Jue 25.09.2003

SOCIEDAD

Tres empleadas denunciaron haber sido despedidas por no desnudarse

Las mujeres dijeron que fueron echadas de un comercio de San Lorenzo, en Santa Fe, por negarse a quitarse toda la ropa delante del encargado, por un supuesto robo de mercadería.

En la localidad santafesina de San Lorenzo, tres empleadas, de entre 20 y 25 años de edad, denunciaron ante el sindicato que fueron despedidas de su trabajo luego de que se negaran a desnudarse frente al encargado del local, quien supuestamente quería comprobar que las mujeres no se hubieran robado nada de allí. “Cuando se negaron, el hombre les empezó a gritar diciendo que en su comercio se debía hacer lo que él decía y las despidió en el acto”, explicó Susana Treviño, abogada de la Asociación de Empleados de Comercio de Santa Fe. Según aseguró el sindicato, las mujeres trabajaban en negro y cobraban por una jornada de 14 horas entre 9 y 10 pesos diarios.
La semana pasada, tres chicas llegaron al local del sindicato de comercio de San Lorenzo con los ojos llenos de ira y el rostro marcado por la humillación. Necesitaban el poquísimo dinero que ganaban, pero argumentaban que no podían aceptar el supuesto hecho humillante.
Las tres trabajaban en “Sin competencia”, un negocio ubicado en el centro de San Lorenzo, nacido como bazar de importaciones baratas en la época del uno a uno, donde hoy se puede encontrar desde ropa deportiva hasta artículos de librería. Pertenece a una cadena con locales en Rosario y sus alrededores. Allí, en jornadas de entre 12 y 14 horas, las empleadas atendían al público y limpiaban los toldos y ventanas del lugar. Según denunciaron al sindicato, siempre estaban sometidas a la amenaza de ser despedidas. “No tenían un sueldo mensual, sino que cada día les pagaban su jornal, por lo que la presión psicológica era cotidiana”, relató Treviño a Página/12.
Bajo estas condiciones llegaron al lunes de la semana pasada cuando, antes de retirarse, el gerente –siempre según sus dichos– las detuvo y las llevó a un cuarto cerrado para revisarlas. Extrañadas ante la novedad, las empleadas accedieron a su pedido, y se bajaron los pantalones –y subieron las remeras– frente a la novia del encargado, quien comprobó que no se llevaban nada y las dejó marchar a sus hogares.
Dos días después, la escena se repitió, pero esta vez fue el propio encargado quien supuestamente intentó revisarlas más “a fondo”, indicándoles incluso que se quitaran las prendas íntimas. Las chicas se negaron y estalló la pelea.
“A los gritos nos dijo que era una norma del local y que debíamos hacer lo que él decía. Al negarnos, nos despidió de palabra”, aseguraron ayer aún conmocionadas por lo ocurrido.
Mariela, Gisella y Belquis, pese a que según aseguran estaban en negro, recibieron días después de hacer la denuncia sendos telegramas de despido en sus domicilios en los que la empresa aducía problemas presupuestarios que la obligaban a reducir el personal.
“Esto fue muy raro porque inmediatamente después de despedir a las chicas contrataron a otras tres. Allí y en los demás locales que la cadena tiene en Rosario y alrededores los empleados valen menos que los objetos”, reflexionó la abogada.

Producción: Damián Paikin

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