En Italia está tomando forma un movimiento de solidaridad para crear fuentes de trabajo destinadas a los descendientes de ese país en la Argentina. La iniciativa es encabezada por funcionarios de distintas regiones que se reunieron para elevar al gobierno italiano un pedido para que este año se incremente el cupo de ingreso a trabajadores, procedentes de la Argentina, que tengan la doble nacionalidad. La primera propuesta fue presentada por la región de Veneto, que podría dar empleo a unas 4500 personas. Fuentes cercanas a la embajada italiana en Buenos Aires aclararon a Página/12 que la dificultad mayor es que “la mayoría de los descendientes de italianos nacidos en la Argentina que están dispuestos a emigrar son universitarios y los empleos que se ofrecen son para obreros, mozos y personal no calificado”. De todos modos, la propuesta está tomando forma y otras regiones realizarían ofertas similares.
Los gobernadores italianos pidieron hoy a su gobierno un permiso especial para permitir el ingreso extra de trabajadores argentinos a su país. La propuesta fue entregada formalmente al ministro de Trabajo, Roberto Maroni, quien debería firmar un decreto ordinario para convalidar el ofrecimiento. De las reuniones están participando delegaciones de las regiones de Veneto, Sicilia, Piamonte, Calabria y Campania (Nápoles). Hasta ahora, la única propuesta que se conoce es la de Veneto, donde se abrieron 4500 fuentes de trabajo para personas que puedan trabajar como operarios. La metalúrgica y la petroquímica son las principales industrias que tiene esa región de Italia.
Cada año Italia establece el número máximo de extranjeros autorizados a trabajar en el país, de modo temporario o definitivo. También se fija la cantidad que puede reingresar entre los que ya trabajaron el año anterior. Desde el año 2000 las cifras vienen subiendo y pasaron de 60.000 a más de 100.000. En 1989 se produjo una verdadera invasión de argentinos, hijos de italianos, pero en aquella ocasión “en su mayoría eran jóvenes que si bien tenían estudios terciarios, estaban dispuestos a realizar tareas de menor calificación, con el objetivo de forjarse un futuro”, explicaron las fuentes consultadas por este diario.
Voceros de prensa de la embajada explicaron que ahora “los que quieren radicarse en Italia son personas adultas que ya han formado una familia y para las que resulta más difícil adaptarse a una actividad que no es la que ellos están acostumbrados a desarrollar”. En Italia los inmigrantes argentinos tienen “muy buen nivel de inserción”. Estadísticas realizadas en Italia precisaron que, en la década del noventa, la Argentina fue “una de las comunidades que mejor pudo desarrollar proyectos independientes”.