudo haber sufrido “una descompensación” en el momento del choque, porque de lo contrario “nunca se le hubiera saltado el control”. Comentó que su padre “nunca iba los sábados, esta vez fue para reemplazar a un compañero”.
Daniel Benítez afirmó que sabe cómo trabaja su padre porque “estuve laburando con él, observándolo. No es una persona de quedarse dormida ni de tener una conducta así”.
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