SOCIEDAD › EL MES PREVIO AL ACCIDENTE, EL COPILOTO DE GERMANWINGS CONSULTO A SIETE MEDICOS
La Justicia francesa investigará qué sabía la aerolínea Lufthansa sobre la salud de Andreas Lubitz, cuyo historial clínico señalaba graves problemas en los últimos años. Se abrirá una causa por “homicidios involuntarios”. Hay restos de víctimas sin repatriar.
Andreas Lubitz, el copiloto del avión de Germanwings que se estrelló en Francia, consultó en 5 años a 41 médicos, 7 de ellos en el mes previo a su suicidio. En las visitas, aseguraba estar angustiado ante la posibilidad de perder la vista. La información llevó a tres jueces instructores de Marsella a anunciar que investigarán qué sabía Lufthansa sobre la salud mental del copiloto. Además, el fiscal se reunió con familiares de las víctimas y prometió abrir una causa por homicidios involuntarios. Cuando se están por cumplir tres meses de la tragedia, los restos de 44 pasajeros alemanes fueron repatriados recién hace cuatro días, y los de 30 españoles que viajaban en el avión siniestrado lo serán el lunes próximo. Los demás restos humanos, no identificados, se inhumarán en una “sepultura colectiva”.
El copiloto Lubitz, que hizo estrellar un avión en los Alpes franceses con 149 personas a bordo, padeció depresión en 2008 y 2009, y “una psicosis acompañada de problemas de visión sin resultados orgánicos”. Como “tenía miedo de perder la vista”, consultó a 41 médicos en 5 años. El mes anterior al accidente visitó “a médicos en siete ocasiones: un generalista, tres visitas a un psiquiatra y otras tres a un otorrinolaringólogo”, afirmó el fiscal francés Brice Robin, por lo que autoridades alemanas interrogaron a algunos de estos especialistas. El copiloto se quejaba de “problemas en los ojos” (afirmaba que sólo veía “el 30 por ciento de los objetos”) y de tener “flashes luminosos”. El fiscal precisó, además, que “se están realizando análisis toxicológicos para encontrar rastros de medicamentos encontrados en su domicilio (y) que hubiera podido consumir”. “El estaba preocupado, no dormía, tenía miedo de volver a caer en depresión. Incluso dijo a algunos de sus allegados que la vida, dada la pérdida de visión, no tenía ningún sentido.”
El fiscal Robin reservó inicialmente la información para brindarla a unos 250 allegados a las víctimas procedentes de España, Alemania, Venezuela, Colombia, Marruecos y otros países, con quienes se reunió durante más de 4 horas. “Las familias tienen reproches por la falta de claridad acerca de lo que se sabía sobre el estado de salud real de Lubitz”, explicó. El fiscal también anunció que abrirá una investigación por homicidios involuntarios, y que el Derecho Penal francés no permite realizarla “por asesinato, ya que el autor falleció”. En la reunión, los familiares pudieron ver “tres reconstituciones con el sonido en la cabina de lo que realmente ocurrió”.
De acuerdo con Stéphane Gicquel, secretario general de la Fenvac (Federación Nacional de Víctimas de Accidentes Colectivos), el diálogo entre el fiscal de Marsella y los familiares de las víctimas fue “franco y directo”. “Robin anunció sin ambigüedad que tres jueces de esta ciudad iban a investigar el siniestro a título de homicidios involuntarios”, indicó Gicquel tras el encuentro en París entre el fiscal y familiares de las 150 víctimas. Además, indicó, la Justicia francesa debe “aportar las pruebas de lo que ocurrió”, por lo que la semana próxima serán designados tres jueces de instrucción de Marsella para determinar si hubo errores de la compañía aérea Lufthansa, casa matriz de Germanwings, a la hora de detectar los problemas de salud de Lubitz. “¿Cómo conciliar el secreto médico con la información de que deberían disponer la autoridad de control y el empleador sobre el estado de salud particularmente frágil de un asalariado que es piloto de avión y tiene importantes responsabilidades?”, cuestionó el fiscal.
Por otra parte, durante la reunión varios allegados de las víctimas manifestaron enojo por el retraso en la repatriación de los restos mortales. Pero el responsable de la gendarmería encargado de la identificación de los cuerpos “explicó de nuevo muy claramente cómo se hizo la identificación”, lo que provocó un “fuerte aplauso de las familias de las víctimas para agradecer este trabajo”, aseguró Gicquel. Al respecto, el fiscal Robin señaló que el trabajo de embalsamamiento fue “largo” y “necesario”, y que hubo problemas con las autorizaciones solicitadas a las familias y con la transcripción de algunas partidas de nacimiento. El martes, 44 cadáveres de pasajeros alemanes fueron trasladados a su país en un vuelo especial de Lufthansa. El 15 de junio, otro vuelo repatriará a unas 30 víctimas españolas a Barcelona. La compañía anunció que el total de los cuerpos será repatriado para “fines de junio”. En tanto, los restos humanos no identificables se inhumarán en una “sepultura colectiva” cerca de donde cayó el aparato, en Vernet.
El A320 que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf se estrelló el 24 de marzo en los Alpes franceses. La investigación reveló que el copiloto alemán Andreas Lubitz, que había sufrido problemas psiquiátricos, precipitó el aparato de forma intencionada, matando a sus 150 ocupantes, entre ellos 72 alemanes y 50 españoles.
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