SOCIEDAD › EN LOS CASOS DE AGRESIONES EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, NUEVE DE CADA DIEZ VICTIMARIOS SON HOMBRES
Un informe sobre los llamados al programa Las Víctimas contra las Violencias y las actuaciones posteriores revela que las niñas y las adolescentes son las más vulnerables. Casi la mitad de las denuncias fueron efectuadas por las propias víctimas.
› Por Carlos Rodríguez
Entre 2009 y 2013, el programa nacional Las Víctimas contra Las Violencias realizó un total de 12.426 intervenciones ante llamados de emergencia por violencia familiar –en la Ciudad de Buenos Aires– recibidos en el número gratuito 137, Llamá y Hablá. Esos llamados derivaron en la atención de un número mayor de víctimas, dado que se constató sobre el terreno que las/los afectadas/os sumaban 16.783, ya que en cada núcleo familiar había más de una persona en situación de riesgo. Uno de los datos relevantes del trabajo realizado por los equipos multidisciplinarios fue el de comprobar que 9727 de las víctimas eran niños, niñas y adolescentes. El 88 por ciento de los agresores eran hombres, según el informe oficial al que tuvo acceso Página/12.
El trabajo, que fue realizado por el Area de Investigación del Programa en conjunto con el Area de Protección de Derechos de Unicef Argentina, permitió establecer que el 52 por ciento de las víctimas eran niñas y el 48 por ciento niños.
A pesar de esa aparente paridad, se determinó que hay procesos de vulnerabilización diferenciados según el género; mientras a los niños se los victimiza hasta los 10 años de edad, las niñas padecen esos hechos de violencia y atropellos a su dignidad “en cualquier franja etaria”. Uno de los datos que hace más grave todavía la situación de las chicas es que “hay cuatro veces más niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual que sus pares del género masculino”.
Sobre el total de 9727 víctima atendidas en cinco años, se determinó la existencia de 5215 agresores, de los cuales el 88 por ciento eran hombres. Cada uno de los agresores provocó daños a un promedio de dos víctimas, entre niños, niñas y adolescentes. Otro dato preocupante fue que “las violencias contra las mujeres por parte de sus parejas comienzan a partir de la adolescencia”. Al mismo tiempo, los varones-padres concentran sus actos de violencia sobre “las niñas y los niños más pequeños”.
El 48 por ciento de los llamados fueron realizados por las propias víctimas, un 28 por ciento por instituciones, un 21 por ciento por familiares y vecinos o vecinas, y hasta en algunos casos por el agresor. Un dato también importante que se consigna en el informe es que, en cinco años, los llamados de emergencia fueron 33.899, pero sólo hubo una intervención directa, en el terreno, en 12.426 de los casos. Esta diferencia entre llamadas e intervenciones se deben a “múltiples razones vinculadas a la voluntad de recibir al equipo móvil por medio de quien realiza el llamado”, así como al alcance territorial del programa, asentado en la Ciudad de Buenos Aires.
La socióloga Johanna Goldwasser, que estuvo al frente de la tarea junto con su colega Kevin Wiersvkizky, con la participación de un centenar de profesionales, precisó que el programa fue creado en 2006 “por el doctor Aníbal Fernández durante la gestión de Néstor Kirchner, bajo la coordinación de la doctora Eva Giberti”.
Goldwasser explicó que una vez recibido el llamado en el 137, que atiende las 24 horas, todos los días del año, los equipos móviles se dirigen hacia el lugar donde se produjo el acto de violencia. En los móviles, además de profesionales de distintas especialidades, concurren miembros de la Policía Federal, para intervenir ante la eventual presencia en el lugar del agresor.
“En muchos de los casos, recibimos el llamado de una mujer que es víctima de violencia, pero al llegar al lugar, que puede ser una casa familiar, una escuela o un hospital, nos damos cuenta de que también hay chicos que son víctimas de esa situación de violencia”, señaló Goldwasser. Una vez conocido el caso, se llevan a la práctica “acciones concretas para poner a salvo a la víctima, buscándole un lugar seguro, en casa de algún familiar, algún amigo o en refugios donde puedan tener la contención necesaria para salir de la situación de violencia”.
Resaltó que las situaciones que deben afrontar son siempre complejas porque “hay que buscar soluciones para sacar a las víctimas de la situación de peligro, en familias tradicionales, ensambladas, mixtas, en casas de tíos o abuelos, y la salida ante la emergencia es buscar un pariente de referencia, una familia amiga y además fortalecer a las víctimas a través de las instituciones”.
Goldwasser aclaró que si bien se dan los datos ya procesados que se reunieron entre 2009 y 2013, y que sirven para señalar una primera evaluación de las características que tiene la violencia familiar en la Ciudad de Buenos Aires “el total de víctimas que hemos atendido entre octubre de 2006 y mayo de 2015 llega a 23.404, de las cuales el 57 por ciento son niños, niñas y adolescentes, que suman en total 13.359 casos”.
Si bien el programa comenzó a aplicarse, como prueba piloto, sólo en el en la Capital Federal, los gobiernos del interior del país pueden sumarse a la iniciativa para desarrollar tareas similares en su jurisdicción, como ocurre ya en varias ciudades de las provincias de Misiones y Chaco. El informe fue presentado en forma conjunta por Unicef y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
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