SOCIEDAD › EL SISTEMA ESPAÑOL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES, CONTADO POR UNA ARGENTINA
Mariel Franco atiende a las víctimas en un dispositivo madrileño. En diálogo con Página/12, detalla el recorrido de una mujer cuando pide ayuda. Hay juzgados de violencia de género, juicio rápido y vigilancia policial. Refugios, subsidios y asistencia psicológica y jurídica gratuita.
› Por Mariana Carbajal
En otra semana signada por la violencia machista, Página/12 consultó a una trabajadora social argentina que se desempeña en uno de los dispositivos que atienden a mujeres víctimas en la Comunidad Autónoma de Madrid, para conocer la experiencia de ese país y pensar cómo enfrentar aquí la dramática problemática de la violencia de género y sus consecuencias. En una extensa entrevista de este diario, Mariel Franco detalló el recorrido que realiza una mujer cuando pide ayuda en esa provincia española. Distintas clases de refugios, subsidios y asistencia psicológica y jurídica gratuita son parte del abanico de respuestas que se les ofrece, además de detener inmediatamente al agresor que es denunciado. En lo que va del año, se registraron, al menos 46 femicidios –según contabilizó este diario: 14 en enero, 24 en febrero, y hasta ayer ocho en lo que va de marzo.
Radicada a inicios del 2008 en Madrid, Franco trabajó en la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, en el Observatorio de Salud de las Mujeres, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y actualmente brinda asistencia a víctimas a través del Punto Municipal del Observatorio Regional de Violencia de Género de la Mancomunidad de Servicios Suroeste de Madrid, que agrupa a varias localidades con escasa población de esa región.
La especialista argentina precisó que la Comunidad de Madrid tiene su propia ley integral contra la violencia de género del año 2005, la Ley 5/2005. “A partir de esa norma se creó una serie de dispositivos de control, seguimiento y asistencia a las mujeres víctimas de violencia de género”, señaló. El Observatorio Regional de Violencia de Género es el encargado de velar por el cumplimiento de la ley y además, coordina todas las acciones destinadas a la prevención y asistencia respecto del tema conjuntamente con el área de Igualdad, explicó. A su vez, se ocupa de las tareas de sensibilización social respecto del tema. Entre los dispositivos de atención se encuentran los de asistencia directa, los centros de emergencia, de acogida y pisos tutelados para las mujeres y sus hijos e hijas.
–¿Cómo funciona cada uno de esos dispositivos?
Por un lado, están los Puntos Municipales del Observatorio Regional de Violencia de Género (Pmorvg), son dispositivos de atención, prevención y sensibilización conformados por una trabajadora social, una psicóloga y una abogada. Atienden en horario de mañana y tarde de lunes a viernes. En todos, la atención es individual, pero en algunos, como en el que yo estoy, también se hace a nivel grupal. Desde estos Puntos se deriva, según la necesidad, a los Centros de Emergencia.
–¿Qué tipo de ayuda brindan los Centros de Emergencia?
–Ofrecen a las mujeres y sus hijos/as acogida con carácter de urgencia y por un tiempo limitado, de hasta dos meses. Las derivaciones se establecen en coordinación con los Puntos Municipales y/o los Servicios Sociales de referencia, según el tipo de intervención social a realizar. Hay cinco en toda la Comunidad de Madrid. También tenemos Centros de Acogida, cuyo objetivo es dar protección y atención integral a mujeres y a sus hijos/as en diferentes situaciones de necesidad y cuando se aconseja su ingreso en recurso residencial. Sirven de alojamiento temporal mientras se lleva a cabo un plan de atención integral dirigido a facilitar la normalización de la vida de las mujeres víctimas de violencia. Estos centros cuentan con equipos multidisciplinares formados por profesionales sociales, juristas y psicólogos, que dan apoyo tanto a las mujeres como a sus hijos e hijas. La estancia puede ser de 18 meses. Son cuatro en toda la Comunidad Autónoma de Madrid. Se accede a través de los Centros de Emergencia, de la Dirección General de la Mujer o de Servicios Sociales. En total disponen de 92 plazas.
–¿Y los Pisos Tutelados? ¿Qué tipo de servicios ofrecen?
–Los pisos tutelados se utilizan como salida de los Centros de Acogida, en aquellos casos en los que, de acuerdo con la situación de las mujeres se considera necesario apoyarlas como continuación del proceso iniciado. Su objetivo es conseguir la autonomía personal y familiar sin que exista la necesidad de una protección tan amplia como la prestada en los Centros. Tienen 47 plazas en total. Luego los hay para colectivos específicos, como mujeres de la trata, reclusas y ex reclusas y para mujeres jóvenes.
–¿Para recibir ayuda la mujer debe necesariamente realizar la denuncia contra la pareja o ex pareja que la maltrata?
