SOCIEDAD
Un policía experto en “repeler” agresiones antes de que ocurran
La situación del cabo de la Bonaerense acusado de matar a un rehén y a un ladrón que no le había disparado se complicó en el primer día del juicio oral: el policía que lo acompañaba argumentó que había “repelido” una agresión”, pero después admitió que tal agresión no había existido.
› Por Carlos Rodríguez
“¡Yo vi muy mal las películas de indios y de cowboys o usted me está dando una explicación que no cierra!” El presidente del Tribunal Oral 3 de San Isidro, Carlos Vales Garbo, perdió la línea frente a las notorias incongruencias del policía Gerardo Ramón Insaurralde y le pidió una descripción seria de la forma en que su compañero, el cabo Rubén Emir Champonois, baleó en la primavera de 2000 a los jóvenes Mariano Witis y Darío Riquelme. “Para repeler una agresión, primero debe producirse la agresión y usted dice que no hubo disparos desde el auto” en el que iban Witis y Riquelme, remarcó Vales Garbo, aludiendo a los dichos del testigo policial sobre el episodio por el cual Champonois es juzgado por doble homicidio. “Puede ser que haya repelido sin agresión” previa, admitió finalmente Insaurralde, que sin abandonar el uso de su verbo predilecto, terminó abonando la acusación que dice que Champonois disparó contra un músico que era rehén y que estaba desarmado (Witis) y contra un ladrón armado (Riquelme) que nunca intentó disparar contra el acusado. Es decir, podría haberlo detenido sin provocar una tragedia.
En la apertura del juicio, todo lo que quedó claro perjudica a la defensa del cabo Champonois. Declararon los testigos del robo a la sucursal Beccar del Banco Itaú, el 21 de septiembre de 2000, paso previo al doble crimen. Varios confirmaron que vieron a “dos jóvenes armados y una chica que parecía rehén porque uno de los asaltantes la llevaba tomada del cuello”. El suboficial Julio Alberto García, el primer policía que llegó al banco, afirmó que el dato sobre “la presencia de una posible rehén” entre las cuatro personas –el cuarto era Witis– que iban en un Volkswagen Gol de color azul “fue informada a los móviles por la radio policial”. El mensaje tuvo que haber sido recibido por Champonois e Insaurralde, antes de la mortal persecución.
Los ladrones eran Riquelme y otro joven que se llamaría Walter Ruiz, conocido como “Terry”, quien logró bajarse del auto baleado y escapar por los pasillos de la villa Uruguay, en Boulogne. La joven que iba como rehén era Julieta Schapiro –amiga de Witis y dueña del auto–, quien hoy debe presentarse a declarar en el juicio. Ella fue obligada a manejar el auto durante una persecución de más de 20 cuadras y salió ilesa, aunque sufrió un grave daño psicológico. Insaurralde confirmó ayer que después de la balacera desencadenada por Champonois, con Witis y Riquelme ya muertos en el asiento trasero del Gol, Julieta fue intimada a bajar y tratada como si fuera la encarnación del mal. “Yo le puse las esposas con ella tirada en el piso; no dijo nada, sólo lloraba”, recordó ayer Insaurralde.
Insaurralde hizo un largo e insulso relato –a los fines de la causa– sobre la persecución del Gol azul, en un móvil policial en el cual él era el chofer y Champonois la principal boca de fuego. Según Insaurralde, el nombrado “Terry”, armado con una escopeta, hizo dos disparos: uno durante la persecución y otro en el baldío de la villa donde murieron Witis y Riquelme. En ambos casos, Champonois “repelió la agresión”.
“Me estoy poniendo nervioso”, dijo Vales Garbo antes de lanzar una batería de preguntas para que Insaurralde aclarara sus dichos. El policía insistió en que “Terry” le tiró un escopetazo a Champonois –en el baldío nunca apareció la vaina– y que el acusado “repelió la agresión”. Después hubo una nueva andanada de disparos porque Champonois “volvió a repeler una agresión”, pero Insaurralde había admitido que en esa segunda ocasión “los únicos disparos los hizo Champonois”.
–¿Si desde el auto nadie disparó contra Champonois como pudo haber “repelido” una agresión? ¿A quién le disparó Champonois? ¿A los que estaban en el auto?–preguntó el presidente del tribunal.
–No, me parece que le disparó al ladrón que escapó hacia la villa-respondió Insaurralde. –Usted dijo que ese ladrón ya se había perdido de vista. ¿Quién fue entonces el que rompió a balazos los vidrios del Gol? ¿No fue acaso Champonois cuando volvió a “repeler” la agresión.
–Los vidrios polarizados del Gol se cayeron cuando yo salí corriendo para esposar a la chica que iba al volante (esto ocurrió mucho después de la balacera que destruyó la luneta trasera del auto).
–¿Y cuál fue el milagro que hizo que los vidrios se cayeran solos?
–No lo sé, yo pasé corriendo y se cayeron. Yo sé que repelió la agresión, pero no sé si disparó hacia el auto o hacia el pasillo de la villa.
La respuesta terminó de encolerizar al presidente del tribunal. Luego llegó una última pregunta de Rodrigo Borda, abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que representa a la familia Riquelme.
–¿Puede ser que su compañero haya “repelido” sin agresión previa?
–Sí, puede ser –fue la respuesta final de Insaurralde, mientras era notorio que la piel blanquísima de Champonois se había puesto roja. Fue evidente que Insaurralde evitó decir palabras fuertes como “muertos” (apeló al “estaban recostados en el asientos”), pero su insistencia con los eufemismos le jugó en contra.