SOCIEDAD
Euforia y lamentos en Mar del Plata tras el primer aluvión de turistas
Los visitantes que saturaron las playas en el primer fin de semana del año comenzaron ayer el éxodo: unas 70 mil personas dejaron la ciudad. Hubo buenas ventas y mucho ruido en las calles.
› Por Carlos Rodríguez
En el primer fin de semana de 2004, la ciudad fue copada por un aluvión de turistas que llenaron los hoteles, las playas y los restaurantes. Unas 160 mil personas, que llegaron a partir de los últimos minutos del año pasado, se adueñaron de la ciudad y sus alrededores, llenando de gozo a los comerciantes y despertando las primeras quejas de parte de algunos lugareños, molestos por el exceso de ruido, la suciedad en las calles y los limpiavidrios. Distintas fuentes confirmaron que el número de visitantes creció un 30 por ciento respecto de 2003, aunque ayer también quedó demostrado que la ola es fugaz cuando los bolsillos están flacos. De los 28 vehículos por minuto que ingresaron el viernes se bajó ayer a 12, mientras que las salidas se incrementaron, en los mismos días de referencia, de menos de 9 a cerca de 20 por minuto. Anoche, el éxodo se notaba en las calles y ahora se espera la segunda ola a partir de mediados de esta semana.
“Unas 70 mil personas dejaron la ciudad, unas 40 mil con destino a la Capital Federal y el Gran Buenos Aires”, informó ayer a Página/12 una fuente del Cuerpo de Camineros de la Policía Bonaerense. Muchos se fueron por la mañana, que ayer amaneció nublada y con pronóstico de lluvia, aunque engañó a todos, ya que por la tarde el sol alumbró a pleno. El tránsito por el centro y el movimiento en las peatonales San Martín y Rivadavia marcaron una clarísima diferencia entre lo que se vivía el viernes y lo que pasaba ayer. “Este fin de semana fue muy bueno y todos creemos que marca la tendencia que se mantendrá en la temporada”, dijo Carolina Lago, de la Asociación Hotelera Gastronómica.
La entidad empresaria precisó que durante el fin de semana fueron ocupadas en un 95 por ciento las plazas en los hoteles cinco estrellas. El porcentaje fue también alto para el resto: 86 por ciento para los de cuatro estrellas, 89 por ciento para los alojamientos tres estrellas y el 59 por ciento para los de dos y una estrellas. Los apart-hoteles estuvieron cubiertos en un 90 por ciento. El complejo turístico Playa Grande y los 24 balnearios de Punta Mogotes fueron los preferidos de los que llegaron en auto, mientras que las playas más populares, la Bristol y La Perla, estuvieron colmadas por familias enteras, al estilo de los Campanelli, incluyendo las mascotas predilectas.
Los comerciantes, además de celebrar por el alza de las ventas, se lamentaron por la presencia de verdaderas manadas de inspectores de la Dirección Provincial de Rentas, que realizaron operativos sorpresivos en todas las playas del Atlántico, desde Monte Hermoso hasta San Clemente. Más de mil agentes salieron a las calles para fiscalizar las obligaciones tributarias, en especial el pago del impuesto a los Ingresos Brutos. Los comerciantes no fueron los únicos que expresaron alguna queja en medio de la euforia. También lo hicieron muchos vecinos afincados en Mar del Plata, que salieron al aire por las radios locales o llenaron de mensajes quejosos a los medios gráficos.
Los ruidos molestos ocuparon el primer lugar. El viernes y el sábado, unos ocho mil jóvenes colmaron los pubs de la calle Alem, entre Almafuerte y Primera Junta. Además del gentío y los gritos, hubo algunas peleas callejeras con muchos y entusiastas participantes. También los vecinos se manifestaron molestos por la presencia de cantantes callejeros, payasos, actores de teatro y otros artistas espontáneos, y a la gorra, que realizan sus funciones hasta muy tarde, para juntar unos mangos que les permitan extender su estadía en la ciudad balnearia.
Pero los vecinos enojados protestan también por los camiones y las camionetas, munidos de altoparlantes, que recorren las calles céntricas promocionando los distintos espectáculos teatrales; por los limpiavidros que se instalan preferentemente en Juan B. Justo y Edison, y Luro y Corrientes “molestando a los automovilistas”, según editorializó el diario La Capital, y hasta por la cantidad de volantes que se reparten en las calles promocionando restaurantes o negocios varios, que luego alfombran veredas y calzadas.
Marissa, de 54 años, vecina de la calle Alem, se quejó “por los ruidos, los gritos, las peleas, los borrachos”. Ella también le gritaba al cronista, mientras contaba sus desdichas nocturnas. Otra vecina, Perla, “como la playa”, aclara, asegura que las veredas “parecen baños porque quedan las muestras: ¿usted me entiende, verdad?”. Más allá de las manifestaciones hostiles hacia los visitantes, la vocera de la Asociación Hotelera Gastronómica insiste en que están frente “a una muy buena temporada y eso es muy importante para la ciudad”.
Anoche, el comisario Rubén Boniaiuto, a cargo del Operativo Sol, confirmó que durante la jornada de ayer salieron de Mar del Plata unos 40.000 vehículos, mientras que apenas ingresaron 15.000. “El viernes entraban 28 vehículos por minuto y salían 9; hoy (por ayer), la tendencia se revirtió y entraban 12 por minuto, mientras que salían ente 18 y 20 cada 60 segundos”, detalló un vocero del Cuerpo de Camineros. Fuentes del Ente Municipal de Turismo, por su parte, anticiparon que esta semana se producirá “la segunda ola de la temporada”, con el arribo a Mar del Plata de un nuevo contingente, que podría superar los números del primer fin de semana de 2004.
De todas maneras, en varios hoteles consultados se admite que las reservas son “por pocos días, la mayoría una semana, pero incluso hay quienes alquilan una habitación por una o dos noches solamente; lo bueno es que son muchos más los que están viajando, teniendo en cuenta los números que se manejaron hace un año, y eso es bueno”.