Una pareja entró a un albergue transitorio en Castelar, en la provincia de Buenos Aires, y pidió una suite. A las tres horas el hombre salió solo en su camioneta. Poco después, una mucama encontró a la mujer, de 43 años, desnuda y muerta en el hidromasaje de la habitación. Había sangre en la cama y dientes en el piso. Hacía un año que estaban separados y para los investigadores podría tratarse de un crimen pasional.
El viernes a las 20 Irene Mercedes Castillo, de 43 años, y Juan Francisco Cardoso, de 48, ingresaron en una camioneta Renault Trafic blanca al garaje del albergue transitorio Casablanca, en Navarro 2447, Castelar Norte. El conserje les dio la habitación 13 y la pareja pidió una cerveza. “Estaban en concubinato hace 23 años, pero desde hace uno se habían separado en forma muy traumática”, dijo a Página/12 el titular de la comisaría 7ª de Castelar Norte, Rubén Montesinos.
A las 23 salió el hombre en su camioneta. La mucama pensó que la suite ya había sido despejada y entró para acomodarla. Se encontró con el cadáver de la mujer sumergido en el hidromasaje y manchas de sangre en la cama. La mucama avisó al conserje quien a su vez alertó a la policía. Los agentes vieron que la habitación estaba desordenada por una pelea que habría mantenido la pareja antes del crimen. “En el lugar hallamos huellas de violencia; la habitación apareció destrozada”, señaló uno de los investigadores. También encontraron dientes de la víctima en el piso y manchas de sangre en la cama. Ninguno de los clientes que estaban en otras habitaciones escuchó la pelea, dijeron las fuentes.
En la grabación de las cámaras del circuito cerrado del albergue no se distinguía el rostro del hombre ni la patente de la camioneta. Los peritos realizaban ayer un hisopado para determinar si la pareja mantuvo relaciones sexuales antes del homicidio.
Según contó Montesinos, “la conclusión de la autopsia fue que la mujer murió de asfixia por estrangulamiento manual. Aparentemente su esposo la introdujo en el hidromasaje y la asfixió en el agua. Cardoso trató de limpiar la escena del crimen, se llevó la ropa, los toallones y los documentos de la mujer”, agregó.
Los peritos enviaron ayer a la tarde las huellas dactilares a La Plata y así pudieron identificar a Castillo. Luego fueron a la localidad bonaerense de Gervasio Pavón, donde vivía con tres hijos adolescentes, quienes le contaron de la separación. Los policías creen que se trató de un crimen pasional y dijeron que los hijos ya habían hecho ayer a la mañana una denuncia por averiguación de paradero. Luego fueron en busca del marido: “Había varios domicilios para investigar. Al final lo encontramos en Liniers con la camioneta, que tenía un número de la chapa cambiado”, señaló el comisario.
Cardoso, un maestro mayor de obras, reconoció que había asesinado a su mujer y fue trasladado a la comisaría 7ª. Luego los hijos reconocieron el cuerpo de su madre en la morgue de Castelar. El caso fue calificado como “homicidio agravado” y está a cargo de José De los Santos, titular de la Fiscalía 1ª de Morón.