SOCIEDAD
› JOSE CIBELLI, EL ARGENTINO QUE TRABAJA EN CLONACION TERAPEUTICA
“El logro podría ser en seis meses”
Su compañía fue noticia en el mundo al anunciar que había obtenido un embrión humano clonado. Aquí, José Cibelli admite que se buscó el impacto, pero reafirma la importancia del logro. Las células madre podrían obtenerse en seis meses.
› Por Mariana Carbajal
Cuatro meses atrás, el argentino José Cibelli ganó los titulares de los principales diarios del mundo: desde una pequeña empresa norteamericana de biotecnología anunciaba que había creado el primer embrión humano clonado con fines terapéuticos. La noticia tuvo un impacto mediático espectacular, pero fue ampliamente cuestionada por la comunidad científica internacional que entendió que había sido más una operación de marketing en busca de inversores que un avance trascendental. Ayer, en un reportaje con Página/12, el polémico investigador aceptó hacer “un poco de autocrítica” y reconoció que el anuncio estuvo “demasiado orquestado” para “tener más impacto”. A los resultados de la experiencia, sin embargo, no los minimiza. Aunque sigue en la búsqueda de células stem o madre a partir de una célula de la piel –un logro esperado por la Medicina que permitirá tratar múltiples enfermedades hoy incurables–, Cibelli reveló que la limitación no está tanto en la técnica. “Es una cuestión de cantidad de óvulos. Necesitamos tener acceso a doscientos óvulos para lograrlo y suponemos que será en los próximos seis meses”, afirmó.
Cibelli llegó a la Argentina para participar del XII Congreso Mundial de Fertilización in Vitro y Reproducción Molecular, que por primera vez se realiza en Latinoamérica y finaliza hoy en el Sheraton. Ayer, este veterinario graduado en la Universidad Nacional de La Plata, convertido en uno de los máximos referentes mundiales en clonación, habló ante un nutrido auditorio primero, sobre la experimentación que lleva adelante en la empresa Advanced Cell Technology (ACT), de Worcester, Massachusetts (donde es vicepresidente de investigación) y luego, sobre los aspectos legales y éticos de la clonación humana.
–Si una pareja le pagara para que trabaje en la clonación de un hijo, ¿estaría dispuesto a hacerlo?
–No. No lo haría. Nuestra empresa hace clonación reproductiva en vacas y a diario vemos las dificultades que hay. Gran cantidad de terneros mueren durante la gestación y hay muchos casos en los que el feto llega a término, pero al momento de nacer se muere y, a veces, también se muere la madre. Esa es mi gran discusión con la gente que quiere hacer clonación reproductiva. Ignoran totalmente los estudios con animales.
–¿Por qué, entonces, el italiano Antinori se lanza a decir que está cerca de la clonación humana?
–No lo sé. Nos hemos encontrado con él en muchas conferencias y le mostramos los datos en animales, y su respuesta es que él sabe mucho más de lo que sabemos nosotros en humanos y que los trabajos de animales no se pueden relacionar con humanos, que no es cierto. Todas las drogas que se desarrollan en el mundo se basan primero en investigaciones en animales. Por qué lo quiere hacer a pesar de esto, no sé.
Lo que llevó a Cibelli a la tapa de los diarios en noviembre fueron los resultados preliminares de su experimento: logró clonar un embrión humano con el fin de conseguir las valiosas células madre con las que después se podría conseguir toda clase de tejidos, compatibles con el paciente que los necesite y así tratar enfermedades como el Mal de Alzheimer, infartos cerebro-vasculares, diabetes. En rigor, ninguno de los embriones clonados en el laboratorio de ACT lograron sobrevivir más que hasta dividirse en seis células y murieron sin llegar a tener el desarrollo necesario para obtener las stem cells. Lo que sí consiguió Cibelli fue producir los embriones sin necesidad de fertilizar los óvulos con espermatozoides, a través de un procedimiento conocido como partenogénesis o división celular asexual.
–¿Cuán lejos de una clonación de un embrión humano está?
–La meta ahora es poder producir células madre a partir de células somáticas, por ejemplo de la piel. Si tenemos la cantidad suficiente de óvulos humanos... ése es el gran problema que hay ahora.
–¿Por qué?
–Para poder tener un programa de clonado terapéutico se necesita la materia prima, que son óvulos humanos. Hay un problema de costos, son bastantes caros.
–¿La limitación en la investigación es la obtención de óvulos?
–Sí. Estamos trabajando con una fundación en Boston que nos empezó a proveer de un pool de pacientes mucho más grande.
–¿Cuánto se les paga?
–Es un monto en concepto de compensación por el malestar y el dolor, y se le da exactamente lo mismo que a una donante para fertilización in vitro. En Estados Unidos depende de cada estado: va desde 2 mil hasta 10 mil por ciclo. En nuestro programa estamos compensando 4 mil dólares por cada ciclo. Además, hay que pagar al ginecólogo, hacer evaluaciones psicológicas, que no tenga enfermedades, lo que hace que el costo por ciclo se vaya a 25 mil dólares.
–¿Cuántos necesitan para avanzar?
–Es una buena pregunta, porque mucha gente pregunta cuándo vamos a conseguir células madre. En tiempo es difícil de decir. Yo preferiría decir que con 200 óvulos vamos a tener una célula madre. Suponemos que será en los próximos seis meses.
–Su anuncio de noviembre fue muy cuestionado. Se dijo que era insignificante porque ni la técnica era revolucionaria ni el éxito duradero, ya que los embriones creados habían muerto. Además, no lo habían dado a conocer en una revista científica prestigiosa sino en un medio electrónico. ¿Qué puede decir al respecto?
–Para hacer un poco de autocrítica, tengo que reconocer que estuvo demasiado orquestado desde el punto de vista de cuándo se iba a publicar el artículo. En ese momento estaba fuera del país. Cuando llegué a Estados Unidos y vi lo que había pasado, no lo podía creer.
–¿Por qué lo hicieron así?
–Para tener más impacto. Aunque desde un punto de vista los resultados fueron negativos porque las seis células se dejaron de dividir, al mismo tiempo fueron positivos porque conseguimos que los embriones sobrevivieran y que los métodos de activación de un óvulo humano con un núcleo de células somáticas funcionaran. Eso no hay que minimizarlo. Mucha gente lo minimiza, pero fue la primera vez que se hizo.
–En aquel momento se los acusó de especular con el impacto mediático para conseguir inversores...
–No. Lo que se buscó fue poner el debate otra vez sobre la mesa y lo conseguimos. Si todo va bien, el Senado a fin de marzo va a debatir sobre el clonado terapéutico y el clonado reproductivo, porque en Estados Unidos todavía no hay ley. Lo ideal sería que pudiéramos tener un sistema legal como el de Inglaterra, que penaliza la clonación reproductiva y permite hacer investigación en relación con lo terapéutico.
–¿Cuáles son sus límites en la experimentación con embriones humanos?
–Los límites los pone el Consejo de Etica de la empresa, entre ellos, que los embriones se tienen que tratar con respeto. Sobre los óvulos que utilizamos en el laboratorio tenemos que demostrar adónde fueron a parar y si el embrión llegara a desarrollarse, el día 14 tenés que parar. Por otra parte, los donantes deben cumplir con ciertos requisitos: haber tenido al menos dos hijos, pasar un análisis psicológico para saber si entiende lo que va a hacer y una vez que lo donó, no puede preguntar más sobre el destino del óvulo.
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