Decenas de miles de personas se concentraron ayer en Madrid, adonde llegaron procedentes de distintas ciudades de España, para manifestarse en contra de la reforma del gobierno conservador de Mariano Rajoy que pretende restringir la ley del aborto. En forma coincidente, se realizaron multitudinarias marchas de protesta en otros países, desde Francia hasta Ecuador, pasando por Turquía y Bélgica. La convocatoria en la capital española había comenzado como una modesta iniciativa nacida en Asturias impulsada por dos asociaciones de mujeres que convocaron a viajar a la capital en “El tren de la libertad”. Sin embargo, se transformó en una marcha multitudinaria que contó con el apoyo de organizaciones feministas, sociales, políticas y sindicales de todo el país. La concentración fue en la estación ferroviaria de Atocha, donde los manifestantes llegaron no sólo en trenes sino también en ómnibus, muchos de ellos procedentes de Cataluña, Galicia, el País Vasco y Andalucía.

La marcha se hizo por el centro de Madrid y confluyó hacia el Congreso, donde entregaron un documento dirigido a los diputados que tienen que discutir el proyecto de reforma. En el texto se defiende el “aborto libre” y se exige que se retire el proyecto de reforma presentado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, del derechista Partido Popular (PP).

La multitud levantó carteles con la palabra “No” y frases como “Madre libre” o “Aborto legal para no morir”, mientras se escuchaban gritos pidiendo la renuncia de Gallardón. “Sí se puede, sí se puede” o “Esto nos pasa por un gobierno facha”, fueron algunas de las consignas coreadas por las y los manifestantes.

La protesta transcurrió en un ambiente festivo, pero en el que era evidente la preocupación ante la amenaza de una reforma que fue calificada como un “retroceso histórico” para los derechos de la mujer y de la sociedad en su conjunto. Hubo mensajes dirigidos a la Iglesia Católica, por ser considerada la promotora de la reforma, dado que el ministro Gallardón tiene vínculos con el Opus Dei. “Vamos a acabar con la Conferencia Episcopal, por machista y patriarcal”, cantaba con fuerza un grupo de mujeres.

El diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares sostuvo que la impulsada por el gobierno es “una ley medieval, arcaica, que intenta poner el dogma religioso a la sociedad y a las mujeres”. Para la dirigente socialista Elena Valenciano, el proyecto del PP no es una ley del aborto, sino “una ley contra las mujeres, su dignidad y su libertad”.

“No vamos a permitir que Gallardón haga lo que le pide la Iglesia; a las mujeres nos costó mucho conseguir la actual ley que aprobó (el socialista José Luis Rodríguez) Zapatero”, sostuvo Francisca, militante feminista que vive en el municipio madrileño de Leganés. “No queremos que nadie nos tutele, que nadie decida sobre nuestro cuerpo”, apuntó Margarita, una mujer llegada desde Móstoles, en línea con la mayoría de los testimonios de los manifestantes.

A cuatro meses de las elecciones europeas, la reforma del gobierno español, que elimina el derecho de las mujeres a abortar libremente hasta la semana 14 de gestación y sólo permite interrumpir el embarazo en caso de violación o riesgo grave para la madre, generó un fuerte debate en toda Europa y protestas en solidaridad con el pueblo español, especialmente en las principales ciudades francesas.

En Bélgica, Francia, Italia y Portugal, y hasta ahora en España, el aborto es libre en las primeras semanas de gestación. El temor que hizo que las protestas se generalizaran en Europa es que los distintos gobiernos conservadores aprovechen la iniciativa española para avanzar por el mismo camino.

En Francia, miles de personas se concentraron en una decena de ciudades en contra del proyecto de ley del gobierno español. En la capital francesa marcharon unas 30 mil personas, pero también hubo manifestaciones importantes en Nantes, Marsella y Burdeos.