A partir de hoy y antes de las vacaciones de invierno, llegará a las 48 mil escuelas públicas y privadas de todo el país la Guía Federal de Convivencia Democrática, un protocolo destinado a los docentes para abordar situaciones de violencia vinculadas con la vida escolar y como parte de la implementación de la ley contra el acoso escolar o buylling. El material fue aprobado por las 24 jurisdicciones del país y ya está disponible en el sitio web del ministerio. “La guía propone generar mejores condiciones para que cuando ocurra alguna situación de conflicto los docentes tengan un repertorio de respuestas y se sientan fortalecidos”, destacó el ministro de Educación, Alberto Sileoni, durante la presentación. En total se distribuirán 200 mil guías en escuelas de nivel inicial, primario y secundario.

El material consta de dos cuadernillos que ponen a consideración de maestros, profesores y directivos herramientas para actuar “antes, durante y después” de situaciones de conflicto que puedan ocurrir dentro de la escuela, fuera de ella o a través del uso de las redes sociales; situaciones de violencias entre estudiantes, entre alumnos y docentes, y entre personas adultas (padres, docentes y no docentes) o por la presencia de armas en poder de algún alumno. También se aportan orientaciones para intervenir en casos de maltrato infantil, abuso sexual, violencia de género (en especial, noviazgos violentos), trata de personas y hasta intentos de suicidio. Y se incluyen sugerencias sobre cómo las escuelas deben manejarse ante los medios de comunicación (ver aparte).

“No es un añadido a la tarea de los educadores, es una tarea constitutiva del trabajo educativo”, aclaró Sileoni. “Cualquier docente está preparado para hacerlo, pero además, el trabajo sobre las guías formará parte de las jornadas de capacitación que se realizarán durante el año”, puntualizó. El abordaje de problemas de adicciones será tratado en otra guía, que está en preparación, precisó el ministro.

La confección de la guía demandó ocho meses de trabajo y se tuvieron en cuenta los protocolos ya existentes en algunas provincias como Buenos Aires, Entre Ríos, Mendoza, Neuquén, Formosa, Jujuy, La Pampa y Santa Cruz. “Intercambiamos saberes y experiencias con especialistas en el tema, entidades gremiales y el Observatorio de Violencia en las Escuelas” dependiente de esa cartera, explicó Sileoni. En la presentación, el ministro estuvo acompañado por el secretario de Educación, Jaime Perczyk, y el subsecretario de Equidad y Calidad, Gabriel Brener.

“Las intervenciones que realiza una escuela siempre son de carácter pedagógico y, en este material, se pone en valor la intervención temprana de los docentes en situaciones complejas relacionadas con la vida escolar”, informó el ministro. En ese sentido, destacó que la guía, “como toda acción escolar, es anticipatoria, no está pensada para intervenir en casos consumados. Queremos orientar y generar capacidades en los educadores y adultos responsables presentes en las escuelas para que puedan detectar y adelantarse a las situaciones conflictivas para prevenirlas”. El material, explicó, se propone como “un texto para ser leído, discutido y analizado en forma colectiva dentro de cada establecimiento”.

La guía sugiere que los docentes “no deben hacer perfiles, etiquetas o estigmas” sobre los niños o adolescentes involucrados. “Proponemos que los docentes no le digan al niño ‘sos desobediente’, sino ‘hoy estás desobediente’”, puso como ejemplo el ministro. Y los modos de intervención deben mantener propósitos principalmente educativos y no punitivos o patologizantes.

El material deja en claro que la relación entre educadores y estudiantes es y debe ser asimétrica. “La mejor posición que puede adoptar un docente es diferenciarse de sus alumnos, pero a su vez estar cerca y escuchar sus problemáticas”, puntualizó el ministro. Y dejó en claro que la guía impulsa los límites. “La escuela debe generar una conciencia ética autónoma por parte de los alumnos. La prohibición de la violencia es una construcción que debe proponerse en el ámbito escolar. La escuela debe ayudar a que los jóvenes elijan la legalidad. No hay nada peor, más disolvente que la impunidad”, definió. “No se le pega a nadie y menos si está en el suelo”, enunció, a modo de ilustrar esos códigos.

Sileoni se preocupó en aclarar que las situaciones de violencia en las escuelas no son propias de este país, sino que “ocurren en todo el mundo”. Perczyk apuntó en ese sentido que “la escuela no es una isla, las situaciones conflictivas o violentas que se pueden dar dentro de ella reflejan lo que también se vive en otros ámbitos y en la sociedad en general”.

Para cada escuela, explicó Perczyk, la propuesta incluye un mapa georreferenciado con información y datos de contacto de los organismos gubernamentales y de la sociedad civil a los que se debe dar intervención la escuela ante los casos complejos que puedan presentarse”. Por ejemplo, Desarrollo Social, el centro de salud o el Consejo de Niños.

Brener, por su parte, destacó la importancia de no mediatizar los conflictos escolares. “Los conflictos que surgen en el contexto de las escuelas deben resolverse en ellas: ni en los medios ni judicializándolos.” “En general, predomina una mercantilización mediática de la violencia escolar y cualquier problema que se etiqueta como bullying se reduce a un culpable y a una víctima. Pero el riesgo de simplificar de esa manera es que pueden quedar ocultas las situaciones conflictivas que son las que se deben abordar en la escuela”.