Jue 20.11.2014

SOCIEDAD  › EL ENCUENTRO QUE ESTE FIN DE SEMANA REúNE EN LIMA A MUJERES DE TODA LA REGIóN

Una cumbre del feminismo continental

El Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe es el mayor punto de debate del movimiento de mujeres. Jóvenes, trans y movimientos indígenas amazónicos buscan ampliar la agenda tradicional. El acoso político, la nueva barrera a la participación de las mujeres.

› Por Sonia Santoro

Desde Lima

Del 22 al 25 de noviembre, la ciudad de Lima albergará el 13º Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (Eflac). Tres ejes marcarán las reflexiones y acuerdos y desacuerdos de estos intensos días: interculturalidad crítica, sostenibilidad de la vida y el cuerpo como territorio. Jóvenes, trans y movimientos indígenas amazónicos son los grupos que llegarán para ampliar la agenda feminista tradicional. “Necesitamos, ellos y nosotras, hacer alianzas. Está la convicción de que solas no podemos hacer otro mundo posible”, resume Diana Miloslavich Túpac, integrante de la comisión organizadora, a pocos días de que el proyecto de encuentro que vienen planificando, trabajando y soñando desde hace dos años, se haga realidad.

Es la segunda vez que el Eflac tendrá como sede esta ciudad. La primera fue en 1983. Hacía dos años, en Colombia, se había creado este espacio de reflexión y crecimiento para el movimiento feminista continental. Allí se había instituido el 25 de noviembre como el Día Latinoamericano de la No Violencia hacia las Mujeres. Diana Miloslavich Túpac fue una de las protagonistas de esa historia. Ella integra la organización feminista Flora Tristán, que tiene casi 30 años de vida y que nació muy vinculada con el activismo feminista en los ’80. “Luego nos fuimos institucionalizando. Hemos trabajado en diferentes aspectos temas de incidencia política, capacitación, derechos de las mujeres, rurales, empoderamiento”, relata en un bar sobre el malecón del barrio Miraflores, en la costa de Lima.

Ahora es integrante del Grupo Impulsor del 13º Eflac y responsable de la Comisión de Cultura y Kontracultura. Tuvieron una preinscripción de 1200 feministas de toda la región para este encuentro y se espera que todas se descubran en el Parque de las Exposiciones, el 22, para la apertura. El 22, 23 y 24, de 9 a 11 de la mañana, los tres ejes se presentarán con exposiciones breves. De 11 a 13, habrá talleres más pequeños. Y ya en la tarde, eventos autogestionarios. También prepararon dos foros paralelos y un festival de cortos y videos.

El 25 se lo clausurará al mediodía, luego de una plenaria donde se decidirá cuándo será el próximo encuentro y “luego salimos a una marcha por la ciudad, llamando la atención sobre el 25 de noviembre, día de no más violencia contra las mujeres”. Las similitudes con los Encuentros Nacionales de Mujeres de Argentina no son casuales. Los Eflac fueron inspiradores para éstos. Así como en las premisas que los rigen: autogestión y autofinanciamiento, autonomía y horizontalidad.

Si bien Diana estudió literatura e hizo un doctorado en historia, en Flora Tristán se dedicó al trabajo de participación política. “Ahora estamos apoyando una iniciativa de ley de acoso político. A partir de una investigación que hicimos con Calandria, organización de comunicaciones, sacamos que de cada cinco autoridades mujeres, dos vivían situaciones de acoso político por parte del alcalde, del consejero, del presidente regional, o sea dentro de su ámbito laboral, de competencia política. Acabamos de hacer una muestra con el Jurado Nacional de Elecciones, que es el ente electoral máximo del Perú, en el proceso electoral de 2014. Lo que ha salido es que de cada diez candidatas mujeres, cuatro vivieron situaciones de acoso. Entonces nosotros vemos como una barrera nueva que ha surgido en los últimos años a la participación política de las mujeres. Identificamos el acoso como todo aquello que impida, menoscabe y restrinja el derecho a la participación política de las mujeres. Esto, sumado a lo que ya sabíamos de la doble jornada que tienen las mujeres políticas, porque todas siguen haciéndose cargo de las responsabilidades familiares”, cuenta.

–¿Qué otros temas son preocupantes para las mujeres en Perú?

–Un tema actual es que durante el fujimorismo una de las denuncias más fuertes fueron las esterilizaciones forzadas que se les hizo a las mujeres, sobre todo de zonas rurales. El fiscal que tenía el caso acaba de archivar la investigación, entonces hemos interpuesto una “tacha”: lo que decimos las organizaciones de mujeres es que este señor, después de haber archivado el caso, ha sido promovido dentro del ministerio público a otro cargo. ¿Cómo pueden promover a alguien que archiva una demanda pendiente, que fue un compromiso incluso del actual presidente de la república en su campaña electoral? El compromiso de Ollanta Humala con las mujeres víctimas de las esterilizaciones es lo que hace que gane puntos frente al debate de la hija de Fujimori. Y sin embargo, tanto en el tema justicia como reparaciones, no ha habido grandes avances. No se puede ir este gobierno sin haber avanzado en el tema reparaciones.

