SOCIEDAD
Un triple crimen entre la leyenda del tesoro fabuloso y el umbanda
El hijo del empresario y su amigo fueron acusados por la masacre de la quinta de San Vicente. En la causa, el móvil sigue siendo un misterio. Pero cada vez más crece el mito de la fortuna enterrada y un pai instigador.
› Por Horacio Cecchi
Ayer, Alex Cantero, de 18 años, primer detenido por el triple crimen de San Vicente, atravesó varias puertas. La primera, la de su celda, en la comisaría local, para ser trasladado a declarar a La Plata, donde finalmente se negó a hacerlo. La segunda, la de la indignación vecinal, que se desató apenas pisó la vereda de la seccional. La tercera, cuando ingresó por primera vez en territorio judicial. La cuarta, la de la defensoría oficial que lo asistirá en la indagatoria y en sus futuros pasos. Ya antes, si se comprueba lo que todos sospechan e imaginan, había atravesado una puerta de la que no podrá regresar, la del parricidio. El caso, además, está cruzado por infinidad de versiones, y leyendas: un pai umbanda que hasta ahora existe en la imaginación pero no en la causa; un tesoro de diez millones de dólares del que todos hablan pero que nadie vio; un móvil inexplicable o inentendible. Tan cruzados están mitos y realidad en este caso que el propio Alex parece haber atravesado esa delgada línea, patológicamente convencido de la veracidad de una leyenda para desatar tamaña brutalidad real.
En pocas palabras, especialmente en este caso, para llegar a la verdad bizarra será necesario partir de las desmentidas. La única certeza de la que pudo dar fe Página/12 es que, a media tarde, el juez platense César Melazo aceptó el pedido realizado por el fiscal Marcelo Martini para convertir la demora del joven Alex y su amigo Gustavo “Tito” Muñoz en detención. También, se puede afirmar que el martes por la noche Alex fue llevado al Hospital de San Vicente para realizarle el chequeo médico habitual.
Después pasó la noche en la comisaría 1ª sin otros inconvenientes que los que se asoman en su horizonte más próximo y quizá futuro. Cenó. Durmió algunas horas. Permaneció tranquilo, quizá demasiado para la situación en que se encuentra, se pruebe o no su participación. Poco antes del mediodía, Alex, con una campera cubriéndole el rostro, salió de su celda en dirección a la camioneta policial que lo transportaría a la fiscalía platense de Marcelo Martini, para la indagatoria. Atravesó la vereda mientras un tumultuoso vecindario intentó agredirlo al grito de “¡Asesino, asesino!”. Poco después, era asistido por la defensoría oficial cuarta, de La Plata, antes de negarse a declarar ante el fiscal. En el ínterin, lo dicho, Melazo dio curso al pedido de detención. Formalmente, Alex Cantero está acusado de homicidio agravado por el vínculo que prevé la prisión perpetua.
Su amigo Tito comparte la misma calificación, pero su estado puede tildarse de inminente. Anoche se encontraba aún en el hospital de San Vicente, reponiéndose de los dos cortes que habían buscado su yugular, a derecha e izquierda. “Su recuperación es más que normal”, señaló el parte médico, ya rozando tangencialmente las anormalidades que envuelven al caso. “En 48 horas estará con absoluta lucidez y en pleno uso de sus facultades mentales”, agregó el parte.
Fuera de esto, el caso está envuelto en misterios y desmentidas. La primera: se mencionaba un tesoro, una cifra exorbitante, nada menos que diez millones de dólares. Según las versiones, estaba enterrado en la casa quinta y era producto de la cuantiosa fortuna amasada por Pepe Cantero con su zapatería. Aunque el fiscal Martini dijo a este diario que “la historia de semejante suma es fantasiosa”, la versión se instaló con tanta fuerza y verosimilitud que comenzó a ganar en detalles: “El lugar está marcado con una estaca, junto a un árbol de mandarinas. Allí está el dinero”.
No sólo el fiscal sino dos altos jefes policiales confirmaron, mejor dicho, desmintieron a este diario la existencia del tesoro. El segundo jefe de la Departamental de La Plata, Julio Calegari, dijo que “esa historia es producto del imaginario popular, desde hace tiempo. Pepe Cantero falleció en un accidente de tránsito. El hijo (Jorge, padre de Alex) inició una demanda de unos 400 mil pesos, pero el juicio ni siquiera pasó a la etapa probatoria”. En la misma línea, el segundo jefe de la DDI platense, Néstor Faidutti, desmintió lo que por la tarde parecía que había dicho: “Hay una leyenda que circula entre los vecinos desde hace tiempo que dice que hay enterrada una cantidad de plata. También, que una vez Pepe Cantero necesitaba plata, fue a la quinta y volvió con los bolsillos llenos. Son todas leyendas que nadie que yo sepa mencionó en la causa. Yo hablé en todo momento sobre esas leyendas pero se ve que me las pusieron como cosa mía. Lo desmiento totalmente”.
Lo que todos reconocieron es que la leyenda del tesoro da vueltas sobre los techos de la casa quinta. Y de los techos de los vecinos. Ayer circuló otra versión: que habían redoblado la custodia porque los vecinos estaban dispuestos a hacer fila con palas con tal de encontrar el dinero. “Cualquiera que se acerque –dijo Calegari–, podrá observar que hay una sola camioneta, como desde el primer día.”
Segunda desmentida: según las versiones, un pai umbanda, que además es travesti, indujo a los dos amigos al crimen durante sesiones umbandistas. Y, de encontrarlo, cobraría un cachet de 50 mil pesos. “No hay ningún pai umbanda”, aseguró Faidutti. “No hay nada por el momento de que sea el autor intelectual. Ni siquiera se sabe el nombre porque nadie en la causa menciona a un pai umbanda.”
La tercera es quizá la más dudosa de las desmentidas: sostiene que se realizaron excavaciones en busca del dinero. “Había dos zonas en la quinta –señaló Faidutti– sin pasto, de un metro por un metro. En ese lugar, la tierra estaba blanda y se hundía al pisarla. Excavamos allí, el martes a la mañana, pero no en busca de ningún dinero sino del arma, que hasta ese momento todavía no había aparecido. La tierra había sido removida pero hacía varios días.” La duda que deja la desmentida está, curiosamente, emparentada con la leyenda. Quizá, como señala la voz popular, Alex había escuchado a su abuela Norma (también víctima) decir que “en esta casa hay plata como para que nadie trabaje más”. Lo cierto es que la leyenda del tesoro circulaba en el barrio. Es probable, según admitieron los investigadores a Página/12, que Alex haya creído la leyenda como si fuera verdad. Y también se especula que había cavado buscando el dinero. Lo que no explica la leyenda, por más que fuera creída como verdad, es que el móvil del parricidio sea tan sólo el dinero. Todo indica que el caso bordea la curiosidad freudiana y el manual psiquiátrico.