SOCIEDAD › DEBATE POR LA NUEVA FORMA DE CALIFICAR EN LAS PRIMARIAS BONAERENSES
Los cambios en las calificaciones y promoción en la escuela primaria generaron polémica. Desde numerosos medios se instaló la idea de que se eliminan los aplazos y se puede aprobar un grado sin cumplir con todas las materias. Las modificaciones. Los fundamentos.
La nueva modalidad de calificaciones y promoción de materias que implementará la provincia de Buenos Aires en todas las escuelas primarias a partir de 2015 abrió el debate entre funcionarios y especialistas en educación. La Dirección General de Cultura y Educación bonaerense dispuso que los estudiantes de primero a tercer grado tendrán una evaluación conceptual con calificaciones de “regular”, “bueno” y “muy bueno”. Para los cursos de cuarto a sexto grado, regirá una escala de calificaciones numéricas que irá de 4 a 10 y eliminará las notas 1, 2 y 3. Estos sistemas no descartan la posibilidad de desaprobación, que será con “regular” en los años inferiores y con una nota de 4 a 6 en los superiores. Además, los chicos podrán pasar de grado a pesar de tener hasta dos áreas curriculares desaprobadas. La directora general de Cultura y Educación, Nora De Lucía, explicó ayer que “lo que nos interesa es que los chicos aprendan. Estemos pensando en chicos de nueve años que fueron en el año brillantes y que tuvieron problemas en una materia. Priorizamos el saber y no la nota”.
Los cambios que empezarán a regir desde el año que viene en primarias públicas y privadas de la provincia se dan en el marco del Nuevo Régimen Académico Primario, que aprobó la cartera educativa bonaerense a través de la Resolución 1057 y tiene el aval de docentes y del Consejo Federal de Educación, con los que vienen trabajando en la medida desde 2009.
Este régimen académico consiste en un conjunto de disposiciones que regulan distintos aspectos pedagógicos y organizacionales generales de las escuelas primarias bonaerenses. Contempla los sistemas de calificación, evaluación y promoción, las normas de convivencia para la comunidad educativa y hasta las consideraciones que permiten elegir a los abanderados.
La nueva resolución deroga los criterios anteriores de evaluación y promoción de los alumnos, lo que generó una gran polémica entre funcionarios y especialistas de la educación nacional y provinciales. Propone que los seis niveles del primario se dividan en dos bloques de tres años cada uno, en los que los docentes puedan interactuar para lograr que los alumnos se apropien de los conocimientos en los que fallaron sin tener que repetir de grado.
Para los chicos de primero a tercer grado se establece una “evaluación conceptual” que se expresará como “regular”, “bueno” y “muy bueno”. La calificación más baja implica “desaprobación” y las otras dos, “aprobación”. Los estudiantes de cuarto a sexto grado serán calificados mediante una “evaluación numérica” de entre 4 a 10, donde la escala de 4 a 6 significará “desaprobación” y de 7 a 10, “aprobación”. En diversos medios ayer se instaló la idea de que desaparecían los aplazos. De Lucía explicó que “no es que no hay aplazos. Los aplazos existen y el chico va a tener la nota real en su libreta de trayectoria”.
Consultada por Página/12, Silvia Storino, directora de Nivel Primario de la Nación, remarcó que “el régimen de calificaciones busca ser más claro, confiable y justo. En la escala de 1 a 10 existen seis puntos de desaprobación y cuatro de aprobación, lo que la hace difícil de interpretar a docentes, alumnos y padres, que muchas veces no distinguen el criterio entre poner un 2 o un 3. Con este pequeño cambio, se la hace además más equilibrada. Con un 4 se desaprueba, pero le da la posibilidad al alumno de poder mejorar y aprobar un área de estudio. El sistema refleja mejor lo que aprendió y valora su esfuerzo”.
Asimismo, la resolución establece que los alumnos podrán pasar de año con hasta dos áreas curriculares desaprobadas de las seis asignadas anualmente: prácticas del lenguaje, matemáticas, ciencias naturales, ciencias sociales, artística y educación física. También premia como abanderados a los mejores promedios del curso: en los actos oficiales seguirá ese criterio, aunque en otras ocasiones pueden, como ahora, ser elegidos, por ejemplo, por sus compañeros.
“Si un chico funcionó en todas las áreas menos una, por ejemplo, lo que hace no es promover el año, sino pasar y tener desde el primer día de clases de marzo un maestro especial durante el tiempo que lo necesite hasta que incorpore todos los aprendizajes”, detalló De Lucía. Si al finalizar el siguiente ciclo lectivo el estudiante no logra avances con sus conocimientos en las materias adeudadas, la escuela evaluará su permanencia en el año en que cursa.
“Estos chicos se encuentran en pleno crecimiento y avance de sus capacidades cognitivas. A esta edad quieren aprender, no especulan con pasar de grado fácil. Y uno aprende más cuando te lanzan para adelante, no cuando te retrasan o te castigan. La decisión de que los chicos pasen de grado tiene ese sentido. Con los estudiantes secundarios y universitarios sucede lo mismo y está bien”, indicó Storino.
El ministro de Educación, Alberto Sileoni, afirmó ayer que “el espíritu del nuevo régimen académico es la modificación de algunas pautas de evaluación, y no decir que no haya más esfuerzo en la escuela y se pase de grado indiscriminadamente”.
Sileoni sostuvo que “no se está diciendo que los alumnos pasen de cualquier manera, se está diciendo que debe haber un trabajo de promoción acompañada en donde los docentes del grado subsiguiente tienen que saber cuál es la trayectoria de cada uno de los alumnos, tienen que saber en qué tienen que mejorar, qué cosa ha madurado y qué cosa no”.
“No hay por qué pensar que la única forma de evaluar es la de hace 50 años, sino que pueda haber otros modos que también tengan por objetivo el aprendizaje, el esfuerzo y el señalamiento de este esfuerzo”, aseguró.
En esta línea, Storino remarcó que “cuando un maestro evalúa, recupera información sobre lo que los chicos aprendieron para dar un juicio de valor y evaluar la enseñanza en la escuela. No se evalúa para castigar a los alumnos, sino para ver qué cambios se deben hacer para mejorar el aprendizaje de lo que por derecho tienen que aprender”.
Informe: Gonzalo Olaberría.
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