Opinión

El martes empezó así. “8 de marzo, Día Internacional de la Mujer ¡Feliz día SONIA!”, me dijo Aerolíneas Argentinas por casilla de correo, y me regaló una foto de un precioso ramo de flores. Otras marcas me tentaban con los 2 x 1 y descuentos varios, preferentemente sobre productos de belleza, necesarios para “agasajarme” en este día “tan especial” para las mujeres de todo el mundo. ¿Qué se comunica, a más de 100 años de su origen como fecha conmemorativa, el 8 de marzo?

Desde el Municipio de Morón el mensaje fue algo exorbitante. “Mirada de mujer”: Porque eres la Reina de la Vida, musa inspiradora, genia creativa, ser de luz, luchadora incansable, demoledora de muros, madre leona, inagotable fuente de energía, trabajadora competente, ama del hogar, germen de cambio, compañera de camino, dulce remanso, propagadora de esperanza y alegría, belleza por naturaleza, alma y espíritu aventurero... Queremos agasajarte!” El plan era festejar la semana con “Tardes de té, mate o lo que te guste, compartiendo, viviendo, debatiendo y disfrutando” algunos talleres/debates como: “Que hago con mi vida...? Mujeres al trote, a mil, a full o como quieras llamarlo!!!!!”, “¿Qué me pongo, cómo me pinto????....” o “Soy madre de adolescentes. Soy madre de niños pequeños”.

No era solo cosa del oeste bonaerense, desde el noreste argentino el diario Misiones on line propuso: “Se viene el día de la mujer, muchas actividades para homenajearlas”.

Me dio curiosidad leer la propuesta de El club Mi Renault (un dos por uno de autos, no hay por qué despreciarlo) pero en cambio, me instó a completar un formulario, responder en qué fecha se celebra el día internacional de la mujer y ganar... “una sesión de belleza de manos a domicilio”. Sortea el 18 de marzo (¡todavía estamos a tiempo!).

A esta altura ya estaba bastante perdida sobre el significado del día de la mujer. Me agasajan con flores porque soy una reina. Pero para ser una mujer tan importante debo mantenerme hermosa como todas las princesas, entonces me mandan a sesiones de belleza y manicuría para alcanzar tan elevado objetivo. También me enseñan qué ponerme y cómo ser una buena madre porque en este siglo las reinas no estamos rodeadas de sirvientes que nos vistan, peinen ni maquillen, o amamanten a nuestros hijos/as; tal es así que estamos “al trote, a full, a mil o como quieras llamarlo”. ¿O sea?

TrialPanel, consultora de investigación de mercado, hizo una encuesta con motivo del Día de la Mujer para conocer su rol en la sociedad actual, su posición laboral y “los regalos que prefieren recibir en este emblemático día”. “Si bien casi el 40 por ciento de las encuestadas prefiere una salida a cenar, ellos regalan flores”, dice el estudio.

Con tanta información dando vueltas, todavía no tenía claro por qué deberíamos recibir regalos en este día. Pero parece que la confusión no es solo de las empresas que envían saludos sino de algunas mujeres, que esperan que al menos “las lleven” a cenar. Y de otros tantos hombres que insisten con el bombón, las flores y los vestidos.

“Pero un regalito no le hace mal a nadie”, escuché por ahí. También que “las empresas aprovechan cualquier excusa para vender”. ¿Pero no será que siempre usan la misma, y no cualquier excusa? El estudio de TrialPanel llama la atención sobre el protagonismo de las mujeres en las publicidades de productos del hogar, limpieza y cocina. Al preguntar esto a las y los encuestados encontraron que “5 de cada 10 consultados no está de acuerdo en que el género femenino tenga que ser representativo de este tipo de publicidades, 2 de cada 10 sí lo está y 3 de cada 10 manifiesta que le es indistinto”.

¿Tendrá algo que ver esto con el Día de la Mujer? Desde las redes sociales también me llegaron otras cosas. Un video de una chica probándose un vestido frente al espejo mientras la voz de su novio se escucha en off: “¿Eso te vas a poner? No te das cuenta que se te ve todo. ¿Qué van a pensar? Que sos bien rapidita y yo... flor de cornudo”. #?Escuchalo?, es la campaña por el fin del maltrato a las mujeres que hizo la Fundación para el Estudio de las Mujeres (FEIM) con la agencia Tribal Worldwide Buenos Aires.

Leí que el 8 de marzo de 1908, trabajadoras del sector textil de la fábrica Cotton, de Nueva York, se declararon en huelga para reivindicar mejoras en sus condiciones infrahumanas de trabajo. Se declaró un incendio (nunca se supo si fue provocado o no), y murieron las 129 trabajadoras. En 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, Clara Zetkin propuso que se estableciera este día como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista. Luego, esta fecha fue adoptada por los distintos partidos políticos, organizaciones y organismos internacionales para conmemorar la lucha de las mujeres por todos sus derechos.

¿Cómo es qué llegamos, entonces, de conmemorar una lucha obrera a festejar un día que promueve la compra compulsiva? ¿En qué intríngulis discursivo se fueron perdiendo los derechos, las reivindicaciones, las igualdades reclamadas, los sometimientos denunciados?

“Los medios de comunicación –a través de publicidades y noticias, entre otros discursos– suelen tomar la efeméride como una excusa para vender cualquier tipo de productos y reproducir estereotipos que contradicen su significado fundamental: la defensa de los derechos de las mujeres”, explicó una comunicación del Centro de Atención en Niñez, Adolescencia, Género y Diversidad de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, al tiempo que propuso a las empresas en general y, en particular, a las periodísticas y publicitarias, buenas prácticas para una comunicación no sexista e igualitaria. Entre ellas:

n Evitar la reproducción de estereotipos de género o mitos en torno al lugar de las mujeres en la sociedad. Los que más circulan en torno a esta fecha son:

–Que las mujeres son consumistas o derrochadoras de dinero, envidiosas o competitivas; como si estas características fueran exclusivas del género femenino. Incluir la representación distintos miembros de una familia o grupo social como consumidores/as de productos y servicios tradicionalmente presentados como de uso exclusivo de las mujeres.

–Que la discriminación de las mujeres es cosa del pasado. Esto se expresa en las preguntas: ¿y por qué no hay un día del hombre? o ¿qué más quieren las mujeres? Recordar entonces que si bien las mujeres han alcanzado avances legislativos y sociales muy importantes, los derechos civiles y políticos, en muchos ámbitos faltan avances: por ejemplo, siendo las principales víctimas de violencia y no alcanzan la mayoría de los cargos de dirección empresarial.

–Que las mujeres priorizan sus atributos físicos sobre los intelectuales, y que deben alcanzar cierto estándar de belleza publicitario para ser felices. Este estereotipo lleva a producir piezas comunicacionales que promueven para esta fecha tratamientos de belleza, vouchers de peluquería y cenas con descuentos para las mujeres; y pueden resultar degradantes y reductoras o presentar al cuerpo como espacio de imperfecciones a corregir. Por eso, hay que evitar limitar los intereses de las mujeres a estas cuestiones y no fomentar modelos de bellezas basados en la perfección”.

Estas recomendaciones están basadas en otros decálogos y documentos análogos producidos por otros organismos y organizaciones argentinas y de otros países. Sin embargo, todavía parece necesario que alguien marque la cancha y señale que la comunicación también puede ocultar, menospreciar, discriminar y favorecer la reproducción de patrones capaces de mantener viva y coleando a la desigualdad.

Otro 8 de marzo que se fue, con sus discursos llenos de contradicciones.