Mar 06.01.2004

SOCIEDAD  › LOS USUARIOS CRITICAN EL ALTO COSTO DEL SISTEMA

El acarreo, odiado como el cepo

Sin auto y defraudada. Así estaba María del Carmen ayer a las 17.30 cuando salió del bar donde estaba con una amiga y su auto había sido acarreado por mal estacionamiento. “Escuché al periodista que está en Radio 10 con Karin Cohen y dijo clarito que por un fallo judicial se podía estacionar en todos lados, que no había problema. Por eso dejé el auto en Montevideo y Lavalle”, se excusó la oyente y lamentó: “Ahora tendría que ir a la radio para que me den los 56 pesos de la multa”.
De la decena de personas consultadas por este diario, María del Carmen fue la única que estaba al tanto del fallo y la única en contra de la posibilidad de que el estacionamiento regulado desaparezca (aunque sea por unos días). “Si no se controla el estacionamiento sería un descontrol. No estoy en contra de las reglas, siempre las cumplo”, advirtió la oyente de Radio 10 ya al volante de su Ford Fiesta verde.
Cintia, que esperaba –en la misma “playa de infractores” de Constitución– a un familiar con el dinero para liberar a su auto, opinó todo lo contrario: “Esto es todo una truchada. Dejás el auto bien estacionado, te lo llevan inventando que ‘estaba en un lugar no permitido’ y después te roban para poder retirar tu auto, te cobran 56 pesos por el acarreo, ocho pesos más si no lo venís a buscar en el mismo día y, como si no alcanzara, después te llega la multa”.
Además de los 34 grados de térmica y soportar una corbata que amenazaba ahorcarlo, Marcelo estaba furioso porque también le habían llevado su auto. Transpirado y a los gritos recibió a la grúa que traía su Palio gris: “Bajé justamente para buscar monedas para la tickeadora. Tardé un minuto en un kiosco y cuando salí ya me lo había enganchado. Les expliqué lo que pasó pero no les importó: igual se lo llevaron. Son unos ladrones”. En la esquina de Belgrano y Perú, en el barrio de Monserrat, Alfredo –de unos 50 años– adquiría el ticket para su Renault 19 rojo. Aseguró detestar el actual sistema de control de estacionamiento, pero aún más odiaba a los parquímetros y los cepos. “Estos son unos ladrones, privatizan la calle y hacen fortunas. Antes eran las fichitas, ahora estas máquinas y el mayor robo de todos es cuando te lo secuestran. Aunque vos sepas que lo dejaste bien estacionado, ellos siempre creen tener la razón. Te da ganas de ponerles una bomba”, se enoja.
Todavía nadie llegó a tanto, pero casi. El 22 de abril de 1999 un hombre molesto porque le habían llevado el auto incendió una cabina de la empresa concesionaria, hirió a un policía y quemó el auto del federal. El agresor fue condenado, en junio de 2000, a dos años de prisión y debió someterse a un tratamiento psiquiátrico. Aquella vez, el supuesto infractor aseguró no contar con el dinero para que le liberen el auto. Ante la negativa de la empresa por entregar el rodado, extrajo un bidón con nafta y, tras un forcejeo, quemó al policía de guardia.
El último incidente fue en octubre último, cuando un hombre enfurecido y nervioso porque la grúa le había llevado su auto irrumpió en la playa de estacionamiento de Recoleta, se subió a su vehículo y, cuando intentaba huir, atropelló a un empleado.

Informe: Darío Aranda.

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