SOCIEDAD › PIDEN PREVENTIVA PARA EL HOMBRE QUE ENTERRó VIVA A SU PAREJA
Por el crimen de Sonia Escurra, el fiscal acusa a Oscar Abramo de homicidio doblemente calificado por el vínculo y violencia de género. Considera probado que el hombre golpeó a la mujer y la enterró viva en el terreno de la casilla.
El fiscal Marcelo Romero pidió prisión preventiva para el hombre que golpeó a su pareja, la enterró viva en el fondo de la casilla y construyó, sobre ese pozo, un pelotero para ocultar el cuerpo. Para el funcionario judicial, los testimonios, el resultado de la autopsia y las pruebas materiales acreditan la responsabilidad de Oscar Daniel Raúl Abramo, a quien acusó de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y violencia de género”. En el plazo de cinco días, el juez de Garantías Pablo Raele deberá resolver si concede el pedido de preventiva por el femicidio. En su requisitoria, el fiscal retomó una de las declaraciones recogidas durante la instrucción, que da cuenta de que Abramo era “una persona violenta y maltratadora, no sólo con la víctima sino también con sus parejas previas”, y que había mantenido una convivencia “violenta” con la víctima, Sonia Mabel Escurra, por el “maltrato proferido por el imputado” hacia ella. La pena prevista para el delito que se imputa a Abramo es de prisión perpetua.
“En los primeros días del mes de agosto, un sujeto de sexo masculino –abusando de su condición de hombre y en desmedro al género opuesto– le quitó la vida a su concubina Sonia Mabel Morel Escurra (25), en el domicilio que ambos compartían”, señaló el fiscal. En primer lugar, Abramo golpeó a Escurra, pero sin llegar a matarle. De acuerdo con el informe de la autopsia practicada por Andrés Lamotta, Andrea Scaroni y Natalia Alpaca, del Cuerpo Médico Forense de la Plata, esos golpes no llegaron a matar a la víctima. “El cuerpo no presenta lesiones contuso cortantes; solo un corte superficial en la parte superior de la frente de tres centímetros de longitud y un gran hematoma en la parte izquierda de la cara, a la altura del maxilar, no siendo causales del deceso ni la herida ni el golpe.” Por ello, Romero señaló que Escurra fue enterrada viva. “Aun encontrándose la víctima con vida y con la finalidad de ocultar evidencia, (Abramo) enterró el cuerpo de la misma en el patio del mismo predio, causándole su muerte por asfixia por sofocación.”
Para caracterizar la conducta de Abramo, y sostener que se trató de algo sostenido en el tiempo, el fiscal citó el testimonio de un testigo que aseguró que el acusado “golpeó salvajemente en todo el cuerpo a su mujer embarazada con un cinto sin ningún tipo de reparo por la presencia de extraños y terceros” y añadió que “era una persona celosa, y acusaba a Sonia de prostituta”.
La Justicia también considera como evidencia el hecho de que, durante los tres meses en que nadie vio a Escurra, Abramo asegurara que la mujer había dejado a sus tres hijos (nacidos de una pareja anterior) y viajado a Paraguay, aunque él no radicó “denuncia alguna sobre averiguación de paradero respecto de la causante”. Además, la Dirección Nacional de Migraciones informó que “la víctima tenía radicación permanente en el país y no registra movimientos migratorios”.
El fiscal aseveró que Romero manifestaba “desprecio” por “el género opuesto”. “La circunstancia de haber construido sobre la improvisada sepultura de su mujer un pelotero, para que jueguen los hijos de la occisa, demuestra y exhibe –en un acto de extrema abominación y cinismo– un repulsivo desprecio por la vida de Sonia Mabel Morel Escurra, mancillando su memoria.”
El 21 de octubre, la policía bonaerense encontró el cuerpo de Escurra en el terreno de Villa Elisa que comparten varias casillas precarias, en una de las cuales desde hacía cinco meses vivía con sus tres hijas (de 2, 4 y 6 años) de una relación anterior y su pareja, Abramo, de quien aun se encontraba embarazada. En agosto, los vecinos dejaron de ver a la mujer; su pareja aseguró que había viajado a Paraguay, de donde es oriunda, y había dejado a las niñas y a su bebé, ya de cuatro meses, con él.
Sin embargo, un primo de Abramo llamó al 911 para denunciar que sospechaba de un posible asesinato; poco después, al brindar declaración, contó que el propio Abramo había contado que había asesinado a Escurra.
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