Los incendios que comenzaron el sábado en Córdoba y que provocaron la muerte de una mujer y dos heridos de gravedad, recién pudieron controlarse ayer, aunque aún quedaban algunos focos que no se habían extinguido. “El fuego no se prende solo, alguien lo prende”, dijo ayer el gobernador provincial y coincidió así con intendentes, bomberos y funcionarios de la dirección Ambiental en que la mayoría de los focos, que se expandieron por la zona serrana al oeste de la capital, fueron provocados en forma intencional. El director de Ambiente de la provincia afirmó que se habían quemado “entre 40 mil y 50 mil hectáreas de pastizales y bosques”.
Varios de los 36 focos de incendio que se registraron el lunes en Córdoba fueron controlados ayer debido al descenso de las temperaturas y a la disminución de las ráfagas de viento, que el lunes habían llegado hasta los 90 kilómetros por hora. Los frentes de fuego de las zonas de la sierra chica del Valle de Punilla (donde se encuentran las ciudades de La Falda, Valle Hermoso, Huerta Grande y Villa Giardino) y del Valle de Calamuchita (donde hubo incendios en Potrerillos y San Clemente) fueron controlados por la tarde, según afirmó a Página/12 el coordinador del área de emergencias ambientales de la Agencia Córdoba Ambiente, Jorge Schuler. Anoche aún continuaba un foco en la zona del camino de Altas Cumbres, a 20 kilómetros de Villa Carlos Paz, y 80 efectivos trabajaban para que el fuego no llegase a Compina.
“De no haber cambios notorios en el clima, mañana (por hoy) podrían extinguirse todos los focos”, dijo Schuler. Desde la agencia se informó que ayer a la tarde se habían controlado las llamas que amenazaban a San Clemente (donde el frente de fuego alcanzó los 6 kilómetros) y a Las Jarillas, un pueblo a 12 kilómetros de Villa Carlos Paz, donde hubo un frente de 12 kilómetros y fueron evacuadas varias familias.
Los bomberos voluntarios de las distintas localidades trabajaron ayer junto a la Policía, la Agencia Córdoba Ambiente, Defensa Civil y la Dirección provincial de Aeronáutica. El titular de la Agencia Córdoba Ambiente, Sergio Nirich, dijo ayer que durante la mañana la situación se había “complicado” por los cambios en la dirección del viento que impedían los vuelos de los aviones hidrantes, que al final lograron sofocar varios focos junto con cuatro helicópteros.
Las autoridades confirmaron que la única víctima de los incendios fue Estela María Molina, de 36 años, que murió el lunes cerca del lago Los Molinos, en la zona de Villa Ciudad de América. El intendente local, José Luis Colombatti, señaló que Molina habría fallecido mientras intentaba proteger a sus “pocas vacas y ovejas” del fuego. El esposo de la mujer, Julio Visconti, de 41 años, fue trasladado al Instituto del Quemado de la capital junto a un docente del observatorio de Alta Gracia: “Los dos siguen en estado muy grave, presentan lesiones serias en sus vías respiratorias y casi la totalidad de la superficie corporal afectada por el fuego”, dijo ayer el director del Instituto, Carlos Simón. Según informó una fuente del gobierno, habría también una persona desaparecida.
“Aquí hay alguien que es un delincuente porque hay una persona muerta, y ese fuego se inició bajo irresponsabilidad, o por falta de conocimiento de alguien que ha causado un daño terrible”, dijo De la Sota en una conferencia de prensa que dio en Alta Gracia junto con Nirich. Los intendentes de las distintas localidades sostuvieron que “casi todos los focos fueron producto de la mano del hombre, y en su mayoría de forma intencional”.
El domingo a las 20, policías de La Falda detuvieron a José Gabriel Pérez, de 20 años, sospechado de ser uno de los tres jóvenes que provocaron el fuego en la zona. “Un baqueano vio el sábado a tres personas prender fuego en el cerro La Banderita, pero sólo pudo identificar a Pérez mientras se escapaba. Fue intencional porque no había yuyos ni basura para quemar”, dijo a Página/12 Raúl Ponce, comisario de la zona 4 de La Falda, donde continúa arrestado Pérez, acusado del delito de incendio.