Vie 13.03.2015

SOCIEDAD  › UN EMPRESARIO Y FINANCISTA DESAPARECIó MISTERIOSAMENTE EL LUNES

Sin pistas, en pleno centro

El empresario y financista Hugo Díaz, socio de una “cueva”, estacionó el auto en el microcentro el lunes pasado y desde entonces nadie supo más de él. Dos semanas antes, su casa, en Lanús, había sido baleada. Otros casos similares.

El empresario y financista Hugo Díaz es buscado desde el pasado lunes a la mañana, cuando su familia denunció que desapareció tras estacionar su auto en un garaje del microcentro. Dos semanas antes de la desaparición, la vivienda del hombre, en Lanús, fue baleada por personas aún no identificadas, un episodio que está siendo investigado por la Justicia provincial, aunque sin resultados. La familia Díaz solicitó un hábeas corpus. El caso se suma a los de otros dos empresarios y financistas también desaparecidos en los últimos meses.

Díaz es titular de la empresa de ambulancias May Day en Capital Federal y, como actividad paralela, regentea –en sociedad con otras personas– una suerte de “cueva” financiera en la city. El empresario había dejado su vehículo marca Vento en un estacionamiento cercano a la financiera ubicada en Lavalle al 400. En la mañana del lunes, nadie de la oficina vio al hombre. La desaparición fue denunciada horas después, llegada la noche, por la ex esposa del empresario, Natalia Puccar, quien convivía con Díaz en Lanús, pese a que ya no eran pareja.

El juez de instrucción Manuel De Campos dio trámite a una acción de hábeas corpus presentada por la familia del financista, pero los resultados de esa búsqueda arrojaron resultados negativos. El pedido recayó, entonces, en el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº30, a cargo de Jorge Adolfo López, que proseguirá la búsqueda junto a las fuerzas de seguridad bajo la figura de “averiguación de paradero” y el correspondiente peritaje de su auto. Los investigadores también analizan los últimos mensajes que el empresario desaparecido intercambió con su ex esposa por WhatsApp.

En los últimos meses, también desaparecieron los empresarios Damián Stefanini y Mariano Benedit y sus casos guardan un denominador común con el de Díaz:

- Si bien las víctimas supervisaban su propia empresa, también estaban vinculadas con el negocio bursátil.

- Stefanini y Benedit fueron padres poco antes de desaparecer.

- Se movilizaban en vehículos de alta gama y pertenecían a familias acaudaladas.

- Los empresarios desaparecieron por la mañana.

En el ambiente financiero, que mueve importantes sumas de dinero mediante el descuento de cheques y el cambio de dólares, operan no más de treinta personas, y el nombre de Damián Stefanini, también financista y que de sapareció el 17 de octubre, no era desconocido. Su Audi negro fue hallado en perfecto estado, estacionado con las puertas cerradas en Vicente López, a metros del estudio de su contador. La policía secuestró del auto chequeras y una tablet. Debajo del asiento del conductor fue encontrada la billetera con el registro de conducir y el DNI del empresario. El teléfono celular de Stefanini nunca apareció y desde ese momento se perdió todo rastro. El día que desapareció, el financista fue al astillero Klase A en San Fernando y a una guardería náutica cercana, donde supervisaba la construcción de su barco. Stefanini era dueño de una fábrica de sillas y sombrillas, aunque también solía prestar dinero. El móvil de la desaparición estaría relacionado con una venganza por una deuda que no pagó.

Del mismo modo, en diciembre del año pasado, el asesor financiero Mariano Benedit estuvo un día desaparecido. Fue encontrado muerto en un baldío en la Costanera Sur con un orificio de bala en la sien izquierda y una pistola nueve milímetros en su mano derecha. Tenía la mochila puesta. Todavía los investigadores no dieron con la moto Honda Tornado 250 cc a bordo de la cual había salido de su casa, en Recoleta; tampoco con su notebook y los dos teléfonos celulares con los que se comunicaba habitualmente. El cadáver fue avistado accidentalmente por un colectivero, quien avisó a las autoridades. Asesor de Bolsa y jugador de pato, habitualmente se manejaba con dinero en efectivo, por lo que se sospechaba que podría haber sido víctima de algún delito. Su familia radicó la denuncia y afirmaba que “no tenía enemigos”. El misterio sigue sin develar.

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