SOCIEDAD › ENTREVISTA A UNA ESPECIALISTA DEL MONITOREO MUNDIAL DE MEDIOS
Sandra López es la coordinadora regional del MMM. Impulsa la concreción del quinto monitoreo mundial, que analiza cómo los medios tratan a las mujeres en más de cien países de todo el mundo. Sostiene que hay que educar en la lectura crítica de medios.
› Por Sonia Santoro
Página/12 En Perú
Desde Lima
“La gran política tiene que ser la educación en lectura crítica de medios.” De esta forma sintetizó Sandra López, experta en medios y género, la estrategia básica a implementar por los Estados para lograr medios más igualitarios y por ende más democráticos. En el marco del Seminario Regional “El derecho a la comunicación con enfoque de género en la agenda de desarrollo post-2015”, llevado adelante por una organización internacional en Lima, Perú, López habló con Página/12 sobre medios, género y políticas comunicacionales.
Sandra López es profesora en Lengua y literatura con maestría en Antropología y en ambiente de Ecuador. Trabaja en la organización Gamma (Grupo de Apoyo al Movimiento de Mujeres del Azuay, provincia de Ecuador) por una vida libre de violencias, y desde hace 20 años lucha por cambiar los imaginarios sociales que sostienen la discriminación. O mejor dicho, las discriminaciones.
López es la coordinadora regional del Monitoreo Mundial de Medios. Desde ese rol está organizando ya las estrategias para concretar este año el Monitoreo Global de Medios que lleva adelante la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC), una ONG que viene trabajando hace 50 años en esta línea. Y que cada cinco años, y siguiendo con las pautas trazadas en la Conferencia de la Mujer de Beijing (1995), registra y analiza cómo los medios de comunicación tratan a las mujeres en más de cien países de todo el mundo.
López explica el origen de los monitoreos. Surgen, dice, “con la pregunta de conocer qué está pasando en las bases del machismo, en las bases que sostienen la discriminación contra las mujeres. Se vio que los medios de comunicación son una de las grandes instituciones sociales, así como la familia, la religión, la educación. Pero los medios de comunicación con una gran capacidad de llegada, y por el tiempo que permanecen en relación con las personas, son como el espacio social privilegiado donde se reproducen los estereotipos de género”.
“Un grupo de feministas pensó en analizar qué está pasando, porque una cosa es ver por intuición o saber percibir una frase o una imagen sexista en un medio, pero otra cosa es tener datos más objetivos, que se puedan manejar para difundir, para hacer capacitaciones y también para presentar evidencia, para que no sea solamente una opinión sin fundamento”, relata.
Así surgió el monitoreo como una investigación transversal, en un día y un momento determinados (este año tendrá lugar entre marzo y abril), que invita a participar a cuantos países quieran sumarse.
En el primer monitoreo observaron que “los resultados eran alarmantes. Si la intuición nos decía que había sexismo en los medios, el primer monitoreo mundial demostró que es más que sexismo, que la invisibilización de las mujeres era altísima, que casi no había presencia de mujeres reporteras, de editorialistas –dijo López–. Que cuando se hablaba de las mujeres estábamos en la farándula o en los concursos de belleza, estábamos sufriendo por la pobreza o por la violencia, que nunca estábamos haciendo análisis económico, político. Entonces con esos datos se vio que era necesario hacer seguimientos. Y se hacen cada cinco años para hacer seguimiento y también para hacer incidencia”.
–¿Qué cambió en estos 20 años?
–Ha cambiado ligeramente la representación de las mujeres en los medios, ha aumentado. A partir de la cumbre de Beijing del ‘95 que implicaba también algunos compromisos de los gobiernos, por ejemplo, cambió la participación política de las mujeres, con lo que hay una mayor visibilidad también. Entonces hay mayor participación política, hay mayor cantidad de mujeres en cargos, presidentas, en asambleas; eso hace que suba un poco el número de mujeres en la representación. Sin embargo, temas como análisis políticos siguen con casi nula participación de las mujeres. Hay que decir que se hace en más de cien países y que no importa el sistema político, si el sistema es de derecha o de izquierda: la representación en los medios es baja; no importa si es religión islámica o católica: en la mayor parte de los países la representación de las mujeres no cambia; no importa si es un país industrializado o no. Entonces eso nos da pautas para hacer ya un quinto Monitoreo Mundial de Medios en 2015, primero para analizar los cambios que se están dando. Y después para trazar estrategias de mayor incidencia que permitan lograr cambios más rápidamente, porque en 20 años son muy lentos los cambios.
–¿Cuáles son los retos para este monitoreo?
–Queremos integrar a más países. Además queremos integrar medios digitales y redes sociales; monitorear Twitter, por ejemplo.
–¿Cuántos países participan de la región?
–De Sudamérica prácticamente están todos y de Centroamérica sólo falta contacto en Honduras. En el Caribe hay poca organización, así que aprovechamos a invitar a organizaciones de esos países para que se contacten.
–El monitoreo coincide con la Conferencia Beijing+20. ¿Cómo puede incidir este trabajo en lo que suceda allí, dónde se van a revisar las recomendaciones de 1995 en materia de comunicación?
–Desde el monitoreo anterior, la WACC logró posicionarse como una de las voces privilegiadas frente a Naciones Unidas en temas de comunicación y género. Ya Naciones Unidas adopta el monitoreo mundial para la estrategia de incidencia. Entonces ahora hacia Beijing+20 los datos van a servir para sustentar sobre todo la esfera número 10, que es la relacionada con medios de comunicación, imaginarios sociales, estereotipos de género, derecho a la comunicación. Pero además está la Cumbre Post-15 por los Objetivos del Desarrollo del Milenio, que también viene el año próximo. Entonces yo pienso que es un tiempo de incidencia fuerte. Después de 20 años se ha logrado entrar en espacios más estratégicos y creo que ya hay una voluntad de los Estados que, ya sea porque se ven obligados o porque reciben demasiadas críticas, no les queda más remedio que meterse a ver qué hacen con este tipo de problemática y qué van a hacer frente a esos objetivos.
Así que yo creo que el escenario mundial es interesante. Los datos van a llegar a donde deben llegar y van a enriquecer la elaboración, la redefinición, la nueva elaboración de objetivos en ambas cumbres.
–¿Qué hace falta cambiar para lograr una comunicación y unos medios más igualitarios?
–Si queremos cambiar imaginarios, tenemos que recordar que somos parte de una especie privilegiada, que no por ello puede explotar a otras especies y peor: explotarse entre la propia especie.
–¿Y pensando en políticas para los medios?
–Yo creo que la gran política tiene que ser la educación en lectura crítica de medios. No creo que podamos seguir esperando mucho de los marcos regulatorios. Yo creo que hay que trabajar mucho en la autorregulación, y la autorregulación sólo puede venir de una conciencia crítica.
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