En el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño existe un conflicto que entró en el cuarto mes y sus huellas hay que buscarlas en la recolección de basura. Hoy habrá una reunión clave para definir el futuro de las cooperativas cartoneras y del personal de la Dirección General de Reciclado (Dgrec) que ha sido corrido en masa hacia otras áreas. La gravedad del problema que enfrenta al ministro Edgardo Cenzón con los trabajadores está definida por lo que está en juego. Los delegados de ATE denuncian que se busca “el fracaso del sistema de reciclado con inclusión social”. Como en 2016 volverá a discutirse el pliego de recolección de residuos secos (cartones, papeles, plásticos y vidrios), y los afectados dicen que se quiere entregar esa tarea a empresas privadas.

El jueves pasado fue la última escalada del conflicto entre los funcionarios del Ministerio, el personal contratado de la Dgrec y los cartoneros. La junta de delegados sacó un comunicado donde denunció que “la Policía Metropolitana nos reprimió e impidió el acceso a nuestro sector de trabajo cuando intentábamos realizar una asamblea pacífica. Después de 32 años de democracia, el macrismo viola nuestro derecho constitucional a peticionar y reunirnos”. Hubo empleados golpeados que respondieron con un escrache al ministro cuando se retiraba del edificio de Diagonal Roque Sáenz Peña 570.

Un día antes de la intervención policial, el Ministerio les había enviado un mail a 22 trabajadores de la Dgrec que decía: “Se les comunica que a partir del día lunes 11 de Mayo, comienzan a prestar Servicios en la Dirección General de Fiscalización”. La Dgfvp es el área que depende de Matías Lanusse, el ex coordinador de la UCEP (Unidad de Control del Espacio Público) que sacaba a patadas de la calle a los indigentes que duermen en plazas, umbrales de edificios y debajo de las autopistas.

Según denuncian los contratados de la Dgrec “el conflicto comenzó el 4 de febrero cuando las autoridades del Ministerio anunciaron el traslado compulsivo de 37 trabajadores que cumplen la función de ser el nexo del estado con los cartoneros formalizados en cooperativas”. La notificación del traslado a más personal, la represión de la Metropolitana a las puertas de Ambiente y Espacio Público y la colocación de las llamadas “Campanas verdes” cerradas en las calles para que los cartoneros no puedan reciclar los residuos, fueron el combustible que alimentó el conflicto durante la semana pasada.

El último comunicado firmado por la junta interna de delegados del ministerio denuncia que “están preparando el terreno para proscribir a las cooperativas de cartoneros del pliego de residuos secos y avanzar con el gerenciamiento y los negociados de la basura”.

La lucha de las cooperativas de cartoneros confluye ahora con la del personal de Ambiente y Espacio Público, al punto que hoy se sumará a la discusión la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores (FACyR). Está previsto que los reciban el ministro Cenzón y el subsecretario de Higiene Urbana Mariano Campos.

A principios de marzo, Sergio Sánchez, el cartonero amigo del papa Francisco que se hizo famoso porque fue recibido en El Vaticano en 2013 y es presidente de la FACyR, hizo una huelga de hambre y se encadenó frente al ministerio. En ese momento reclamaba: “Queremos que Macri cumpla con el convenio que firmó hace dos años con los trabajadores de las cooperativas”. Se trata de un aumento en el incentivo que cobran los recuperadores y el mantenimiento de los vehículos y la infraestructura de las doce cooperativas formalizadas que actúan en la ciudad.

También recordó que “mientras la ciudad recibe premios internacionales por el reciclado, es decir por nuestro trabajo, el sistema atraviesa uno de sus peores momentos de abandono por parte de la gestión estatal”.

Después de la reunión prevista para hoy en el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, los empleados de la Dirección General de Reciclado harán una asamblea para definir los pasos a seguir. Conchabados bajo la modalidad de contratos de locación de servicio luchan por frenar sus traslados desde la Dgrec a cargo de Agustín Casal a la potenciada dirección que controla Lanusse, el ex coordinador de la temida UCEP.

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