“Escucho tiros, el vidrio (del auto) explota, escucho que Mariano (Witis) llora y se queja. Y después no escucho nada más.” Todavía conmocionada por el recuerdo del episodio vivido en la primavera del 2000, Julieta Schapiro relató ante los miembros del Tribunal Oral Nº 3 de San Isidro la forma en que, siendo ella rehén, quedó en medio de una balacera provocada por el cabo Rubén Champonois, acusado por el doble homicidio de Witis y de Darío Riquelme. El testimonio de Schapiro complicó a Champonois, ya que la chica aseguró que Riquelme nunca disparó contra el policía. “No vi movimientos de armas dentro del auto. Si hubiera habido un disparo desde adentro, no podría dudarlo”, sostuvo la sobreviviente de la tragedia.
En su relato, Schapiro descartó incluso que haya usado su arma, una escopeta, el otro ladrón que iba en el Volkswagen Gol, identificado por la policía como Walter Ruiz, que sigue prófugo. “El delincuente de adelante (por Ruiz) se baja y veo que el delincuente de atrás (Riquelme) mueve el asiento para escaparse.” Allí vienen los tiros, desde afuera, donde estaba Champonois. Según Julieta, durante la persecución del Gol por parte del patrullero en el que iban el acusado y el suboficial Gerardo Insaurralde, los vidrios polarizados del Gol siempre estuvieron cerrados. De esa manera refutó lo dicho por Insaurralde en el sentido de que Ruiz, durante el escape, había hecho un disparo con la escopeta.
Schapiro fue victimizada por los policías: “Me sacaron del auto, me tiraron al piso, me pisaron la cabeza, me preguntaban por Mariano y cómo me llamaba. Me llevaron a la comisaría y yo les dije todo, pero no me escuchaban (...). Preguntaban siempre lo mismo y me decían que les dijera la verdad”. Para completar el cuadro desfavorable para Champonois, el médico policial Eugenio Aranda aseguró que la herida de bala que mató a Witis era “circular, perfecta”. De ese modo descartó que se haya producido por el “rebote” de un proyectil. Champonois dice que le disparó a Riquelme y que una bala se desvió.