SOCIEDAD › MURIERON LAS 150 PERSONAS A BORDO, ENTRE ELLAS DOS ARGENTINOS
El vuelo partió de Barcelona en dirección a Düsseldorf con 150 personas a bordo, entre ellas dos argentinos. A la hora del viaje perdió altura repentinamente. En 9 minutos bajó 9 mil metros sin que en ese período se haya registrado un alerta de los pilotos.
› Por Eduardo Febbro
Página/12 En Francia
Desde París
Un cielo límpido, sin nubes ni vientos contrarios, una caída de 9000 metros en 9 minutos, sin que los pilotos activaran ningún dispositivo de emergencia, el misterio del accidente del avión Airbus A 320 de la compañía alemana Germanwings que le costó la vida a 150 personas no se resuelve. El vuelo partió de Barcelona ayer a las 9.55 (5.55 de Argentina) con destino a la ciudad alemana de Düsseldorf, pero a las 10.47 el aparato empezó a perder altura de forma repentina. A las 10.41 se estableció el último contacto. El aparato cayó sin explicación alguna en los Alpes franceses de Haute-Provence, sobre el macizo de Trois-Evêchés, en la región de Dignes-les-Bains.
Contrariamente a lo que se dijo en un primer momento, la tripulación no comunicó ningún problema a los controladores aéreos ni tampoco ningún “mayday”. Fue un ingeniero de la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) quien, a las 10.30, informó que el aparato había desaparecido de los radares. ¿Atentado, accidente, error humano, problema técnico? El primer ministro francés, Manuel Valls, dijo en la Asamblea Nacional que “a estas alturas, ninguna hipótesis puede ser puesta de lado”. Por el momento, no hay ninguna. El ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, informó que una de las cajas negras del avión que contiene las grabaciones de las conversaciones de los pilotos había sido encontrada. La misma será remitida a los especialistas competentes y “permitirá que la investigación progrese”, dijo el ministro. Los responsables de la compañía alemana que explotaba el Airbus descartaron que la aeronave tuviera problemas mecánicos o que los pilotos carecieran de la capacitación suficiente. El comandante tenía 10 años de experiencia y más de 6000 horas de vuelo. El Airbus A320 había sido construido en 1990 y hasta enero de 2004 voló bajo los colores de Lufthansa. El avión fue supervisado totalmente en 2013 y el lunes pasado volvió a pasar un control de rutina. La vicepresidenta de Lufthansa para Europa, Heike Birlenbach, aseguró que, durante los controles del avión, “si no se da el visto bueno al 100 por ciento, no despega”. Sin embargo, el avión se estrelló sin que nadie pueda a estas horas emitir una explicación plausible. Los boletines meteorológicos emitidos por Francia dan cuenta de que las condiciones meteorológicas eran “particularmente calmas en el momento del accidente”. Según la meteorología francesa, “no había turbulencias” y “las nubes peligrosas como los cumulonimbus no estaban presentes”. El Estado francés desplegó en la zona considerables medios humanos y materiales para recuperar los cuerpos de los 144 pasajeros y seis miembros de la tripulación: 300 gendarmes, 380 bomberos y 15 helicópteros trabajan en la zona buscando cuerpos y piezas del avión capaz de explicar el accidente.
La lista de pasajeros indica que había 45 personas con nombres españoles (entre ellos luego se confirmaron dos argentinos), 67 alemanes y varios turcos (ver aparte). La tragedia coincidió con la visita de Estado que los Reyes de España estaban realizando en Francia, la cual fue interrumpida. El accidente es el tercero en importancia en la historia de Francia, el primero que se produce luego de la caída del avión supersónico Concord en las inmediaciones del aeropuerto de Roissy, en París, en el año 2000 (113 muertos), y el drama más importante que afecta a una compañía low-cost desde que, en 2005, se estrelló un avión de la aerolínea chipriota Helios.
Los datos disponibles tornan confusa la interpretación del accidente. Antes de estrellarse contra un pico montañoso de casi tres mil metros de altura, el aparato fue perdiendo altitud vertiginosamente: pasó de 35.000 pies (10.700 metros) a 6900 (1800 metros) en poco más de 8 minutos, un tiempo más que suficiente para que los pilotos declararan una emergencia a bordo. Nada de ello ocurrió. Los pilotos no lanzaron un mayday (señal de socorro), no pidieron un cambio de ruta, no señalaron ningún problema mecánico ni tampoco solicitaron permiso para aterrizar de urgencia a la base aérea de Aix-en-Provence. Fuentes aeronáuticas informaron que el último contacto con el avión tuvo lugar a las 10.41 de la mañana. El Air Bus se estrelló poco después en una zona donde la montaña culmina a 3000 metros. Personal de la base de Aix-en-Provence dijeron al diario Liberation que a pesar de los reiterados intentos por entrar en contacto con el aparato, “nuestros colegas asistieron impotentes a la caída del avión, sin poder comunicar con los pilotos”. Jean-Marie Michel, intendente adjunto de la vecina localidad de Vernet, dijo a la prensa que “el impacto es visible como una bomba”. La aerolínea alemana Germanwings es una filial low-cost de Lufthansa y está por encima de toda sospecha. Sus pilotos la califican como “seria y segura”, lo que, obviamente, no excluye varios momentos en los que sus aviones estuvieron al borde de una catástrofe, principalmente por los problemas que plantea el programa informático del Airbus A320 que tiene una repetida tendencia a tomar el control del avión por encima de los pilotos. El portal aeronáutico Airlineratings le otorgó a la compañía una nota de siete puntos en materia de seguridad (la más alta) y otro portal similar, Securvol, la clasificó con la nota B en una escala que va de A a E. Este miércoles, el presidente francés, François Hollande, acudirá al lugar de la tragedia junto a la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
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