–En este escenario viene el Eflac...

–Sí, y de alguna manera es un momento complicado porque el enfoque progresista acaba de perder las elecciones en Lima metropolitana, que sigue afectando la tercera parte de la población del país (10 millones de habitantes). La pérdida de la reelección de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, es un proceso complejo donde no se concretó una unidad de los sectores de izquierda progresista. Es una pérdida. Ha sido una ciudad que estuvo en manos de una alcaldesa, la primera elegida por voto popular, que en los cuatro años sufrió una revocatoria y dos elecciones; estuvo permanentemente acosada por la derecha. Entonces, a pesar de avances que pudo haber, no ganó. Y la mayoría de la gente de Lima que no la votó, dicen las últimas encuestas, igual vota porque se continúe la reforma iniciada por ella: de transporte; de abastecimiento, porque sacó un mercado del centro de la ciudad; hubo una política cultural muy importante para recuperar los espacios públicos; una apuesta fuerte por los jóvenes; en el caso de las mujeres se creó un área de la mujer...

–¿Cuáles son los ejes centrales del encuentro?

–Son tres ejes. Uno tiene que ver con interculturalidad crítica. Ha habido una explosión de movimientos indígenas, amazónicos, en diferentes secciones de América latina. Entonces hay un diálogo iniciado con las mujeres indígenas, amazónicas, rurales; eso está vinculado no sólo al tema de los derechos, sino de las alianzas. Porque países como el nuestro han terminado enfrentados por el tema de la minería. Las mineras han entrado en confrontación con las comunidades rurales, indígenas, amazónicas, entonces hay una tensión fuerte. Tenemos organizaciones de mujeres defendiendo el agua en Cajamarca en un conflicto minero, por ejemplo. La empresa insiste en sacar mineral del fondo de las lagunas, poniendo en riesgo todo un sistema hídrico que la población rural necesita para la sobrevivencia. Y el otro tema es la sostenibilidad de la vida, que también tiene que ver con el sistema en que estamos viviendo, que ha puesto en riesgo el futuro de la humanidad. Que tiene que ver con temas vinculados con el medio ambiente, pero también con la soberanía alimentaria y, fundamentalmente, pensamos que como feministas tenemos que decir algo al propio modelo económico y a cómo el patriarcado ha encontrado nuevas formas de dominación en este período. Por ejemplo, terminamos comiendo lo que nos imponen. Nos han expropiado de lo que comemos y ha sido sustituido por otro tipo de alimentación, que está más en función de intereses privados del capitalismo, de las propias empresas y no de lo que las personas, las mujeres, necesitamos.

–¿Y el tercer eje?

–Tiene que ver con nuestros cuerpos, nuestros territorios. Sin dejar de seguir levantando que la sexualidad es fundamental para las feministas, pero también con la mirada de que los cuerpos son nuestros territorios y también son cuerpos que han sido expropiados por políticas, como en las esterilizaciones forzadas, o que han sido vendidos como mercancía, como en la trata, por ejemplo. Se ha vivido con una naturalidad la heteronormatividad sin reconocer derechos a quienes son diferentes. Esto está muy cuestionado por los grupos trans y las lesbianas. Entonces también éste es un tema central que tiene que ver con los cuerpos.

–¿Qué es lo que distingue a este encuentro?, ¿qué es lo nuevo?

–Este encuentro recupera algunas cosas interesantes que están relacionadas con el encuentro en México: recuperar el espacio urbano de las ciudades, en el marco de muchas cosas que se han hecho para reducir la violencia hacia las mujeres.

–¿Otros años eran en lugares alejados?

–En hoteles. Además creo que hay una generación de jóvenes feministas contestatarias que está más en la lógica de la autogestión, de la transgresión, y más que estar en un hotel era estar en la ciudad. Entonces lo nuevo es la presencia de las jóvenes y de las trans, que han interpelado nuestras agendas en los últimos años de manera radical. Lo otro es el tema de los movimientos indígenas amazónicos que van a estar en el encuentro. Necesitamos, ellos y nosotras, hacer alianzas, si es que queremos hacer otro mundo posible. Está la convicción de que solas no podemos hacer otro mundo posible. Que tenemos que establecer diálogos, puentes, con otros movimientos sociales. Por eso el primer y el segundo eje son los más consensuados con los movimientos sociales.

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