SOCIEDAD › LOS TESTIMONIOS COMPROMETEN A FARRE
Fernando Farré hostigaba y humillaba a Claudia Schaefer, su ex mujer a quien terminó acuchillando y degollando en una casa del country Martindale. Las agresiones de Farré hacia su ex esposa se habían agravado a partir de diciembre del año pasado, cuando ella le dijo que quería el divorcio, porque él se volvió “más controlador y la hostigaba” de manera permanente. Así lo declaró una amiga de Schaefer ante la fiscal especializada en violencia de género Carolina Carballido Calatayud.
La amiga de Schaefer declaró con reserva de su identidad y contó que Farré buscaba marcar poder y menospreciar a Schaefer de manera constante, con frases como “vos tenés un sueldito de mucama, acá todo lo que tenemos es gracias a mí”. Ella y Schaefer solían cenar alrededor de una vez por semana; en cada comida, Farré la llamaba por teléfono al menos diez veces; si ella se quedaba sin batería en el celular, él llamaba a gente que estaba cerca de ella, como compañeros de trabajo si era en horario de oficina. El control sobre Schaefer era tan intenso que, una vez, Farré hizo que su hija instalara en el celular de Schaefer la aplicación Find my iPhone, para rastrear en forma satelital la ubicación de la mujer.
Desde diciembre de 2014, tras pedirle el divorcio a su marido, Schaefer dormía en la habitación de su hija adolescente. En las madrugadas, Farré irrumpía para encender el velador en la cara de Schaefer, despertarla y exigirle que hablaran. Además, él solía entrar inesperadamente al baño cuando ella se bañaba o cambiaba. Además, Nenina Castro, la madre de Farré, la hostigó con mensajes en el teléfono celular (“¿Estás contenta que te quedaste con el departamento?”) luego de que la Justicia ordenara exclusión de hogar contra él.
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