El 22 de febrero pasado, Juan José Campos fue detenido en la ciudad de Santa Fe. Estaba en pareja con una mujer que tiene una hija pequeña y que no sabía nada del historial de quien estaba a su lado desde enero. Campos estaba prófugo por el doble femicidio de Estefanía Abril, de 19, y su madre Elizabeth “Romi” Wilson, de 44, cometido exactamente un año antes. La detención se logró luego del reclamo público que realizaron las amigas de Abril. Decirlo así reduce el enorme espacio que abrió ese grupito de amigas sin que se hubieran planteado abrirlo. Su única pretensión era que Campos fuera detenido y que se hiciera justicia. Aquel 22 de febrero lograron su primer cometido. Hoy, a las 8 de la mañana, irán por un paso intermedio que las acerque a su objetivo de lograr justicia: ser admitidas como querellantes. Lo harán como vinieron reclamando en la causa, con ideas a pulmón, una movida cultural en la puerta de la Cámara de Apelaciones, donde se realizará la audiencia a la que fueron citadas.

Que la audiencia se realice un día antes de la segunda marcha por #Ni una menos, no es casualidad. No por intención judicial. No. La coincidencia se da en cierta reducción judicial a la letra, apego a la burocracia, que tratándose de justicia termina siendo maltrato y como se trata de mujeres, el maltrato está implícito en la costumbre.

Las amigas se enteraron de la existencia de la Alianza de abogadas por los derechos de las mujeres, y enviaron un mail. Mariana Barbitta, una de las integrantes de la Alianza, y presidenta de la Asociación de Mujeres Penalistas de Argentina, respondió y tomó el caso. Las chicas se querían presentar como querellantes. Ya las venían desgastando, en ese desgaste de consejos del “no se puede”, “las leyes no lo permiten”, lo que es cierto en el sentido estricto de la ley, porque para subirse al caso sólo se puede siendo víctima o familiar directo. Romi y Abril fueron apuñaladas. La madre de Romi murió después. Resultado, no quedó representación familiar de las víctimas.

Barbitta tomó el caso como un leading case. A fines de abril de este año, la abogada se presentó en el juzgado de instrucción 36, a cargo de Manuel Gorostiaga, que lleva el caso, para avisar que se presentaba como abogada y que había pretensión de las amigas y una tía abuela de Abril (hermana de la madre de Romi) de pedir ser tomadas como querellantes. “Apúrese doctora –le dijeron en el juzgado– porque la causa está volviendo de la defensoría y hay que elevarla a juicio”. Claro, con una privación de la libertad los tiempos corren (para algunos, no para todos, el caso de Belén en Tucumán dice lo contrario).

Barbitta se apuró. El 3 de mayo a las 12.22 presentó el escrito con la firma de siete amigas, y de Marta Haydée Visco, hermana de la madre de Romi, o sea, tía de Romi y tía abuela de Abril. Los tiempos no dieron para presentar la documentación pertinente. Pero de hecho se presentarían luego, cuestiones que en los Tribunales suelen resolverse con un “doctor, no me falle”, “por favor, doctor, délo por hecho”. Pero tratándose de una doctora, y de mujeres pidiendo ser querellantes, la cosa pasó a la letra de la ley.

Ese mismo 3 de mayo, pero a las 8.30, el juzgado tomó una velocidad centrífuga que no tuvo a lo largo de toda la causa, incluso en los dos meses y medio que tuvo preso al imputado. La presentación fue rechazada por Gorostiaga el 4 de mayo, ya elevada la causa a juicio con tres argumentos: que no se proveyeron los documentos que comprueben el parentesco; que las amigas no pueden ser querellantes; y que la presentación se hizo en forma extemporánea. El 10 de mayo, Barbitta presentó apelación a cada punto: entregó los documentos acreditando el parentesco de Visco. Y sostuvo la necesidad de legitimar el derecho de acceso a la justicia mediante una interpretación amplia. Un “exceso ritual manifiesto”, sostuvo la abogada, esto es, se dio más importancia a la aplicación de la ley que al interés de las personas.

Gorostiaga rechazó modificar su criterio pero al menos aceptó que se apelara ante la Cámara. La presentación del grupo de amigas fue acompañada el 12 de mayo por Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en violencia contra la Mujer (UFEM) y el fiscal Justo Joaquín Rovira, quien llevó el caso. Es decir, una parte de la justicia acompañaba el pedido de que la justicia se quitara la corbata y el saco.

Como resultado, hoy, la Sala VI de la Cámara de Apelaciones, integrada por Mario Filozof, Julio Lucini y Rodolfo Pociello Argerich recibirá a la abogada de las presentantes. La audiencia tendrá lugar hoy por la mañana en Viamonte 1147. El flyer que, como ocurrió en toda la causa, fue diseñado y distribuido por las pretendidas querellantes y dice: “Ni una menos. Este jueves 2 de junio, todos a la audiencia. #queremosserquerella. Acompañanos para que acepten a sus amigas como parte querellante de la causa” y después de la dirección antes mencionada invitan: “Venite a la actividad cultural”.

–¿Van a instalar actividad cultural en la puerta de la mismísima Cámara?

–Actividad cultural, música, folklore, rapeo, la murga Cachengue y sudor –respondió una de las organizadoras–. Adhieren entre otros Adolfo Pérez Esquivel y Osvaldo Bayer. Nosotras limpiamos el cuarto que estaba lleno de sangre, organizamos colectas, denunciamos, hicimos marchas, nos presentamos para averiguar en Tribunales, logramos difusión que derivó en la detención del prófugo que nadie encontraba. Mataron a dos mujeres. Nosotras, que también somos mujeres, hicimos todo eso para que haya justicia. Tenemos derecho a ser reconocidas.