Mié 20.05.2015

SOCIEDAD  › AL MENOS 64 MUERTOS POR UN ALUD DE LODO Y PIEDRAS EN COLOMBIA

Una tragedia envuelta en barro

Las lluvias de los últimos días provocaron un movimiento de tierra que arrasó Salgar, una localidad de Antioquia. El deslave se llevó casas, árboles, autos y cultivos. Hay 37 heridos y decenas de desaparecidos. La desesperación entre los sobrevivientes.

La avalancha de agua y lodo que arrasó la localidad colombiana de Salgar ya causó al menos 64 muertos, 37 heridos y un número aún no determinado de desaparecidos que siguen siendo buscados en un fuerte operativo de rescate. La riada de lodo, escombros y madera dejó un rastro de muerte y destrucción en el barrio Las Margaritas y avanzó hacia el perímetro urbano de Salgar, donde otros tres barrios también sufrieron las consecuencias. Gente desesperada se agolpaba en la única morgue del poblado con el propósito de tener noticias de familiares y amigos, pero el mal tiempo dificultaba la búsqueda de desaparecidos. Los cuerpos ya recuperados son trasladados a Medellín para su identificación.

Salgar, un pueblo de agricultores de unos 18 mil habitantes ubicado en el departamento de Antioquia, a 97 kilómetros de Medellín, despertó el lunes con la terrible imagen de una zona de desastre producida por una de las peores tragedias naturales de los últimos años en Colombia. Una mezcla de barro, piedras, troncos y rastrojos arrastró casas ocupadas por sus habitantes, vehículos, árboles, cultivos y todo lo que encontró a su paso. El fenómeno ocurrió por los deslizamientos de tierra a causa de las intensas lluvias caídas.

Hasta el momento, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), 333 familias damnificadas y 31 viviendas afectadas. Tras la reanudación de las tareas de rescate, pese a que persistían las intensas precipitaciones, se teme que las cifras de víctimas aumenten. Además quedaron interrumpidos los servicios de agua corriente, gas natural y electricidad.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se trasladó a Salgar, donde declaró la zona del desastre como una “calamidad pública”. Por su parte, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, que supervisa las tareas de socorro, afirmó que en la operación de rescate participan cinco helicópteros, cuatro pelotones del ejército y 171 hombres de la Policía Nacional especializados en búsqueda y rescate, además de bomberos, la Cruz Roja Colombiana y Defensa Civil.

Salgar es un lodazal. Hay casas derrumbadas y otras con paredes embadurnadas hasta los techos por el cieno, donde hombres zapa en mano despejan el barro líquido del interior de sus hogares. Troncos de palmeras sirven de puente rudimentario entre montículos de piedras desparramadas. En la quebrada nunca antes hubo crecidas y el escenario era totalmente ajeno para los lugareños. “Eso se oía como el sonido de cinco trenes, era impresionante”, describió Raúl González Londoño, un vecino que ayudó a rescatar cadáveres de gente con la que compartió tardes y algún juego de billar. Otro hombre desconsolado buscaba una respuesta: perdió a dos hermanas, tres sobrinos y dos cuñados. Está parado a la orilla de la quebrada La Liboriana, en el punto donde estaba el puente que permitía el paso de un lado al otro del caserío, borrado del mapa por la avalancha del afluente. Pero la respuesta no llegaba. Cerca de él, cientos de personas desesperadas preguntaban por sus familiares frente a la morgue.

“La Liboriana siempre estuvo tranquila, no hubo nada que pudiera causar alarma”, lamentaba el cura Rubén López, uno de los vicarios de la parroquia San Juan Evangelista de Salgar. Pero el afluente desató toda su furia y se vino sobre aquellos que llegaron a habitar en sus orillas, las comunidades de El Mango, La Habana, Las Margaritas y hasta el municipio de Urrao, para sembrar la muerte y la desolación.

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