SOCIEDAD › LA INUNDACION LLEGO AL CASCO HISTORICO Y ALCANZO A LA BASILICA
El nivel del río subió durante buena parte del día, aunque a la tarde experimentó un leve descenso. Hay 250 evacuados y mil afectados. Un chico de 7 años desapareció durante la crecida en Jáuregui. En la cripta de la basílica debieron sacar el agua con bombas.
Después del temporal del miércoles, ayer el nivel del río Luján siguió aumentado su nivel durante buena parte del día y sus aguas avanzaron en la ciudad. Al mediodía llegaron al casco histórico y alcanzaron a la basílica, donde empezó a inundarse la cripta. La subida obligó a la evacuación de 250 personas y unas mil resultaron afectadas. Un chico que desapareció durante la crecida era buscado por la Prefectura y los Bomberos. A última hora, la altura del agua descendió cuatro centímetros, por lo que las autoridades eran optimistas respecto de la posibilidad del comienzo de una normalización.
El descenso del nivel del río “no es algo permanente pero es el comienzo de una posible estabilización”, evaluó el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, quien recorrió los centros de evacuados y supervisó las tareas junto al intendente Oscar Luciani. “Por ahora sigue el alerta roja pero los números son alentadores, ya que a las 15 teníamos 5,32 metros y dos horas después el nivel se situó en 5,28, pero no es definitivo. El agua escurrió bastante, aunque hay una turbulencia todavía muy fuerte”, destacó Berni.
El funcionario precisó que buzos de Prefectura y de Bomberos buscan a un niño de siete años que desapareció de las aguas del río mientras se bañaba junto a otros amigos a la altura de la localidad de Jáuregui. “El chiquito estaba en un puente y se arrojó desde allí”, dijo Berni, mientras que el intendente Luciani aseguró que se trata “de una crecida histórica, porque la anterior marca en 2012 fue de 5,12 metros”.
El jefe comunal destacó el trabajo conjunto del municipio junto a la Nación y a la provincia de Buenos Aires para paliar la situación y aseguró que el agua “está escurriendo más fluidamente porque se están limpiando las márgenes del río”.
La crecida del río Luján invadió el casco histórico y llegó hasta las calles laterales de la basílica, en donde comenzaron a accionarse las bombas de extracción para retirar el agua que había invadido la cripta, al tiempo que se retiraron objetos muy valiosos, como la corona de la Virgen.
La cantidad de evacuados ascendía a la tarde a 250 personas, que fueron alojadas en cuatro centros, mientras que otras mil debieron dejar sus hogares para mudarse a la de familiares y amigos debido al ingreso de agua dentro de sus casas.
Los barrios más perjudicados son Padre Carlos Varela, La Loma, El Ceibo y Cuartel Quinto, al igual que los pueblos de Olivera y Jáuregui, mientras que muchos habitantes del casco histórico debieron resguardar sus pertenencias o colocar bolsas de arena en la entrada de sus viviendas para evitar el ingreso del agua.
Esta es la novena crecida del río Luján en lo que va del año y la tercera inundación que sufren los habitantes, ya que la cuenca recibe caudal de otros distritos que desaguan directamente en Luján.
Vanesa, una de las damnificadas alojadas en un centro de evacuados, explicó que “ayer (por el miércoles) a la mañana tenía el agua por las rodillas y decidí irme con mis cuatro nenas. Mi marido se quedó, pero por la noche el agua ya le superaba la cintura y los Bomberos lo evacuaron”.
“Hoy no sé hasta dónde llega el agua en mi casa”, agregó la mujer, que tiene una vivienda de material de dos pisos y que contó que antes de abandonarla ayudó a tres familias del barrio a subir las cosas al segundo piso.
“Una vez que se vaya el agua, volver no va a ser inmediato: habrá que esperar varias semanas que todo seque, desinfectar y armar el hogar, y eso lleva tiempo”, explicó con la misma resignación de Verónica otra evacuada en el Polideportivo, que ya sabe que perderá todo por tener una casa de chapa y madera. Ambas vecinas viven en el barrio La Loma.
Mercedes, una mujer que vive en esa zona, a cuatro cuadras de la basílica, explicó que su casa todavía no estaba damnificada por la crecida, pero manifestó que esa vivienda tiene 100 años y está construida a 70 centímetros del piso, lo que “demuestra que las inundaciones son un problema histórico”.
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