–No necesita hacer la denuncia para recibir atención en los Puntos Municipales, pero es obligatoria la atención y el seguimiento de aquellas que sí la realizaron. Si la mujer no quiere presentarla, se respeta su decisión. Y se hace un seguimiento a los seis meses. Además se les explica que nosotras no recibimos denuncias, porque muchas veces tienen temor de pedirnos ayuda porque en plan de justificar a su maltratador, refieren no querer perjudicarlo. De hecho una mujer que atendí esta semana, con un cuello ortopédico y moretones en los brazos, me decía que ella no se sentía víctima de violencia de género, aun luego de haber denunciado la agresión. La denuncia se puede presentar en la Policía Nacional (Madrid capital) y en Guardia Civil (resto de la Comunidad), o en los juzgados de guardia. A partir de la Ley Nacional de Violencia de Género del año 2004, se crean los Juzgados de Violencia de Género, específicos para la atención a las mujeres.
–¿Los juzgados de violencia de género se encargan de la parte civil y penal?
–Sí, se crean para eso justamente. Tienen competencia Penal y Civil. A su vez, desde el Ministerio de Salud, se genera en el año 2007 el Protocolo de Atención Sanitaria a la VG, con su reelaboración en el año 2012 –en la cual participé como Asesora Técnica desde el Observatorio de Salud de las Mujeres del Ministerio de Sanidad–. Allí se instruye al equipo de Salud que cuando una mujer presente lesiones inmediatamente se le extienda un “parte de lesiones”, a la vez que deben dar aviso –con un formulario preimpreso– a la Fiscalía o Juzgado sobre el caso que atendió, eso si la mujer aún insiste en no denunciar. Cada Comunidad Autónoma elaboró su propio protocolo.
–¿Qué sucede cuando se da aviso a la Fiscalía y la mujer no quiere denunciar?
–La denuncia es como si ella la hiciera, el juicio rápido se celebra en los mismos plazos y luego la mujer muchas veces cuando es llamada a declarar, desestima la denuncia. En ese caso, si el o la fiscal lo considera, el trámite sigue a juicio de Oficio. Dependiendo de la gravedad. De hecho, acabo de atender a una joven de 20 años que hace dos años, después de haber denunciado la Guardia Civil de Oficio, no ratificó la denuncia. Todo quedó en la nada y ahora él la vuelve a acosar. Si la mujer decide denunciar, será fundamental presentar el “Parte de Lesiones” que le expedirá el profesional que la atienda. Una vez que se presenta la denuncia al agresor se lo detiene preventivamente hasta la ejecución de la vista previa del juicio. Esto es a las 24 o 48 horas posteriores, aun en fines de semana.
–¿Es decir que quien es denunciado queda inmediatamente detenido por 24 o 48 horas? ¿Sucede efectivamente?
–Sí, sucede efectivamente. Serán las fuerzas de seguridad las encargadas de hacer efectiva la detención en las dependencias correspondientes, por lo general Guardia Civil. Los sueltan a la hora del juicio rápido y si corresponde una pena, o regresan a prisión –depende el caso– o salen libres con Orden de Alejamiento. Lo malo es cuando el juzgado no encuentra prueba suficiente y el acusado sale en libertad. Ahí comienza un calvario muchas veces para la mujer, porque algunos se calman luego de la cárcel, pero otros se ponen peor. En España el maltrato habitual u ocasional es un delito.
–¿Hay patrocinio jurídico gratuito?
–Si la mujer no tiene abogado se le ofrece uno de oficio del turno de violencia de género, lo cual significa que “en teoría” es alguien formada/o en la temática. Digo en teoría, porque escucho atrocidades respecto a los y las profesionales del Derecho. Si el juzgado considera que da lugar al delito, se le brindará a la mujer una Orden de Protección (OP), la cual conforma un paquete de medidas Civiles y Penales. Entre las medidas civiles se encuentran: la guarda y custodia de hijos e hijas, el uso y disfrute de la vivienda, el monto de la pensión por alimentos, etc. Entre las penales se encuentra la Orden de Alejamiento (OA), que por lo general ésta –si el caso es de riesgo–, permanece activa hasta el juicio definitivo, o incluso una pena mayor como puede ser la cárcel para el agresor, depende de la gravedad de la situación y si el agresor tiene o no antecedentes penales. El quebrantamiento de la OA tiene pena de cárcel. A partir de allí la mujer tendrá 30 días para presentar una solicitud de divorcio, si así lo desea. Si no la presenta, quedan sin efecto las medidas civiles que el juzgado de violencia había dictado como guarda y custodia o uso de la casa. Pasado ese período lo puede volver a presentar en el mismo juzgado. Existe dentro de la Dirección General de la Mujer, en Madrid, un ente coordinador de las Ordenes de Protección. Está toda la información informatizada y se envía el expediente de cada caso al Pmorvg correspondiente, para la atención de la mujer. Así las podemos contactar para ofrecerles nuestros servicios integrales. Las mujeres lo agradecen siempre, porque es un momento en el que se encuentran muy desorientadas. Enseguida las cito, las entrevisto y armamos un plan de intervención. Luego semanalmente mantenemos una reunión de equipo técnico para trabajar los casos. Dos veces al año mantenemos también unas Mesas Técnicas con las Fuerzas de Seguridad para coordinar acciones, ya que tanto la Guardia Civil como las policías municipales son quienes las vigilan a diario, pasan por sus domicilios, cuidan de no ver al maltratador cerca, las llaman una vez a la semana. En el caso de que la mujer deba abandonar de urgencia el domicilio familiar, se le ofrece acogerla en uno de los centros de emergencia de la Red de Centros de la Comunidad Autónoma de Madrid. El ingreso a estos centros siempre es a través de derivación de los Pmorvg. Sus domicilios son secretos. Si transcurridos los 2 meses que se puede quedar allí no tiene adónde ir, se le ofrece pasar a un centro de mediana estancia y luego a un piso tutelado. Siempre con la idea de lograr la independencia de la mujer.
