Mié 05.02.2014

SOCIEDAD  › VITETTE SELLANES ENTREVISTADO EN SU NUEVO RUBRO, LA JOYERíA

Un ladrón que es una joya

El líder de la banda que dio el fabuloso golpe al Banco Río en Acassuso, Vitette Sellanes, habla sobre la Biblia, el rey Salomón, Robin Hood y el dinero de su nueva empresa, una joyería que abrió en pleno centro de San José, en Uruguay.

Es probable que en un futuro no muy lejano el propio Vite-tte se dedique a escribir un libro, no una autobiografía porque se encontraría en un dilema sobre la verdad, la credibilidad y los riesgos legales, pero sí sobre idea, guiños, pasajes de texto de otras obras, comentarios y personajes. Ayer dio un adelanto durante una entrevista radial en la que se despachó en comentarios sobre el rey Salomón en la Biblia, sobre Robin Hood y sus gestos míticos, sobre la DGI y, sobre todo, sobre el origen de sus joyas. Porque claro, Vitette es Luis Mario Vitette Sellanes, joyero por decisión actual (puso una joyería en Uruguay) y por historia, ex líder del fabuloso pero sobre todo ingenioso golpe al Banco Río en Aca-ssuso, del que escapó birlando a un centenar de policías que rodeaban el edificio a través de un tubo de desagüe mediante un gomón que lo depositó en el río sin disparar un tiro ni derramar una gota de sangre.

La joyería se llama Verde Esmeralda y está ubicada en Presbítero Betancourt 704, esquina Rincón, en San José de Mayo, Uruguay, tal como figura en las tarjetas de invitación a la inauguración, que tuvo lugar el 1º de febrero pasado, a las 20, brindis mediante.

El uso de la ironía habilita a decir, caminando sobre la cornisa que separa al chiste del precipicio de la verdad. Vitette lo hizo y lo hace todo el tiempo. Pero lo toman en serio. “¿Me creés tan tonto de vender en mi local joyas robadas?”, tuvo que responder para aclarar la ironía que resulta más atractiva, la de que un ladrón de bancos guarde su dinero en una caja de seguridad y ponga una tienda de joyas con sistema de alarmas. La pregunta se la hicieron, porque al periodista le resultó demasiado tentador el contraste. “¿Tiene sistema de alarma?” “Y claro, es como querer sacarle a Maradona la pelota de los pies”, respondió Vitette. Y agregó que nunca vendería ni usaría, por ejemplo, “un anillo cuya procedencia no pueda demostrar con papeles”.

“Leo mucho la Biblia y el rey Salomón decía: ‘Hay tiempo de reír y tiempo de llorar’. También hay tiempo de robar y trabajar. Este es tiempo de trabajar”, comentó Vitette.

Sobre el origen del capital necesario para el emprendimiento, Vitette Sellanes sostuvo que “no” sabe si el dinero que invirtió “es mal o bien habido, no le pregunté a mi contadora. Yo lo mezclo todo y no sé cuál es cuál. Ahora todo ese dinero es lícito porque es mío. Que vengan y manden los sabuesos de la DGI, que vengan, lo investiguen y que me lo saquen. ¿Por qué no lo hacen?”

Que se ubica como un héroe de aventuras, como un ladrón romántico, no cabe dudas. La atracción que genera alrededor suyo apunta en ese sentido. “La gente quiere sacarse fotos conmigo”, alardeó. “Los boliches me invitan a tomar tragos gratis para publicitarlos.” ¿Por qué? Porque “como dice el prólogo de Robin Hood: en ausencia de líderes, el villano toma protagonismo”. De todas maneras, Vitette Sellanes se encargó de corregir: “Pero aclaro que yo no soy Robin Hood”. La aclaración tiene su sentido. El botín o lo que quede de él es suyo.

El robo al Banco Río, el 13 de enero de 2006, fue un golpe sin otro golpe que el de la sorpresa. No hubo balas ni heridos. La banda liderada por un hombre de traje gris, que resultó ser Vitette, robó 145 cajas de seguridad y escapó con unos 19 millones de dólares.

Mientras los policías rodeaban el banco, los ladrones escaparon a través de un túnel de 15 metros de largo que les permitió llegar al desagüe donde los esperaba un gomón que los depositó en el Río de la Plata.

La banda recibió condenas de entre 15 y 9 años. Vitette había sido detenido en el ’99 por un robo tipo araña y recuperó su libertad, fue detenido por el robo al Banco Río, salió libre por morigeración y volvió a ser detenido robando en Palermo. En el juicio abreviado acordó 21 años por los tres delitos. Como ya tenía cumplidos varios años por el primer robo, pudo llegar a la mitad de los 21 años y amparado en la Ley de Migraciones, ser deportado a Uruguay, donde quedó en libertad.

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