SOCIEDAD › FAMILIARES DE UNA MUJER QUEMADA, EN JUJUY, PIDEN QUE SE INVESTIGUE A SU PAREJA
La víctima, de 39 años, tiene el 60 por ciento del cuerpo quemado. Sus hijas y sus hermanos denuncian que era víctima de violencia de su pareja. Pero el fiscal asegura que no tiene pruebas para inculparlo.
› Por Mariana Carbajal
Nuria Gómez está internada en la terapia intensiva del Hospital Pablo Soria, de San Salvador de Jujuy. Tiene el 60 por ciento del cuerpo quemado y la mantienen sedada para paliar los intensos dolores que le causan las heridas. El pronóstico médico es reservado porque tiene muy afectadas las vías respiratorias y presenta problemas renales. Llegó a la guardia el jueves 19 de diciembre. Cuando se prendió fuego estaba con su pareja, en la casa que compartían desde hace un año y medio. Los familiares de Nuria están convencidos de que fue Ibáñez quien le habría prendido fuego, en una expresión extrema de la violencia de género que ella venía sufriendo en la pareja, según cuentan. Pero en la causa declaró una médica del SAME, que fue quien la asistió en un primer momento, antes de que la mujer perdiera el conocimiento, que aseguró que Nuria le dijo que ella misma se había quemado. El fiscal que investiga el caso, Carlos Farfán, señala que no tiene elementos para encuadrar el caso como un intento de femicidio y por eso dejó en libertad a la pareja de Nuria, que estuvo detenido 48 horas. La familia descree de la versión de la médica y cuestiona que el fiscal pretenda cerrar la causa alegando que se trató de un intento de suicidio. “Queremos que se haga justicia. No tenemos dudas de que él la atacó con fuego. Dos de las hijas de Nuria se fueron a vivir con el papá de ellas porque no aguantaban la violencia que él ejercía sobre su mamá”, señaló Adriana Gómez, hermana de Nuria, a Página/12.
Según fuentes de los tribunales de Jujuy, el fiscal citó a declarar a una enfermera que acompañaba a la médica del SAME local, para ver si corrobora sus dichos o los desmiente. Está pendiente, además, una pericia sobre algunas prendas, una sábana, un frasco de alcohol y un encendedor secuestrados en la casa. Mientras tanto, familiares y amigos de Nuria, acompañados por la organización Mujeres Unidas por la Lucha, realizaron el 26 de diciembre una marcha y escrache a la casa de la ex pareja de la mujer, Nelson Ibáñez, convencidos de su culpabilidad.
Nuria tiene la cara muy quemada, incluyendo los ojos. Especialistas en la problemática del suicidio señalan que el fuego no suele ser un método al que recurran quienes quieren quitarse la vida, salvo que se trate de personas con trastornos psiquiátricos. No era el caso de Nuria.
La familia de Nuria y su abogada, Mariana Vargas, no creen que la víctima, de 39 años, madre de cuatro hijas y que trabajaba como camarera en un restaurante, haya querido prenderse fuego a lo bonzo. “Es un intento de femicidio. En la relación de la pareja hay antecedentes de violencia de género”, sostuvo Vargas a este diario. Pero en la fiscalía, alegan, no tienen ningún elemento para inculpar a Ibáñez. Y como suele ocurrir en casos similares, no hay testigos del hecho.
“Una de sus hijas declaró el viernes en la Brigada de Investigaciones de San Salvador de Jujuy. Su relato es contundente: la pareja de su mamá ya le había dicho una y otra vez que la mataría, que la quemaría. Esto inclusive fue contado por Nuria a un amigo, que lo relató el jueves en la sala del hospital. En su cumpleaños, en noviembre, Ibáñez le mandó un mensaje de texto donde le decía que le regalaría una parcela en el cementerio”, señaló Vargas.
La familia de Nuria es de la localidad de La Mendieta, en el departamento jujeño de San Pedro, a 47 kilómetros de la capital provincial. Nuria vivía en San Salvador con Ibáñez, pero según contó Adriana, su hermana, había decidido separarse y mudarse a La Mendieta. No llegó a hacerlo. “El lunes 16 les había contado eso a sus amigas, y estaba feliz”, dijo Vargas. Según precisó la abogada, la hija de Nuria, de 18 años, declaró en la Brigada que su mamá “tenía miedo” de su pareja. “Le pegaba por todo. Le pegaba porque no trabajaba, y después porque había conseguido trabajo”, agregó. Ella fue testigo de muchos hechos de violencia de Ibáñez a su madre, agregó la abogada. “Una vez estábamos mirando la película Rápido y Furioso, y le comenté a mi mamá: ‘Qué lindo es ese actor’. Antes de que ella me diga algo, él se levantó y le calzó una piña”, relató. Otra vez ella intercedió al verla a ella acorralada por él, con un machete. “Ella tenía miedo de volver con él, por eso la noche en que pasó esto en San Salvador de Jujuy, ella llegó tarde a la casa desde La Mendieta”, indicó Vargas.
Nuria es madre de cinco hijas, de entre 21 y 5 años. Las hijas mayores, de 21 y 18 años, alertaron el año pasado al resto de la familia sobre la situación que estaba viviendo su mamá. Las jóvenes se lo contaron a su abuela, Adriana Guiñe, mamá de Nuria. Y a partir de ahí lo supieron los demás hermanos de Nuria, que son cinco. “Ante las situaciones de violencia, las hijas mayores de Nuria se empezaron a ir a vivir con su papá. Al principio nosotros no sabíamos por qué se mudaban, pero después nos contaron. Cuando nos enteramos de esa situación, yo, mi mamá y mis hermanos, la llamábamos a Nuria, les decíamos que tenía que dejarlo a Ibáñez, que iba a terminar quemada o con un tiro en la frente. Pero ella minimizaba todo, decía que sólo le pegaba en los brazos y no nos quería escuchar”, contó Adriana a Página/12. “No nos dejaba que nosotros nos metiéramos”, lamentó.
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