–¿Reciben terapia individual?
–Sí, tiene como objetivo fortalecer en la mujer la decisión de haber denunciado –en el caso que lo hubiera hecho– o de hacerlo si es lo que corresponde. Además de fortalecer su autoestima para lograr visualizar los malos tratos o lograr una separación del agresor. En ningún caso se fuerza a tomar esa decisión, entendiendo que es una opción que debe estar bien pensada antes de dar el paso. En cuanto a los grupos de mujeres, éstos se focalizan en trabajar temas de Género, Autoestima, Autonomía e Independencia emocional. Siempre persiguiendo el empoderamiento de las mujeres, ya que éstas se caracterizan por haber perdido todo poder, frente al poder machista de sus agresores.
–¿Hay subsidios para víctimas de violencia machista?
–La Renta Activa de Inserción es de 426 euros al mes, se tramita por un año con posibilidad de hacer dos renovaciones más, es decir que en total si la situación lo requiere puede cobrarlo tres años en total. Deben acreditar que su situación económica desfavorable se debe a la violencia de género. Muchas veces se quedan en la calle y con los hijos e hijas y el agresor no les pasa la pensión. Muchos hombres previamente a la denuncia ponen sus bienes a nombre de otros para no pasarles cuota alimentaria. Si contara las historias, tenemos para un libro. Existían unas ayudas excepcionales que ahora con los recortes, por la crisis económica, están cada vez más difíciles de acceder. La cuestión del empleo aquí está complicada y se les dificulta entrar al mercado laboral a cierta edad y sin ciertas habilidades.
–¿Qué pasa cuando la violencia es psicológica?
–Al menos aquí existe el imaginario de que la violencia de género sólo es la agresión física, pero la mayoría de las mujeres sufren violencia psicológica. Este tipo de violencia orada más que la física, si bien ésta puede ser mortal. La psicológica va deteriorando a la mujer tanto psíquica como físicamente. Este malestar que las mujeres muchas veces manifiestan en la consulta médica, a pesar de los protocolos y las formaciones, los y las profesionales médicos confunden con malestar inespecífico y lo tratan con tranquilizantes. La mayoría de las mujeres que nos llegan al Pmorvg vienen de un largo recorrido por servicios de salud de los cuales sólo han conseguido terminar medicadas con psicofármacos. Lo cual entorpece nuestro trabajo, ya que necesitamos de mentes despiertas y alertas para afrontar un proceso de recuperación de la autoestima. La violencia psicológica es la que prepara el terreno para la violencia física, que a veces llega y otras, en su gran mayoría, no, pero de todas formas esto no significa que la mujer no esté deteriorada. Los micromachismos a los que se ve sometida la mujer a diario, minan su autonomía e independencia y la van deteriorando poco a poco. En este proceso también se ven afectados hijos e hijas, sufriendo la violencia y lo que es peor, aprendiendo patrones de conducta violentos o sumisos, según el caso y el género. Se ha avanzado mucho en estos diez años, pero de todas formas, la mujer sigue siendo mujer en España como en cualquier parte del mundo. El sistema muchas veces hace agua tanto en las fuerzas de seguridad al momento de ir a poner la denuncia –cada fuerza tiene un grupo especial de agentes, encargados de atender a las mujeres–, como lo que es peor aún, en el sistema judicial. Y lo digo por el machismo impregnado en muchas actuaciones. A pesar de existir Juzgados de Violencia de Género, éstos muchas veces son peores que la “enfermedad”, tratan muy mal a las mujeres y su palabra generalmente está puesta en tela de juicio. El maltrato psicológico es muy difícil de probar, por lo que una vez en el Juzgado, la mujer pasa a ser revictimizada por el sistema. En fin, que aún hay mucho por hacer.
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