SOCIEDAD › OPINIóN
› Por María Paula García *
Entre las numerosas iniciativas de cara al 8 de marzo, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires programó en su agenda cultural una serie de actividades que tuvieron lugar el mismo sábado 8 en el Rosedal de Palermo. Las mismas se realizaron de manera conjunta entre la Dirección de la Mujer, la Subsecretaría de Deportes y el suplemento Entre Mujeres del diario Clarín.
A través de una invitación que intentaba ser irrechazable, estas dependencias del gobierno porteño, el diario Clarín y, por supuesto, muchas empresas, invitaron a las mujeres de la ciudad a vivir “un día pensado para vos”. Un día junto a una astróloga, el personal trainer de las famosas, una periodista para hablar de sexo y el mundo masculino y una especialista en meditación. Y como si esto fuera poco también prometían regalos: cursos y libros de los disertantes, tostadoras, álbumes de fotos y CD de meditaciones.
Si no fuera cierto, sería chaplinesco. Pero es cierto y es indignante. En primer lugar porque se ha banalizado completamente un día de lucha en el que las mujeres del mundo intentan conquistar lo que falta en materia de derechos. Pero además porque es inadmisible que una Dirección de la Mujer organice un 8 de marzo proponiéndoles a las mujeres reproducir estereotipos que sólo refuerzan su opresión y subordinación. Y no omitieron ninguno: glúteos firmes y prácticas sexuales que satisfagan al varón como única opción posible de placer sexual. Seguramente la astróloga habrá sido de utilidad para predecir cuándo llegará el hombre soñado y la meditación habrá buscado proveer la calma para esperarlo. Mientras tanto nos habrán ofrecido la tostadora para ir teniendo el pan calentito.
Todo puede ser posible en la Ciudad PRO de Mauricio Macri. Pero esta invitación a que las mujeres se mantengan casi en una suerte imbecilidad infantil y superficial no ha sido azarosa, ha sido premeditada. Es una política perfectamente deliberada tendiente a esconder las acciones de un gobierno que lo único que viene haciendo es sentar retrocesos enormes en materia de políticas de género y avasallar los derechos de las mujeres.
El mundo soñado que nos propone el jefe de Gobierno implica que las mujeres no tomemos conciencia de la realidad de un proyecto que viene siendo denunciado año a año: por subejecutar el presupuesto correspondiente a la Educación Sexual Integral, por intentar subsumir la línea 0800 Mujer para denuncias de violencia de género en el 147 junto a los pedidos de volquetes y poda de árboles, por vetar el protocolo de aborto no punible votado por la Legislatura, por cerrar el programa para víctimas de delitos sexuales y por dejar a más de 7000 niños y niñas de entre 45 días y 3 años sin vacante en la escuela pública. Sólo por nombrar algunas cuestiones que, sin duda, no resolverán ni la astrología ni las meditaciones.
Afortunadamente muchas mujeres tomaron las calles en la Ciudad de Buenos Aires por el 8 de marzo. La multitudinaria movilización unitaria que llegó a Plaza de Mayo el viernes 7 ni festejó ni conmemoró: reivindicó la lucha cotidiana. La lucha por el derecho al aborto, contra los femicidios y todo tipo de violencias, la trata de mujeres y el aumento de precios y tarifas que impactan directamente en la vida de todas.
* Docente, militante de Marea Popular e integrante de la Marcha Mundial de Mujeres.
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