Sáb 03.10.2015

SOCIEDAD  › MAÑANA 270 OBISPOS DE TODO EL MUNDO INICIARAN EL DEBATE DOCTRINARIO

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El Sínodo de los Obispos dialogará sobre la relación de la Iglesia Católica con nuevas familias, divorciados y diversidad sexual.

Mañana, en el Vaticano, el papa Francisco abre el segundo sínodo sobre la familia de su pontificado, la reunión tras la cual alrededor de 400 cardenales y obispos de todos los continentes presentarán el resultado de debates sobre la relación entre la Iglesia Católica y nuevas familias, divorciados, convivencia sin casamiento y diversidad sexual. La XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos comenzará con divisiones –en apariencia– irreconciliables entre prelados conservadores y otros favorables a los cambios. Sus conclusiones podrían alimentar un documento en el que el Papa trace el camino a seguir en el resto de su pontificado.

“Estamos en el mar, donde hay también alguna turbulencia”, dijo el secretario general del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, al reconocer las diferencias entre posturas por la posibilidad de cambios o formas moderadas de la doctrina. La Asamblea General “es el momento conclusivo de un recorrido sinodal iniciado hace dos años con el cuestionario enviado a todas las iglesias y la elaboración de un perfil de la familia en el mundo, de sus riquezas y de sus desafíos”, señaló Baldisseri.

Desde mañana, 270 obispos, cardenales y religiosos con derecho al voto serán llamados “padres sinodales”. De ellos, 74 son cardenales, seis patriarcas, un arzobispo mayor, 72 arzobispos, 102 obispos, dos párrocos y 13 religiosos. La mayoría, 107, proviene de Europa; le siguen 64 americanos, 36 asiáticos, 9 de Oceanía y 4 africanos. Todos ellos escucharán también a 24 expertos, 51 auditores y 14 “delegados fraternos” (representantes de otras religiones); 18 de esas personas serán, además, padres y madres de familia que aportarán sus propias experiencias y perspectivas.

La agenda del encuentro establece semanas temáticas: la primera, “Escuchar los desafíos de la familia”; la segunda, “El discernimiento de la vocación familiar”; la tercera, “La misión de la familia de hoy en día”. Cada día, los grupos de participantes divididos por idiomas (“círculos menores”, los denomina la organización) elaborarán un resumen de lo tratado, documentos a partir de los cuales se elaborará, hacia el final de la Asamblea General, la Relatio finalis, el documento que compendie las conclusiones de los jerarcas eclesiásticos, y que el sábado 24 de octubre será sometido a votación.

Tras el sínodo del año pasado, la división entre el sector menos conservador y el que defiende de modo acérrimo la necesidad de no modificar la doctrina quedó en blanco sobre negro cuando muchos de los puntos del documento final no fueron aprobados por los dos tercios que se requerían, aunque sí tuvieron el respaldo de una amplia mayoría. Entre los puntos polémicos se encontraba el número 52, que proponía estudiar un “camino penitencial” para que los divorciados que se han vuelto a casar pudiesen recibir los sacramentos. La mayoría también aprobó, aunque hubo 62 votos en contra, que “los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza” y que se “evitará cualquier marca de discriminación”.

“Cada uno de nosotros quiere ceñirse al Evangelio. Esta es la base común de todos, pero se trata de cómo aplicarlo a las situaciones concretas. Ninguno pretende traicionar el Evangelio”, señaló el cardenal alemán Walter Kasper, quien se declaró favorable a que los divorciados puedan volver a recibir los sacramentos, algo a lo que se oponen los sectores más tradicionales.

El cardenal italiano y ex presidente de la Conferencia Episcopal de su país, Camillo Ruini, declaró que “los casos de los divorciados que se han vuelto a casar no son casos personales, sino que se trata de una condición que no permite una vía penitencial”. La advertencia explicitó la negativa a recibir en la práctica de los sacramentos a los divorciados. De hecho, Ruini es coautor, junto a otros diez cardenales –entre quienes se encuentran el español Antonio María Rouco Varela y el venezolano Jorge Urosa Savino–, de un flamante libro que se opone a todo tipo de cambio al respecto.

Las conclusiones del Sínodo, sin ser vinculantes, podrían tener peso en las definiciones que orienten el futuro del papado de Jorge Bergoglio. Desde que asumió el cargo, Francisco se manifestó renuente a decidir por sí solo la orientación de la Iglesia, porque, señala, pretende que las decisiones se tomen de manera “sinodal”. Sin embargo, el secretario general del Sínodo advirtió que aún no está establecido si Francisco redactará una “exhortación post sinodal” con los resultados.

Los analistas vaticanos adelantaron que el principal conflicto que los obispos enfrentarán gira en torno a los divorciados que se vuelven a casar. Para la Iglesia, el matrimonio es indisoluble y no reconoce el divorcio civil, por lo que no permite a los católicos divorciados que se vuelven a casar acceder a la comunión.

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