SOCIEDAD
› BANDA DE ADOLESCENTES SECUESTRADORES EN PACHECO
El día que apresaron a Jesús
Jesús lideraba una banda que secuestró a dos familiares de un ejecutivo de Audi. Y robó en casa de todos sus parientes. Tiene 17 años y ayer fue detenido. Actuaban para delincuentes mayores.
› Por Horacio Cecchi
A los 15 años, Jesús ya había pasado por el peor de los infiernos. Jesús, no el de Nazareth sino el de Talar de Pacheco. Lo apodan “Quemado” por los rastros que una terrible quemadura dejó en su rostro. Jesús está sindicado como integrante de una banda de menores sospechada de haber secuestrado al hermano del director general de la automotriz Audi, al sobrino del empresario, y asaltado su casa y la de prácticamente toda su familia en el término del último mes. El fin de semana pasado fueron detenidos cuatro menores. Uno de ellos, Josecito, de 16, abandonado por sus padres y con antecedentes de robo a mano armada. Ayer cayó Jesús. Permanecía oculto en una casilla en medio de un monte dentro de una isla perdida en el Delta del Tigre. La ola de criminalización contra los menores que desatará este caso deberá esperar un tiempo: existen sospechas muy fuertes de que la banda actuaba bajo las órdenes de otros, con más poder y, como de costumbre, con más años. De su homónimo de Nazareth, “el Quemado” sólo tiene en coincidencia su nombre de pila, su aparente vinculación con familiares de Testigos de Jehová (según entienden los investigadores), y llevar la cruz que le cargaron en su calvario.
A fines de julio o principios de agosto a José Demarco, 48 años y director general de la empresa automotriz Audi, le robaron su moderno y lujoso Audi 8. Además de su reloj, una agenda y las llaves de su casa, le llevaron una computadora en la que el empresario guardaba prácticamente todos los datos de la empresa y de su familia. Demarco vive en un country en Pacheco. A los pocos días del robo, unos chicos se aparecieron por lo de papá Demarco, de unos 70 años, también en Pacheco, y le vaciaron la casa.
Lo mismo que le ocurrió a papá Demarco le ocurrió a Rubén, hermano de José. Pero la cosa no quedó ahí, porque pocos días después, Rubén fue secuestrado. Su hermano, el empresario, negoció el pago del rescate. Según fuentes de la investigación, José terminó pagando 30 mil pesos, aunque algunos mencionan la misma cifra pero en billetes de los buenos. Tras el pago, Rubén fue inmediatamente liberado.
Pero si el secuestro, pago del rescate y liberación dejaba suponer que el trauma de los Demarco había pasado, pocos días después esa suposición fue aplastada por la fuerza de los hechos: Gabriel, hijo de Rubén, fue también secuestrado.
La mayor parte de los casos quedó a cargo del juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich. En lo que va del mes, testigos y víctimas (estos últimos se fueron engrosando con el correr del tiempo) fueron sumando datos. La investigación fue apuntando a una banda, aparentemente conformada por menores. Entre el viernes y el domingo pasado, una serie de allanamientos y operativos en la Villa El Ahorcado, del Tigre, derivó en la detención de 13 personas, entre menores y mayores.
Cuatro de ellos fueron reconocidos por víctimas y testigos en rueda de presos. Los cuatro quedaron detenidos. Todos eran menores. Entre ellos, Josecito, de 16, con antecedentes de robo a mano armada. Responsabilizarlo como si se tratara de un adulto, o preguntarse por los motivos de su trayectoria derivará en respuestas diferentes. “El padre de este chico –confió un investigador a Página/12– lo abandonó cuando él tenía ocho meses. La madre volvió a formar pareja y la atención quedó concentrada en los nuevos hijos.” Resultado, Josecito fue librado a su suerte antes de llegar a los diez años. Josecito y Jesús se conocían de la zona, el Talar de Pacheco, se conocían por similitud de edad (apenas un año de diferencia), se conocían por la necesidad y, según sospechan los investigadores, se conocían también porque eran supuestamente amparados por familiares devotos de los Testigos de Jehová.
Ayer, Jesús fue detenido por bonaerenses de la DDI de San Isidro, oculto en una casilla perdida en el monte, en una isla del Delta. “Quién lo puso ahí, ésa es la pregunta”, confió el mismo investigador, deslizando que semejante quién no es otro menor. “Estos chicos no organizan secuestros ni se roban un auto supermoderno por su propia cuenta. Ninguna banda de menores que realiza semejantes hechos actúa organizando los golpes, esas son patrañas. Esto se hace por encargo de otros que no son menores y que tienen algún tipo de poder. El que se llevó el Audi 8 ahora estará en Paraguay, disfrutando de la venta. Estos chicos cobran una porción ínfima de los botines que se llevan. La investigación está dirigida en ese sentido y no va a quedar cerrada en la bandita.”
Ahora, Jesús, José y el resto fueron enviados al instituto Belgrano y al Roca. Los padres de Josecito serán obligados a hacerse cargo del chico, una vez que supere el período en el instituto. Desde el juzgado seguirán de cerca el caso. Sobre Jesús, aún no se sabe demasiado.