SOCIEDAD › SE REALIZARON EN LA UBA JORNADAS SOBRE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
La Universidad de Buenos Aires desarrolló en diferentes sedes una semana dedicada a difundir miradas y posiciones sobre la violencia de género. En la Facultad de Ciencias de la Comunicación, un panel debatió sobre las dificultades en el acceso a la Justicia.
“Todos los días muere una mujer por violencia de género”, sostuvo Estefanía Gelso. Lo dijo en el marco de una semana de actividades sobre violencia de género, las dificultades en el acceso a la Justicia de parte de las mujeres y el sesgo patriarcal que domina dentro del Poder Judicial, en sus fallos y en las leyes penales. Las jornadas fueron tituladas como Degenerando Buenos Aires, organizadas por dos corrientes universitarias de la UBA –el Cauce UBA y Desde el Fuego– que se desarrollaron durante toda la semana pasada en distintas sedes de la casa de estudios.
“¿Cómo es el acceso a la Justicia por parte de las víctimas de violencia de género?”, se preguntó la abogada Florencia Montiel al iniciar su exposición, parte del panel dedicado a violencias y femicidio, en la sede de Constitución de la Facultad de Sociales. Junto a ella se encontraban su colega Estefanía Gelso, integrante de la Campaña Nacional contra las Violencias hacia las Mujeres, y la trabajadora social Eva Amorín. Enfrente, la audiencia se iba incrementando con el correr de los minutos, integrada por jóvenes, en su mayoría mujeres estudiantes. Para la resolución de esa pregunta Montiel acudió a casos públicos de maltrato a la mujer y femicidios, y demostró cómo resulta plasmada en los argumentos de los fallos judiciales la “construcción cultural machista” de la sociedad. “Desde los primeros abordajes de los casos y el tratamiento a las víctimas cuando recurren al órgano judicial, hasta en los argumentos que se plantean en los casos, no vemos un abordaje que contemple la perspectiva de género. En la Justicia en general y en el accionar de jueces y fiscales, prima la raíz patriarcal”.
Un ejemplo presentado por Montiel es el caso de Susana Gómez, una mujer de La Plata que quedó ciega por los golpes de su marido, recientemente condenado a 8 años de prisión. Gómez había realizado 14 denuncias previas a quedarse sin visión, que no fueron escuchadas ni por la policía ni por el Poder Judicial. Más grave fue aún que “el fallo condene al hombre por realizar lesiones gravísimas y no hable en ningún momento de la figura de violencia de género”, aseguró Montiel, y añadió que “nombrar el hecho como tal implica un reconocimiento de las violencias sistemáticas que sufren las mujeres. Esas violencias cotidianas son políticas”.
Amorín aportó una mirada desde el campo de trabajo de quienes intentan combatir el “modelo doméstico de sumisión”, aprendido desde la infancia con los primeros juegos y juguetes regalados por los padres, con fuertes connotaciones sugeridas, como muñecas a las nenas y espadas a los varones. “En ese modelo se encuentra el origen de la violencia hacia las mujeres. Las mujeres aprenden la subordinación”, señaló Amorín y enfatizó que las relaciones de pareja son constitutivamente violentas por el ejercicio del poder, “muchas veces puede circular entre dos, pero en otras no y allí se produce el maltrato”.
Desde la Campaña Nacional contra las Violencias hacia las Mujeres, representada por Estefanía Gelso, se presentaron algunos datos, como que todos los años mueren 4.500.000 mujeres víctimas de algún tipo de violencia. “Todos los días muere una mujer por el solo hecho de ser mujer”, afirmó. El objetivo de la campaña es sacar de la esfera privada esta problemática. Y amplía la violencia hacia las mujeres al incluir también “el hambre, la desocupación, el trabajo en negro, la pobreza, la desigualdad de posibilidad, que nos impiden elegir nuestras propias decisiones”.
En el espacio también participaron dos organizaciones sociales en lucha contra el hostigamiento femenino: la Marcha de Las Putas y Acción respeto. Verónica Leme, fundadora de la segunda, que denuncia el acoso callejero, dijo: “Nosotros cuestionamos los estereotipos de género y cómo contribuyen a la cultura de la violencia y, en particular, a las violencias hacia las mujeres. Junto con la Marcha, identificamos que las excusas para justificar una violación tanto como a los acosos callejeros son muy similares”. Desde la Marcha asumen la importancia de hacer público el sufrimiento de las mujeres acosadas sexualmente y expusieron en el espacio una campaña gráfica sobre la “cultura de los estereotipos”.
Las jornadas del Degenerando también surgieron como un ejercicio de visibilización y sensibilización respecto de los temas vinculados al género. “Es un intento de degenerar al género, de superar la lógica en que se organizan los géneros dicotómicamente entendidos, como varón-mujer”, apunta una de sus organizadoras, Sandra Aguilar, graduada en Ciencias de la Educación. Durante los cinco días desfilaron intelectuales, activistas y artistas. Fue una buena oportunidad para acercarse a los diferentes saberes producidos fuera, dentro y en los márgenes de la academia sobre géneros y disidencia sexual. “Intentamos plantear la función política que tiene la universidad. Son pocos los espacios en que se producen saberes con una lógica antipatriarcal aquí adentro. Consideramos que es fundamental que se incluya la mirada de género en los programas de las distintas carreras de la UBA, que estos espacios se multipliquen.”
Informe: Laura Guarinoni.
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