SOCIEDAD › EL VIUDO DE NORA DALMASSO, MARCELO MACARRóN, SE DECLARó INOCENTE Y SE RETIRó MUY MOLESTO
Macarrón declaró ante el nuevo fiscal del caso, Daniel Miralles. Está imputado por el crimen de su esposa. Se declaró inocente y se retiró visiblemente molesto de los Tribunales. La causa ahora está bajo secreto de sumario.
› Por Carlos Rodríguez
“Soy totalmente inocente”, fueron las únicas palabras que dijo ayer Marcelo Macarrón, el viudo de Nora Dalmasso, asesinada en noviembre de 2006, antes de declarar en la causa, a lo largo de cuatro horas, imputado por el delito de “homicidio agravado por el vínculo”. Finalizada la indagatoria, el acusado se retiró visiblemente molesto y sin hablar con los periodistas. Sus abogados insistieron en que están “asombrados” por la acusación que hizo contra Macarrón el nuevo fiscal de la causa, Daniel Miralles. Según dijeron sus representantes legales, el viudo dijo ante la Justicia que no tuvo “nada que ver” con el crimen ocurrido en la casa del matrimonio, en el barrio Villa Golf de la ciudad de Río Cuarto. Ratificó además lo que había dicho como testigo, en el sentido de que en el momento en el que era asesinada su mujer él se encontraba en Punta del Este, participando de un torneo de golf. El fiscal Miralles, por su parte, se limitó a adelantar que en los días venideros tomará “medidas probatorias” y que por el momento no solicitará la detención del imputado.
Aunque en la causa se reimplantó el secreto de sumario, se supo que lo que comprometería a Macarrón es la prueba genética realizada sobre el cuerpo de la víctima y sobre la escena del crimen. El rastro genético del viudo aparecería en al menos diez muestras, entre las que cuentan el cinto de la bata con la que Nora Dalmasso fue estrangulada, las sábanas de abajo de la cama donde apareció el cadáver y en las partes íntimas de la mujer.
Para el anterior fiscal del caso, Javier Di Santo, los rastros pudieron corresponder a una relación que tuvieron los esposos el martes 21 de noviembre de 2006, cuatro días antes del asesinato, en la madrugada del sábado 25. En cambio, el nuevo fiscal Miralles duda de la coartada que hasta hoy mantiene a Macarrón en Uruguay, lejos de la escena del crimen. En noviembre pasado, el fiscal federal de Córdoba, Enrique Senestrari, en el marco de otra investigación judicial, descubrió que dos policías cordobeses habían ocultado información relacionada con el caso Dalmaso.
El dato surgía de escuchas telefónicas de la ex SIDE que comprometían al empresario Miguel Rorher, entonces titular de la filial Argentina de la Multinacional Del Monte Fresh, quien estaría relacionado comercialmente con el viudo de Nora Dalmaso. El informe remitido por Senestrari demostraría que los policías, al transcribir las escuchas, omitieron señalar que Rorher habría estado muy cerca de la escena del crimen y no en Buenos Aires, como dijo el 12 de enero de 2007 cuando declaró como testigo en la causa Dalmasso. Lo que no se sabe, todavía, es cuál sería la relación entre el falso testimonio de Rorher con la presunta falsedad en la que habría incurrido Macarrón.
Ayer, el viudo fue indagado durante casi cuatro horas en los tribunales de Río Cuarto por el fiscal Miralles. Al final de la indagatoria, los abogados defensores, Gustavo Liebau y Marcelo Brito, aseguraron que la parte acusadora no dio a conocer nuevos elementos de prueba, a la vez que insistieron en que hay “múltiples testigos” que confirman la presencia de Macarrón en Punta del Este.
“El señor Macarrón declaró ampliamente, ratificó todas sus declaraciones, ahora como imputado, brindadas cuando declaró como testigo y contestó todas las preguntas de los defensores y del fiscal”, dijo Gustavo Liebau a la salida de los tribunales. La presencia de Macarrón provocó un movimiento inu- sual en la sede judicial, por la presencia de decenas de periodistas y móviles, que se sumaron a una manifestación de gremios judiciales que reclamaron mejoras edilicias.
El abogado Liebau afirmó que su representado “dio amplias explicaciones respecto de todos los elementos que eventualmente lo pudieran incriminar”.
Insistió en que no pueden “superar el asombro” porque al supuesto autor de un crimen “múltiples testigos lo ubican a mil trescientos kilómetros de la escena”. Señaló que “la prueba genética no tiene relevancia si se demuestra que se trata de una persona que es el marido y que estaba a esa distancia de donde ocurrió el hecho”.
El abogado sostuvo que el fiscal Miralles “no dio absolutamente ninguna prueba que permita de alguna manera deducir la imputación” y que tampoco dio “ninguna explicación lógica ni científica” que fundamentara la imputación. Por eso dijo que “llamó la atención la falta de elementos nuevos”. Por su parte, Marcelo Brito, el otro defensor de Macarrón, ratificó que Miralles “no precisó ni informó cuales son los elementos de pruebas que sostienen que (el viudo) haya estado en el lugar del crimen”.
“El fiscal hizo dos preguntas: una respecto de su fecha de matrimonio con Nora y otra respecto una pregunta relativa a (Miguel) Rohrer”, el empresario que habría mentido al declarar como testigo.
Los abogados dijeron que no saben si Rohrer será llamado nuevamente a prestar declaración en la causa. Según Brito, el fiscal Miralles solamente nombró los informes de ADN y algunas pruebas testimoniales, sin “ahondar sobre los elementos” que valoró para acusar a Macarrón. Liebau precisó que la franja horaria en la que a Macarrón no se lo vio durante su estadía en Punta del Este fue entre las 3 y las 7 de la mañana del 25 de noviembre de 2006. Estimó que “lo que nadie ha tenido en cuenta hasta ahora es comparar esas pocas horas con el horario de muerte atribuido a Nora, es decir si los mismos forenses dijeron que la muerte data aproximadamente a las siete de la mañana y si se tiene en cuenta que en ese momento en Uruguay había una hora más, Macarrón a esa hora estaba por ir a jugar al golf”.
Aseguró que en la causa “no hubo ningún cambio”. En su declaración ante el fiscal, Macarrón dijo, según su abogado, que cuando “se enteró de la muerte de su esposa venía en el auto de (su amigo) Daniel Lacase con un evidente estado de shock”. Liebau dijo que como fianza, ante un eventual pedido de detención, pusieron la casa de Villa Golf que fue escenario del crimen, donde actualmente vive el acusado.
Como cierre, el abogado recalcó que “ambas familias (la de Macarrón y la de Dalmasso) proclaman la inocencia” del viudo. Admitieron que “eso no significa que no se valorice la labor del fiscal; si se equivocó vamos a trabajar para demostrarle que se equivocó, pero no ataquemos al investigador porque las familias quieren saber quien mató a Nora”.
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