SOCIEDAD › OPINIóN
› Por Julio Postiglioni *
Los recientes pronunciamientos del Episcopado y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación reactualizaron en la agenda mediática el problema de las drogas, y más allá de la valoración de su contenido, lo cierto es que abrieron la puerta a un sinnúmero de opiniones sobre un tema que, hasta ahora, sólo era parte de la agenda de gobierno, con excepción de algunas provincias escandalosas.
Si el debate es necesario, entonces la magnitud del problema de las drogas exige que sea dado con honestidad intelectual y política; sin mezquindad ni ambiciones personales ni circunstanciales. Sólo será un debate fructífero si también sentamos algunas premisas, para hacerlo con seriedad y, sobre todo, con responsabilidad.
En primer lugar, asumir el cambio de paradigma que actualmente se da en el mundo, luego del reconocido fracaso de la política de “lucha contra el narcotráfico”, aunque ello no significa abandonarla. El nuevo paradigma requiere de un abordaje integral del problema de las drogas, que no debe estar limitado a una visión parcial desde la seguridad pública, sino también desde la salud pública, porque la otra faceta del problema son las adicciones a las sustancias prohibidas.
También es necesario asumir que el gobierno nacional no está inactivo frente al problema de las drogas, porque se llevan adelante decenas de programas que lo abordan en sus diferentes facetas a través de acciones constantes implementadas por otras tantas agencias estatales, sean en materia de prevención, asistencia a adictos, capacitación y por supuesto desde la seguridad pública persiguiendo al narcotráfico.
Mucho es lo que se hizo en la última década desde el gobierno nacional en diferentes temáticas vinculadas con políticas nacionales de control de drogas. Aun en apretada síntesis, y como ejemplo, vale recordar que desde la Sedronar, fue recién en el año 2005 que se elaboró el Plan Federal de Prevención Integral de la Drogadependencia y de Control del Tráfico Ilícito de Drogas, a pesar de que su obligatoriedad la exigía un decreto del año 1996; que en relación con precursores químicos, se comenzó a desarrollar un sistema de trazabilidad para detectar el desvío ilegal, se mejoró el sistema de control incrementando sus actividades y se suscribió un convenio con la Federación Argentina de Municipios para extender el brazo operativo del Renpre a los 2200 municipios de la República; sólo en el último semestre se impartieron cursos de capacitación en materia de precursores a más de cien funcionarios de fiscalías federales de todo el país –junto con la Procunar—; se mejoraron los sistemas de información con la sistematización de estudios para estimar la magnitud del problema del consumo y también manteniendo bases estadísticas y desarrollando investigaciones en el tema, en el convencimiento de la necesidad de contar con información y estudios serios, pero sobre todo ciertos, para poder definir políticas e implementar acciones concretas; se mantienen los dispositivos de asistencia a través de varios programas específicos, optimizando permanentemente la asignación de recursos en la materia; se desa-rrollan y sostienen diferentes actividades de prevención en todo el territorio nacional, destinadas a alumnos de escuelas primarias y a sus docentes, a delegados gremiales o a preventores comunitarios; recientemente se facultó a la Sedronar a constituirse como querellante en causas de narcotráfico o por desvío de precursores químicos, contándose ya con más de veinte casos en trámite. En el marco del Plan Nacional de Capacitación se capacitaron en los últimos diez años más de 15.000 funcionarios policiales tanto federales como provinciales.
Es necesario asumir que nunca va a ser suficiente, ya que el problema de la droga no va a ser resuelto de manera definitiva porque la sociedad del siglo XXI es vulnerable frente a las adicciones y no hay país que escape a esa realidad. Otra premisa es entonces la de no subestimar ni menoscabar los esfuerzos hechos por el Estado nacional, provincial o municipal ni los de las organizaciones de la sociedad civil.
Debemos derribar los mitos de las soluciones mágicas o únicas. No vamos a encontrar soluciones sólo a través de la despenalización, o no, de una sustancia; ni sólo con la creación, o no, de una nueva agencia federal por más que le asignemos las más loables funciones; con seguridad no lo vamos a lograr derribando aviones. La política frente al problema de las drogas no se construye a partir de mitos por más que estén generalizados.
La Sedronar fue creada hace ya más de veinte años, cuando no existían ni el actual Ministerio de Seguridad de la Nación como autoridad política de las fuerzas de seguridad federales –y centralizadora de muchas de sus actividades– ni la Unidad de Información Financiera, cuando ni se había sancionado la actual ley de salud mental y, sobre todo, cuando el problema de las drogas no tenía la actual complejidad; por eso, la reorganización de dicha secretaría, la de sus funciones y también de otras agencias es hoy una herramienta que estamos utilizando para optimizar el esfuerzo estatal frente al problema de las drogas, sin olvidar la naturaleza federal de nuestro país, teniendo en cuenta la experiencia del Consejo Federal de Drogas, pero sin caer en la tentación facilista de copiar recetas o modelos que habitualmente no encajan en nuestra dimensión institucional.
Mientras tanto, sólo con políticas activas e integrales como las que se están llevando a cabo, o las que se decidan, lograremos cortar el círculo vicioso de las adicciones para que no haya cada vez más consumidores, para que los que ya lo son no se transformen en adictos y para que éstos se conviertan en personas recuperadas, que puedan ingresar o reingresar a su vida familiar, social y laboral y no al sistema penitenciario.
* Subsecretario de control de sustancias psicoactivas (Sedronar).
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